domingo, 23 de febrero de 2014

Elementos para una teoría bibliotecaria: primera parte


JAVIER BROWN CÉSAR

 

ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA BIBLIOTECARIA

 

MÉXICO, SEPTIEMBRE DE 2000

 

A LA MEMORIA DE NIKLAS LUHMANN


 

INTRODUCCIÓN

 

Este es el lugar más indicado para leer este libro por primera vez. El lector encontrará que este no es un libro sencillo, porque la reflexión sobre los elementos que pueden conformar una teoría bibliotecaria es ella misma, por lo general, de carácter teórico. No obstante, el lector puede encontrar una forma sencilla de leer esta obra que es la que ahora le sugeriremos. Este libro puede ser leído de varias formas, pero hay dos principales de aproximarse a su contenido.
 
La primera forma de leerlo, es de carácter selectivo. El lector puede optar por una lectura simple, evitando leer las notas al pie de página, las cuales, por lo general, contienen explicaciones o aclaraciones de carácter teórico. Para evitar complicaciones teóricas, se puede también obviar la exposición de la teoría de sistemas de Luhmann que aparece en la parte propedéutica, en el número 2 y pasar directamente a temas de interés particular. En el número 3 de la parte propedéutica, el lector encontrará una muy simplificada “historia del libro y las bibliotecas” vista bajo la óptica de una teoría de la evolución social. El número 4 de nuestra propedéutica, de hecho introduce lo que serán los temas fundamentales del resto del libro, por lo que su lectura es necesaria para dar una visión de conjunto de lo que en este libro se tratará; de hecho, quienes no estén interesados por la teoría de sistemas autopoiéticos de Luhmann o por la historia podrían comenzar su lectura en este apartado.
 
En la segunda parte, el lector encontrará un recorrido a través de la teoría de la documentación, como se ha desarrollado en España. El cometido de este recorrido no es repetir lo que se ha dicho ya en España sobre la teoría del documento, sino aproximarse críticamente a las ideas de los teóricos españoles, para intentar aprovechar aquellos elementos cuya base teórica sea más firme. El número 3 de esta parte contiene nuestra propuesta de elementos para una teoría del documento. Aquí estudiamos la definición del documento, los diferentes tipos de documentos y los usos que de ellos se hacen, así como algunos aspectos de sus autores y usuarios. 
 
En la tercera parte, el lector encontrará una reflexión sobre filosofía de la ciencia. Nuestro cometido ha sido aquí señalar la crisis de la noción tradicional de ciencia y apuntar perspectivas que permitan construir una ciencia bibliotecaria. Aquí se encontrarán elementos para una epistemología bibliotecaria que debe permitir distinguir con claridad entre los aspectos teóricos y los aspectos prácticos. A su vez, la teoría se puede enriquecer mediante una propuesta de ciencia bibliotecaria abierta a otros saberes y gracias a la constitución de una comunidad de investigadores cuya premisa sea la comunicación de conocimientos con pretensiones científicas honestas.
 
La cuarta parte trata sobre todo de cuestiones administrativas. Analizamos aquí a las bibliotecas, centros de documentación y centros de documentación e información, como Sistemas de Gestión Documental, que tienen una lógica propia y que interactúan con otros sistemas como la economía, la educación y el derecho. Como parte de los aspectos administrativos se analizan las funciones de integración de documentos al sistema y de representación de documentos para conformar medios de acceso (catálogos e interfases). Como caso ejemplar de relaciones intersistémicas, se pone el ejemplo de la vinculación Sistemas de Gestión Documental-sistema económico. El número 2 de esta sección aborda el fundamental tema de los usuarios desde las perspectivas social e individual, distinguiendo con claridad el tipo de usuarios que más interesa a la actividad y a las teorías bibliotecarias.
 
La quinta parte ubica el tema de la información en su justo lugar. Aquí procedemos, mediante aclaraciones conceptuales, a especificar mejor qué debemos entender por información y qué importancia tiene el concepto de información documental para la teoría bibliotecaria. El número 2 de este apartado asume el tema del cambio tecnológico en un entorno mundial globalizante, señalando algunos retos, resistencias, riesgos y oportunidades.
 
La lectura sencilla del libro representaría que el usuario escogiera los temas de su mayor interés y se remitiera a las partes del libro donde se abordan. Hemos procurado que cada parte tenga una estructura que vaya del todo a las partes y de lo simple a lo complejo. La lectura difícil del libro implica una labor ardua: leer parte por parte en orden, remitiéndose a las notas a pie de página para ahondar más en lo leído. Nuestra convicción es que esta forma de lectura es la mejor. Nuestra experiencia personal nos permite afirmar que quien lea este libro a detalle, se encontrará pronto en un diálogo interdisciplinario con la economía, la psicología, la teoría de sistemas, la sociología, la historia, la epistemología y otros saberes que hemos considerado relevantes para el quehacer bibliotecario.
 
Además, estamos seguros que aquellos profesionistas que provengan de otras áreas del saber humano diferentes a la bibliotecaria, se encontrarán, a partir de su dominio conceptual propio, en franco diálogo con algunos elementos básicos para conformar una teoría bibliotecaria. Creemos además que quien emprenda el esfuerzo de comprender nuestra propuesta no se verá defraudado: algo nuevo aprenderá, porque nosotros, al escribir estas páginas, hemos aprendido.
 
Hemos enriquecido este trabajo con un glosario, donde el lector podrá encontrar algunos de los conceptos clave que aquí se manejan y con una bibliografía, donde señalamos algunas obras que han sido básicas para conformar esta obra. Sólo queremos agregar que los errores que aquí se encuentren se deben obviamente a limitaciones personales. También, que las traducciones de las citas en inglés son nuestras y en muchos casos se han realizado de manera libre, pero buscando conservar el sentido del texto.
 
Finalmente, agradecemos la intención del Profesor Nahúm Pérez Paz por publicar esta obra, difícil en varios aspectos. Un agradecimiento muy especial debe ser hecho a Nancy Velina Zepeda, por su esmerada labor de revisión de los borradores y pruebas finales de este libro, así como por sus atinadas observaciones y puntuales críticas.
 
Tlacopac, San Ángel, septiembre 18 de 2000
 
 
 
 
 

PRESENTACIÓN
 
El libro que el lector tiene ahora en sus manos se parece más a una aventura en la que se exploran diferentes terrenos que a una obra acabada, de ahí el nombre de Elementos para una teoría bibliotecaria. La noción de elemento da la idea de que lo que aquí se trata es algo elemental, algo simple que está en la base de las cosas complejas que conocemos. No se trata entonces de fundamentar, en el sentido fuerte de dar las razones por las que algo es, ni de poner los fundamentos de algo, en el sentido de aportar todos los cimientos firmes y necesarios sobre los que algo puede desarrollarse y crecer. La idea de elemento que aquí contemplamos apunta más bien a descubrir aquellos componentes que permiten formar una teoría acabada.
 
Así, por ejemplo en química, la tabla periódica es una nómina comprehensiva de aquellos componentes irreductibles de todo lo real. En su tiempo, los griegos y particularmente Empédocles, pensaban que los componentes de todo lo real eran cuatro: agua, tierra, fuego y aire. Aristóteles, en sus especulaciones cosmológicas introduciría un quinto elemento: el éter, especie de materia que permite la existencia de “vacíos” interplanetarios. En nuestra época, sabemos que el aire no es un elemento en sí mismo, sino que es un compuesto que se forma a partir de otros elementos: nitrógeno y oxígeno, principalmente. La idea de Elementos para una teoría bibliotecaria se basa, siguiendo la analogía con la química, en la construcción de partes relevantes de una tabla periódica, que contemple aquellos ingredientes que permitan componer una teoría bibliotecaria elaborada. No pretendemos que los elementos que aquí se abordarán son los fundamentales, tampoco pretendemos analizar regiones enteras, como podría ser el caso si quisiéramos describir (siguiendo la analogía con la química) todos los gases nobles, sus propiedades y cualidades. Las regiones nucleares que en este trabajo se delimitan son partes de una tabla de elementos más comprensiva que tiene que formarse con nociones proveniente de distintas ciencias. 
 
El ímpetu por dar forma a una teoría bibliotecaria parte de una constatación que no es del todo evidente: cuando el discurso bibliotecario se comienza a cerrar en sí mismo, o sea, se vuelve autológico (en el sentido de un discurso que se refiere a sí mismo), las paradojas emergen gradualmente. Dos grupos de paradojas se pueden discernir con claridad. Un primer grupo de paradojas se manifiesta en déficits de racionalidad, esto es: ciertos fenómenos, hechos o relaciones causales que se dan en el ámbito bibliotecario se vuelven inexplicables desde los supuestos mismos del discurso bibliotecario; ello hace necesario recurrir a otras disciplinas como la sociología y la economía para describir, explicar y encontrar correlaciones significativas en aspectos vinculados a la dinámica de las comunidades de usuarios o para teorizar sobre el valor de los documentos. Un segundo grupo de paradojas se manifiesta cuando los bibliotecarios desarrollan discursos especializados que implican el uso de conceptos regulados, que entran en conflicto con conceptos de otros saberes que se han anticipado ya en estos desarrollos conceptuales; el caso más palpable es el uso del concepto de información que se da al interior de la comunidad bibliotecaria: se entiende la información como una especie de cosa que está ahí afuera, en el mundo real, para ser apropiada por un sujeto que es meramente receptivo (de acuerdo a como dictan las teorías cibernéticas de la información y al modelo del reflejo condicionado analizado por Adam Schaff), pero de esta forma se entra en conflicto con el concepto de información que ha sido desarrollado por la contemporánea sociología funcional estructuralista (para la cual el concepto clave para comprender los fenómenos comunicativos no es el de información, sino el del “sentido” de lo comunicado), que concibe la información como un proceso que depende del marco más comprehensivo de la comunicación social.
 
Para sugerir vías que permitan resolver las paradojas, se propone recurrir, en estos Elementos para una teoría bibliotecaria, a otros discursos científicos. Muy especialmente, el lector constatará que el ámbito bibliotecario se ubica, en este trabajo, cerca de las humanidades: en muy estrecha vinculación con las letras, pero también, y sobre todo, con la historia. También, se recurre a los saberes de las ciencias sociales de base hermenéutica dura, como la sociología y la psicología. El intento consiste en abrirse a otros ámbitos del conocimiento para, a partir de ellos, aportar elementos para la construcción de una teoría bibliotecaria comprehensiva, integral. El lector podrá extrañarse e incluso molestarse por la escasa bibliografía especializada en el ramo bibliotecario que utilizamos, pero el objetivo de este trabajo es, desde los ámbitos de la filosofía, las humanidades y las ciencias sociales, aportar algunos elementos clave para articular un discurso bibliotecario teóricamente relevante, que pueda abrirse al diálogo con otros saberes y que se caracterice por su seriedad, honestidad intelectual, apertura y consistencia. Ya al final de esta larga introducción reitero la modestia del libro que el lector tiene en sus manos: no otra es su pretensión que sugerir ideas para que, al interior de la propia comunidad bibliotecaria, se construya una teoría al nivel de lo que los tiempos exigen, si el libro que hemos presentado no sirve para sugerir vías de exploración y teorización, flaco favor se hará con su publicación.
 

PRIMERA PARTE PROPEDÉUTICA

 
1. LA CRISIS DE LA CIENCIA MODERNA
 
El interés que tenemos por desarrollar los Elementos para una teoría bibliotecaria tiene como punto de partida el reto de articular reflexiones teóricas en un momento de crisis cultural en el que la visión racionalista, mecanicista e individualista de la realidad que se originó en el modelo Newtoniano-Cartesiano es ampliamente cuestionada: “El paradigma que ha entrado en crisis es –como dice MacIntyre- el paradigma de la certeza. Según este esquema teórico, la realidad no esconde misterio alguno: sus secretos se nos desvelarán progresivamente si somos capaces de utilizar la razón de un modo correcto, de acuerdo con un método adecuado”[1]. Este paradigma se ha topado cara a cara con el misterio de lo místico ante el cual, como afirma Wittgenstein en su Tractatus hay que callar[2]. Se necesita, por ende, asumir un paradigma epistemológico alternativo que debe partir de supuestos diferentes. Por el momento, sólo cabe apuntar que la ruptura del modelo mecanicista, que implica el que todo pensamiento se encuentre atrapado en la materia y el que toda materia sea algo extenso que no piense (lo que plantea el llamado problema del puente, o sea, la cuestión de cómo pensamiento y cuerpo se pueden comunicar), sólo puede lograrse concibiendo lo social como realidad no mecánica: la sociedad no es una máquina ni funciona como una maquinaria (que es lo que por su parte expresan las metáforas de la maquinaria social y de la ingeniería social que a ella se aplica). Más difícil es quizá romper con el paradigma individualista que concibe a toda persona como un ente que puede aislarse de la sociedad y sostener sus intereses egoístas ante otras personas, de espalda a la sociedad. Y quizá más difícil aún de romper es el paradigma representacionista que implica que el alma humana es concebida como una entidad aislada del cuerpo: un espejo que refleja puntualmente la realidad[3].
 
El modelo mecanicista separaba las realidades materiales de las espirituales, dividiendo de manera absoluta las ciencias naturales de las ciencias sociales, con una carga adicional: las ciencias naturales, caracterizadas por la perfección de su base matemática debían ser entendidas como modelo de toda ciencia posible. Esta imagen del quehacer científico se está rompiendo gradualmente. La sociología funcional estructuralista de Niklas Luhmann representa, al día de hoy, el intento más acabado por superar la falsa dicotomía cuerpo/mente[4]. La teoría de la sociedad de Luhmann se caracteriza por ubicarse en una región discursiva que se coloca en el punto de encuentro de la sociología, la biología, la cibernética, la teoría de sistemas y el cálculo lógico de las formas. Se trata, por ende, de un intento vigoroso por construir una gran teoría social.
 
La teoría de la sociedad de Luhmann fungirá en este trabajo como nuestro paradigma heurístico, como nuestro modelo de indagación. Creemos firmemente que si alguna pretensión debe buscarse al desarrollar una teoría bibliotecaria debe ser precisamente la más alta: desarrollar una teoría que se abra a otros saberes relevantes y que se ubique en el cruce de diversas ciencias, ya sea en las regiones interdisciplinarias de saberes que mutuamente se apoyan (como la psicología y la sociología, para conformar la psicología social) o en regiones transdisciplinarias de saberes que abarcan todas las disciplinas, como las regiones de la teoría de sistemas, de la teoría de la comunicación, y la cibernética. El punto de partida que se ha elegido como especie de “marco teórico” que articula este trabajo, es de una complejidad inusitada. No hay mucho parecido entre los supuestos de la teoría de sistemas de Luhmann y los supuestos de la teoría de los sistemas semiabiertos postulada por los sucesores de Bertalanffy. Por ende, lo que nos corresponde ahora, es presentar esta nueva teoría de sistemas, la que, a diferencia de la anterior, no toma como punto de partida a las máquinas (como en el caso de Shannon y Weaver), sino ante todo a los organismos vivos.
 
2. LA TEORÍA DE SISTEMAS DE NIKLAS LUHMANN
 
La teoría de Luhmann, revoluciona la tradicional concepción de los sistemas sociales, pero debido a su complejidad, no ha sido todavía ampliamente difundida en México[5]. El marco teórico que a continuación se presenta, no pretende sustituir la lectura de obras como Sistemas sociales, Teoría de la sociedad y La ciencia de la sociedad, sino que es, como el GLU o la presentación de Javier Torres Nafarrate del libro Teoría de la sociedad[6], una primera aproximación. La dificultad de la teoría es patente cuando se considera que la obra introductoria tiene, en su edición española, más de 400 páginas redactadas con un estilo denso y profundo. Además, la novedad del aparato conceptual luhmanniano y la pretensión de universalidad del mismo[7] dificultan en muchos sentidos la labor de estudio; por ello, y para facilitar la comprensión de la teoría, he puesto entre paréntesis, en alemán, algunos de los conceptos fundamentales. 
 
2.1.  SISTEMA/ENTORNO
 
Desde Descartes, los filósofos buscaron un fundamento inconmovible para su filosofía, un primer principio absoluto. Descartes encontró este principio en el pensamiento[8], pero este punto de partida, además de la arbitraria distinción cuerpo/mente y de los consabidos problemas de comunicación entre ambos, inauguró la tradición racionalista, cuya forma más acabada es el idealismo absoluto de Hegel: todo lo real es racional[9]. La tradición del racionalismo cartesiano, a pesar de su aparente ruptura radical con la tradición escolástica, conservó una especie de residuo metafísico: refirió todo a la unidad de la razón. Durante más de dos milenios, y sobre todo a raíz del perfeccionismo platónico, el cosmos se concibió a partir de su referencia a lo inmutable, a lo ideal. El punto culminante del pensamiento sobre lo inmutable se dio cuando los primeros pensadores cristianos pensaron lo inmutable como lo Uno y Creador, y lo cambiante como lo múltiple y creado. La Suma Teológica de Santo Tomás es sin duda el punto de inflexión en la reflexión sobre la unidad: la Suma comienza en las cuestiones sobre el Creador para terminar con lo creado, va de lo uno a lo múltiple.
 
El punto de partida de la teoría de sistemas de Niklas Luhmann es la diferencia, no la unidad. El pensar debe entonces caracterizarse no como la actividad que forma conceptos, sino como una operación que introduce distinciones en el mundo. Luhmann es un constructivista radical: los conceptos, teorías, leyes y esquemas analíticos son constructos que permiten hacer frente a la complejidad de la realidad. Introducir distinciones es la operación fundamental porque permite aproximarse a la realidad a partir de esquemas diferenciadores: así por ejemplo, el ojo conoce gracias a la posibilidad de diferenciar los colores[10] y la razón gracias a la posibilidad de diferenciar conceptos.
 
La diferenciación resulta de una operación que introduce como distinción una forma bilateral, indicándose primero un lado de la forma y dejando el otro sin marcar, lo que implica la posibilidad de realizar una operación ulterior que permita pasar del lado marcado al lado no marcado de la forma[11]. Los sistemas resultan de una particular construcción operativa, son ante todo entidades analíticas y no realidades materiales. En la teoría se hace uso de la diferenciación para marcar el sistema, distinguiéndolo de su entorno, dándose así una forma doble: sistema/entorno, que funge como articuladora de la teoría. De esta forma, el tema central que articula la teoría de sistemas de Niklas Luhmann es la diferencia entre sistema y entorno (System/Umwelt)[12]. Los sistemas se pueden definir como unidades que deben conservar su estructura mediante operaciones ordenadoras que se dan al interior de ellos mismos, lo cual les permite mantener la diferencia con el entorno.
 
En contraste con el paradigma sistemas abiertos/sistemas cerrados, Luhmann parte de que en todo sistema hay clausura autopoiética. El concepto de autopoiesis[13] fue desarrollado por el biólogo chileno Humberto Maturana[14] para definir la organización de los organismos vivos, la cual se caracteriza por la capacidad de producir y reproducir[15], por sí misma, sus elementos constitutivos, Luhmann entiende este concepto de manera formal[16] y así lo aplica para desarrollar su teoría de la sociedad; por ello, la utilización de la noción de autopoiesis no es una mera transposición de un concepto biológico a las ciencias sociales; el concepto de autopoiesis se introduce con un fin heurístico: sugerir conexiones que son de particular interés para la sociología[17].
 
A diferencia del paradigma de los sistemas abiertos, Luhmann plantea que los sistemas no reciben ningún tipo de input[18] de materiales del entorno, la relación sistema/entorno se da mediante un acoplamiento estructural[19] (strukturelle Kopplung) que brinda al sistema los presupuestos factuales del entorno que éste no puede producir. En un entorno caracterizado por la contingencia y la complejidad (Komplexität), el sistema necesita mantener una cierta invariabilidad en sus límites y en su estructura (Struktur). Esta labor se realiza a partir de la reproducción y la diferenciación (Ausdifferenzierung/Differenzierung). “Los sistemas se constituyen y se mantienen mediante la creación y la conservación de la diferencia con el entorno... la conservación de los límites (boundary maintenance) es la conservación del sistema”[20]. El que los sistemas tengan límites no significa que estén aislados del entorno[21], sino que las operaciones del sistema son internas. Esto implica clausura operacional[22]: “En el plano de las operaciones propias del sistema no hay ningún contacto con el entorno”[23].
 
Así, el nuevo paradigma de la teoría de sistemas parte del agotamiento a que habían llegado los intentos explicativos que se basaban en el paradigma sistemas abiertos/cerrados. La nueva concepción de sistemas implica que éstos ya no son abiertos, sino que ante todo operan a partir de la clausura. Los sistemas son autopoiéticos y lo que les permite subsistir es precisamente su clausura operativa, la cual no significa independencia causal ni aislamiento recíproco; pero en las relaciones entre sistemas, lo único que puede alcanzarse es la vinculación por medio del acoplamiento estructural, con una mutua influencia entre sistemas, compatible con la completa autonomía en la esfera de sus respectivas operaciones: “La dependencia mutua se reduce a una irritación recíproca que solamente es percibida y es objeto de elaboración en el sistema irritado”[24].
 
El funcionalismo, como método[25], implica que lo que define a los sistemas no es la conformación de sus elementos o el establecimiento de relaciones con el entorno, ni siquiera sus estructuras o sus procesos, sino las operaciones que realizan[26]. Estas operaciones permiten mantener los límites y la unidad del sistema a partir de la diferenciación sistema/entorno. Existe una segunda distinción constitutiva que hay que introducir en la diferencia sistema/entorno: ésta es la que existe entre elemento y relación. El elemento es “aquella unidad no más reductible del sistema... “No más reductible” significa... que un sistema sólo puede constituirse y cambiar relacionando elementos,  y nunca mediante la desintegración y la reorganización”[27]. Elementos y relaciones se implican mutuamente: “Así como no hay sistemas sin entorno, o entornos sin sistemas, así tampoco hay elementos sin una vinculación relacional, o relaciones sin elementos”[28].
 
Por otro lado, el entorno es siempre más complejo que el sistema, esta asimetría obliga al sistema a la selectividad respecto de su entorno: “La selección es... una operación que es resultado del establecimiento de una diferencia... toda selección presupone restricciones (constraints). Una diferencia directriz organiza esa encrucijada, bajo el aspecto útil/inútil, sin fijar la elección  misma”[29]. La selección es una necesidad inherente al sistema toda vez que el entorno presenta siempre más posibilidades de las que el sistema puede actualizar. A su vez, la distinción sistema/entorno se puede repetir al interior del sistema, en esta “construcción”, el sistema se usa a sí mismo como entorno para construir sistemas parciales, los cuales constituyen distinciones sistema/entorno propias “presuponiendo la reducción de la complejidad operada por el sistema más comprensivo con respecto al entorno indeterminado”[30].
 
Pero el entorno no es un sistema, por ello “es necesario distinguir entre el entorno de un sistema y los sistemas en el entorno de dicho sistema. Esta distinción tiene un significado apenas valorado. Por consiguiente, hay que distinguir, sobre todo, las relaciones de dependencia entre entorno y sistema, de las relaciones de dependencia entre los sistemas”[31]. Adicionalmente, hay que establecer que “Al igual que en la cosmología de Einstein... la observación del mundo con ayuda de la distinción entre sistema y entorno depende de la ubicación del observador”[32]. El concepto de observador es fundamental en la teoría de sistemas de Luhmann: nuestro conocimiento del mundo depende, sin duda, de la forma como lo observamos y del punto de vista o lugar desde el cual observamos. El constructivismo radical define precisamente al conocimiento como construcción de un observador: “El conocimiento se definirá mediante operaciones de observación y descripción de observaciones. Esto incluye observaciones de las observaciones y descripciones de las descripciones. El observar se lleva al cabo cuando algo queda distinguido y cuando, en dependencia de la distinción, queda indicado”[33]. Así, las operaciones fundamentales son la observación, la descripción de observaciones, la observación de observaciones (observación de segundo nivel o de segundo orden) y la descripción de descripciones. Gracias a estas operaciones, se pueden introducir distinciones para indicar lados de una forma dual. 
 
Para terminar este apartado, es importante mencionar que, a partir de la diferencia entre sistema y entorno, y de la diferencia entre elemento y relación se pueden establecer dos maneras de examinar la descomposición de un sistema: “Una se dirige a la formación de sistemas parciales dentro de los sistemas (o con más precisión: a las relaciones internas entre sistema y entorno). La otra descompone en elementos y relaciones. En el primer caso se trata del cuarto de una casa; en el segundo, de las piedras, las vigas, los clavos... La primera forma de descomposición es proseguida por la teoría de la diferenciación de los sistemas. La otra desemboca en la teoría de la complejidad de los sistemas”[34].
 
2.2. SISTEMAS SOCIALES
 
El objetivo de la teoría de sistemas de Luhmann es ante todo de carácter sociológico: “Se trata de formular una teoría universal de la disciplina como no se ha intentado desde Parsons”[35]. El marco de referencia para el desarrollo de una teoría de los sistemas sociales, es la teoría general de sistemas, la cual sienta las bases para describir cualquier tipo de sistemas. A partir de esta base común, se deben distinguir cuatro tipos de sistemas: las máquinas, los organismos, los sistemas sociales (soziales System) y los sistemas psíquicos (véase el siguiente cuadro).
 
Sistemas
máquinas
Organismos
sistemas sociales
 
sistemas psíquicos
 
A semejanza de los sistemas psíquicos (psychisches System) y orgánicos, el sistema social se refiere a sí mismo mediante cada una de sus operaciones. La autorreferencia (Selbstreferenz) “designa la unidad constitutiva del sistema consigo mismo: unidad de elementos, de procesos, de sistema. “Consigo mismo” quiere decir independiente del ángulo de observación de otros. El concepto no sólo define, sino que también incluye una afirmación de un estado de cosas, ya que sostiene que la unidad sólo puede llevarse a cabo mediante una operación relacionante”[36].
 
Si bien la autorreferencia define en parte al sistema social, el factor constitutivo que permite diferenciar a éste de otros sistemas es la comunicación (Kommunikation): las operaciones y elementos constitutivos últimos del sistema social son comunicaciones. La comunicación “Es una operación social porque presupone el concurso de un gran número de sistemas de conciencia, pero precisamente por eso, como unidad, no puede ser imputada a ninguna conciencia sola. Es social porque de ningún modo puede ser producida una conciencia común colectiva, es decir, no se puede llegar al consenso en el sentido de un acuerdo completo; y, sin embargo, la comunicación funciona. Es autopoiética... en la medida en que puede ser producida sólo en un contexto recursivo con otras comunicaciones y, por tanto, sólo en una trama a cuya reproducción concurre cada una de las comunicaciones”[37]. Lo que distingue a la comunicación de los procesos biológicos y la hace una operación específica de los sistemas sociales es que “es una operación provista de la capacidad de autoobservarse”[38].
 
La autoobservación es una operación propia de los sistemas de sentido (Sinn), que les permite remitir a otras posibilidades más allá del dato actualizado. El sentido, en  tanto que experimentar o actuar se determina sólo en las operaciones de un sistema social (comunicaciones) o de un sistema psíquico (pensamientos). “En su totalidad, el sentido[39] es... un procesamiento conforme a diferencias que, a decir verdad, no están supuestas como tales, sino que adquieren su aplicabilidad operativa sólo debido a la plenitud del sentido mismo... La automovilidad del acontecimiento de sentido es, por excelencia, autopoiesis”[40]. Mediante la autoobservación, los sistemas sociales y psíquicos pueden informarse a sí mismos y recabar nuevos conocimientos de sí.
 
En la teoría de la sociedad de Luhmann comunicación e información se distinguen entre sí. En la comunicación, el emisor puede denominarse (un poco inusualmente) alter, y el receptor, ego. “La diferencia entre información y acto de comunicar abre por sí sola extensas posibilidades para el análisis. Dado que ambas requieren interpretaciones con sentido, el comunicador alter se ve ante un dilema. Dos enlaces incompatibles se ofrecen a su autocomprensión. Respecto de la información, se tiene que comprender a sí mismo como parte del mundo con sentido, en el cual la información es correcta o falsa relevantemente: el acto de comunicar es válido, puede ser entendido. Como alguien que comunica, tiene que otorgarse a sí mismo la libertad de hacerlo o no; en un sentido, debe entenderse a sí mismo como parte del conocimiento universal que se puede conocer, ya que la información lo remite a sí mismo (de otra manera no podría manejarla). En el otro sentido, dispone de sí mismo como sistema autorreferencial”[41]. Para clarificar aún más la diferencia entre información y comunicación debe considerarse que, mientras que la información es ante todo “un acontecimiento que selecciona estados del sistema”[42], la comunicación es una unidad de tres cifras: “El primer término designa la propia selectividad de la información; el segundo, la selección de su contenido; el tercero, la expectativa[43] de éxito, es decir, la expectativa de una selección de aceptación”[44]. Así, la comunicación debe entenderse como la síntesis de tres selecciones, como unidad de información, acto de comunicar y acto de entender (comprensión).
 
Por otro lado, “La reunión de información , acto de comunicar y expectativa de éxito en un acto de atención presupone “codificación”. El acto de comunicar debe duplicar la información, es decir, debe dejarla afuera, por un lado, y, por el otro, utilizarla para la participación comunicativa y darle para eso una forma secundaria, por ejemplo una forma de lenguaje (quizá fonética, de escritura, etcétera)”[45]. El código (Code) es  la “regla de duplicación que permite relacionar toda entidad que caiga en su campo de aplicación con una entidad correspondiente”[46]. En tanto que regla de duplicación, el código implica un esquema binario que excluye terceros valores, así por ejemplo, la comunicación científica “se diferencia al interior de la sociedad gracias a la orientación verdadero/no verdadero, y constituye un sistema autopoiético cuyas operaciones se refieren a comunicaciones precedentes orientadas a lo verdadero/no verdadero (en cuanto éstas fijan las condiciones y las posibilidades de verdades posteriores) y sucesivas...”[47]
 
La binariedad facilita el paso de un valor de la distinción a un valor contrapuesto (por ejemplo legalidad e ilegalidad) pero presenta la dificultad de que al excluir un tercer valor puede llevar a la presencia de paradojas, latentes o no. La paradoja (Paradoxie) se crea cuando las condiciones de posibilidad de una operación son al mismo tiempo condiciones de su imposibilidad (un ejemplo podría ser el siguiente: supongamos dos enunciados A y B; el enunciado A dice: el enunciado B es verdadero, el enunciado B dice: el enunciado A es falso). Por ello, al formar estructuras, cada sistema debe actuar para excluir la paradoja, para desparadojizarse, evitando así el bloqueo de sus propias observaciones. Esta desparadojización puede realizarse al introducir condiciones que vuelvan asimétrica la circularidad de la autorreferencia, impidiendo así el corto circuito de los envíos al interior de la distinción utilizada. La asimetrización (Asymmetrisierung) interrumpe así la autorreferencia pura de la tautología inherente al código.
 
El problema de las relaciones alter/ego al interior de la comunicación, como función constitutiva del sistema social, da particular relevancia al tema de la doble contingencia (doppelte Kontingenz). La situación básica de la doble contingencia es sencilla: “dos cajas negras, a causa de quién sabe qué casualidades, entablan relación una con la otra; cada una determina su propia conducta por medio de operaciones autorreferenciales complejas dentro de sus propios límites. Lo que queda a la vista es, por lo tanto, y necesariamente una reducción. Cada una presupone lo mismo respecto de la otra. Por eso, las cajas negras, pese a todo el esfuerzo y a toda la inversión de tiempo (¡ellas mismas siempre son más rápidas!), permanecen sin transparencia una para la otra”[48]. A estos sistemas no transparentes de ego y el alter, se les puede agrupar bajo la denominación de personas, entendiendo esté término como “aquellos sistemas psíquicos que son observados por otros sistemas psíquicos o sociales”[49]. El problema de la intransparencia de las personas no solamente se relaciona con la pregunta de cómo sea posible el orden social, sino también con el hecho de que la comunicación es un evento extremadamente improbable: no solamente ego puede rechazar las comunicaciones de alter, sino también, debe comprender el mensaje de alter[50]: “La comunicación es selectividad coordinada. Sólo se genera cuando ego fija su estado con base en una información que se ha comunicado”[51].
 
Las improbabilidades que se presentan en la comunicación son de tres tipos: las referidas a la selección de la información, las referidas a la comunicación y las referidas a la comprensión o acto de entender. La “superación de estas barreras” se da a partir de logros evolutivos[52] que sirven funcionalmente para transformar lo improbable en probable. Los medios son estos logros evolutivos que “sirven funcionalmente para transformar lo improbable en probable”[53]. Para hacer probable que ego entienda lo que pretende alter se ha desarrollado el lenguaje (Sprache), el cual intensifica la comprensión de la comunicación más allá de lo perceptible. Con base en el lenguaje, se han podido desarrollar los medios de difusión (Verbreitungsmedien): la escritura, la imprenta, el teléfono, el telefax, la radio, el cine y la televisión; estos media hacen probable el que la comunicación alcance a sus destinatarios. Por último, para asegurar la probabilidad del éxito de la comunicación, es decir, para que se la acepte y tome en cuenta, se han desarrollado los medios de comunicación simbólicamente generalizados (Symbolisch generalisierte Kommunickationsmedien): la verdad científica, el amor, el  dinero (o propiedad/dinero), el poder (o poder/derecho), el arte (Kunst), y los valores  (Werte). Así, puede afirmarse que “las improbabilidades del proceso comunicacional y la manera como se superan y transforman en posibilidades, regularizan a la vez la construcción de los sistemas sociales”[54] Por ello: “Hay que entender el proceso de la evolución sociocultural como transformación y expansión de las oportunidades para una comunicación exitosa, como consolidación de las expectativas alrededor de las cuales la sociedad construye más tarde sus sistemas sociales”[55].
 
Pero el giro más radical de la teoría de la sociedad de Luhmann es que el sistema social no está constituido por personas: las personas son el entorno del sistema social. Esta revolucionaria y radical concepción es quizá una de los aspectos de la teoría de más difícil apropiación. La concepción tradicional de los sistemas adscribía al hombre al sistema social[56], lo hacía parte de él, como un engrane lo es de una máquina (la maquinaria social); pero bajo la óptica de Luhmann, el hombre no aparece como una sustancia asimilable a un sistema, sino como un entorno de enorme complejidad, que no puede adscribirse, como unidad, a ningún sistema en particular: El que el hombre es parte del entorno “ha sido entendido como si el ser humano no desempeñara ningún papel en esta teoría, como si se tratara de una magnitud descuidada. Quien llegue a esta conclusión no ha entendido el planteamiento... En esta teoría, el hombre no se pierde como entorno del sistema, sólo cambia la posición jerárquica de la que gozaba en la antigua teoría europea de la sociedad civil. Quien considera seriamente al ser humano como una unidad concreta y empírica, formada física y química, orgánica y psicológicamente, no puede concebir al individuo como parte del sistema social... A la sociología tradicional que como teoría de la acción remite al “sujeto”, habría que reprocharle que, precisamente ella, no toma en serio al ser humano cuando habla de él mediante construcciones nebulosas y sin referencias empíricas”[57].
 
Finalmente, cabe mencionar que, a diferencia del planteamiento teórico de Talcott Parsons, en el que se habla del sistema social en singular, Luhmann propone distinguir tres tipos de sistemas sociales: interacciones, organizaciones y sociedades. Estos sistemas son irreductibles entre sí, aunque todos ellos son sistemas que producen sentido. La interacción (Interaktion) es un sistema social que requiere de la presencia física de los interlocutores de la comunicación para formar límites de interacción y para la selección de lo que se ha de admitir como comunicación. La organización (Organisation) es un sistema social que se constituye con base en reglas de reconocimiento que lo hacen identificable y que le permiten especificar sus estructuras propias. La sociedad (Gesellschaft) es el sistema social que comprende todas las comunicaciones, por ende, fuera de la sociedad, no existe comunicación posible.
 
Un esquema puede servir para resumir los niveles de análisis de los sistemas mencionados:
 
sistemas
máquinas
organismos
sistemas sociales
 
sistemas psíquicos
 
 
interacciones
organizaciones
sociedades
 
 
2.3. LA DIFERENCIACIÓN DE LA SOCIEDAD
 
La llamada postmodernidad nos inquieta porque su definición cabal se nos escapa de las manos. Lyotard la concibe desde un punto de vista cognoscitivo: postmoderna es una humanidad para la que ya han dejado de existir grandes relatos, meta-relatos; estos relatos articulaban expectativas sociales bajo principios únicos, por lo que el pluralismo de las sociedades contemporáneas los hace inviables como interpretaciones válidas del mundo, de la salvación o redención del género humano y de la realidad social o natural. Esta es sólo una forma de ver las cosas, una perspectiva. Luhmann explica esta transformación mediante una teoría de la evolución social: se trata del paso de un orden estratificado a una sociedad funcionalmente diferenciada.
 
La teoría de la evolución social de Luhmann identifica cuatro formas fundamentales de organización (diferenciación) social, a las que corresponden sendos períodos históricos: a) las sociedades segmentarias, en las cuales la familia se constituye en la forma a partir de la cual la sociedad es diferenciada (esto corresponde a las sociedades arcaicas, tribales); b) las sociedades citadinas, las cuales se apoyan en formas de diferenciación que se basan en la existencia de desigualdades sociales (en este caso se encuentran los primeros imperios); c) sociedades estratificadas, que nacen porque un estrato superior se cierra y diferencia con respecto a un estrato inferior, por ello, la “identificación de los subsistemas requiere una definición jerárquica de sus entornos en términos de rango o de igualdad/desigualdad”[58] (aquí nos encontramos ya en la Europa del tardo Medioevo y del inicio de la modernidad); d) sociedades funcionalmente diferenciadas, en las cuales se dan subsistemas parciales para las funciones sociales (esta diferenciación se inicia, siguiendo las ideas de Max Weber, sobre todo en los campos de la economía y el derecho que constituye el poder estatal moderno[59]) y que cobra plena forma en el siglo XX.
 
El orden funcional de la sociedad dinamita las jerarquías sociales y relativiza el papel de los subsistemas: ninguno puede reclamar, para sí mismo, la prioridad; ni siquiera el sistema económico: “Una sociedad organizada en subsistemas no dispone de ningún órgano central. Es una sociedad sin vértice ni centro. La sociedad no se representa a sí misma por uno de sus, por así decir, propios subsistemas genuinos”[60]. En este orden social funcional: “La diferenciación de un sistema parcial para cada función significa que para este sistema (y sólo para éste) tal función goza de prioridad ante las demás funciones”[61].
 
La sociedad contemporánea es el primer caso de una sociedad mundial en la que las fronteras geográficas cerradas se desdibujan colapsando en sus cimientos la base teórica de los Estados modernos: el concepto de Estado nacional, el cual sin duda no puede ser sustituido ya por la Nación estado. Además, el viejo concepto de Estado, propio de un orden bidimensional, suponía un esquema de dominación basado en la división gobernantes y súbditos o la dicotomía artificial entre sector público y sector privado, pero las sociedades contemporáneas requieren de un sistema político tridimensional: “En el ámbito del sistema social, el tránsito de una diferenciación estratificada a otra funcional ha provocado modificaciones decisivas. En el sistema político esto corresponde al tránsito de una diferenciación bidimensional a otra tridimensional”[62]. Así, se da paso a “la triple diferenciación de Política, Administración y Público, a las que, en particular en el ámbito de la Administración, pueden incorporarse jerarquías de competencias y mandatos”[63].
 
Podemos hablar también de poderes emergentes en nuestras sociedades contemporáneas. Ante el poder de los gobernantes se confronta el poder de los ciudadanos, desgraciadamente, expresado de forma muy esporádica en las urnas; ante el poder de la economía y la política se opone el poder de los medios, el cual debe aceparse como algo dado: “Tanto el público como la política han de aceptar algo como dado que no se puede alterar: un campo de resonancia para actividades y acontecimientos, que si bien puede influenciar en sus propias acciones, no puede ser nunca controlado del todo por ellos. Lo que elude el control no son tanto los acontecimientos individuales, cuanto el contexto al que la opinión pública se refiere y en el que ésta adquiere su sentido propio”[64].
 
Comienza a surgir también el llamado tercer sector, el cual se caracteriza por evadir la lógica de pago inexorable del sistema económico y la lógica electoral del sistema político para consolidarse como un sector no lucrativo, que articula prácticas sociales e iniciativas solidarias[65]. Ante estos poderes emergentes cabe cuestionar cuál es el papel de las bibliotecas en estos momentos. ¿Es posible que existan sistemas bibliotecarios emergentes que en la dinámica sistémica se consoliden como sistemas autopoiéticos?
 
Niklas Luhmann en ningún momento menciona a las bibliotecas como posibles sistemas y esto es inquietante. Tal vez haya que subsumir las bibliotecas bajo los sistemas denominados organizaciones, pero esto parece limitar su papel. La propuesta que aquí se conformará implica afirmar que, dentro de la lógica de la sociedad funcionalmente diferenciada, junto con los sistemas de la economía, el derecho, la familia, la política, la religión, el arte y la ciencia, deben desarrollarse Sistemas de Gestión Documental, debido a la importancia que la administración de grandes “mundos” de documentos tiene en estos momentos. Por el momento, apuntemos la idea de que es posible que, tanto las bibliotecas, como los archivos, centros de documentación y centros de documentación e información se constituyan como sistemas de gestión documental, para indagar cómo se han formado históricamente las bibliotecas y cuál ha sido su rol histórico. Pasaremos así, de las consideraciones teóricas a las cuestiones evolutivas, analizando con más detenimiento el proceso de diferenciación de la sociedad pero en su referencia a la escritura, los medios de difusión, los documentos y la organización de los documentos. 
 
3. EVOLUCIÓN
 
Ante la emergencia de un arte o una ciencia, se suele plantear el problema de la justificación de este nuevo dominio. Solemos buscar las causas de las cosa, preguntarnos por qué algo es o por qué algo es como es. El problema que aquí se plantea se vincula con el principio de razón suficiente de Leibniz: si algo existe debe tener alguna razón de ser[66]. La tentación común es justificar la existencia de un nuevo saber en términos redentoristas o salvacionistas. Esta es la tentación en la que incurre, a mi juicio, Miguel Ángel Rendón Rojas[67], cuando al abordar los temas de la alienación (de origen marxista) y la inautenticidad (de origen heideggeriano), considera a la biblioteca como una opción de desalienación y autenticidad: “La biblioteca le proporciona al hombre la oportunidad de llegar a una existencia auténtica por medio del lenguaje...”[68]. En esta obra, planteamos una perspectiva mucho más humilde, que se relaciona estrechamente con lo expresado por Ortega y Gasset: “La organización colectiva de la producción libresca no tiene nada que ver con el tema de la libertad como no tiene que ver con él la necesidad que se ha impuesto de reglamentar la circulación en las grandes urbes”[69].
 
El problema de la existencia inauténtica en Heidegger se plantea en el plano ontológico, y en esto tiene razón Rendón Rojas, pero la inautenticidad es consustancial a la naturaleza humana: es una especie de caída necesaria: ”Las habladurías, la avidez de novedades y la ambigüedad caracterizan el modo en que el “ser ahí” es cotidianamente su “ahí”, el estado de abierto” del “ser en el mundo”. Como determinaciones existenciarias que son, estos caracteres no son “ante los ojos” en el “ser ahí”: contribuyen a constituir su ser”[70]. La caída es entonces, un constitutivo del ser-ahí (del ser humano), es como si de alguna manera todos tuviéramos que volver a vivir en carne propia la experiencia de la tentación, del pecado, de la traición, de la negación y de la crucifixión.
 
Pero más allá de estas reflexiones, que lindan con el ámbito de la teología, es fundamental considerar que en ningún momento Heidegger habla acerca de un salir de la inautenticidad mediante útiles: la “recuperación” de la existencia auténtica no es en el fondo más que una toma de consciencia de la particular situación existencial del “ser-ahí”. Ciertamente, a través del lenguaje se muestra el ser, pero también se puede ocultar. Rendón Rojas desconoce o ignora intencionalmente que la salida de la existencia inauténtica, para Heidegger, sólo se realiza por una muy particular toma de consciencia ante la muerte inminente, esto significa que la autenticidad no se realiza a partir de instituciones como la biblioteca o de documentos como el libro, sino de la toma de consciencia del ser ahí como un ser para la muerte[71], labor que ciertamente puede ser facilitada (u obstaculizada) por el libro pero también por otros medios. Además, para Ortega y Gasset el documento presenta una naturaleza dual innegable; así como un libro puede desalienar también puede alienar o ser instrumento para la alienación: “... cuando se lee mucho y se piensa poco, el libro es un instrumento terriblemente eficaz para la falsificación de la vida humana”[72]. ¿Dónde está entonces la fundamentación ontológica de lo bibliotecario si se puede afirmar con certeza que el documento puede liberar y que también puede esclavizar[73], que puede utilizarse para manipular[74] y para someter?
 
Por otro lado, el planteamiento de base marxista que basa la fundamentación ontológica de la Bibliotecología en términos de desalienación parece dudoso en extremo: no creemos que la misión del bibliotecario sea desalienar o hacer auténtico al género humano (o más humildemente, a una persona o a un grupo social). Particularmente, , desconfiamos de aquellos que, bajo la máscara de las buenas intenciones, promueven una retórica salvacionista en la que exigen el sacrificio personal o manipulan los intereses personales en aras de una causa utópica o de un interés egoísta que en el fondo, en lugar de liberar, mantiene el sometimiento y la dominación, pero de manera mucho más cruel y enérgica (en este sentido, el caso de la Revolución Rusa con su disfrazada dictadura burocrática y sus cruentas purgas me parece un ejemplo muy ilustrativo de cómo manipular al ser humano con argumentos mesiánicos).
 
En nuestra concepción, la “fundamentación ontológica” también se refiere al ser humano, pero no al hombre alienado o inauténtico, sino a la historicidad inherente a todo lo humano. Para esta forma de fundamentación también se puede recurrir a Heidegger: “El “ser ahí” tiene fácticamente en cada caso su “historia” y puede tenerla porque el ser de este ente está constituido por la historicidad”[75]. Bajo esta concepción desmitologizada, el ser humano no nació para ser ángel ni demonio, sino para vivir su propia vida y realizar su propio proyecto de vida. La razón de ser de la teoría bibliotecaria es, para mi punto de vista, mucho menos pretenciosa que la desalienación del género humano: ante todo la actividad Bibliotecaria surge (como otras actividades que se profesionalizaron en el siglo XX[76]) como una forma de reducir la incertidumbre y buscar la racionalidad y el orden ante la emergencia de nuevas realidades. Por ello, esta “fundamentación” se realiza a partir de un enfoque evolutivo que debe dar cuenta de tres emergencias sistémicas o de tres realidades que incrementan el gradiente de complejidad[77] y que exigen una reflexión teórica profunda: la escritura, los medios de difusión denominados documentos y la organización documental realizada en las bibliotecas.
 
3.1. EVOLUCIÓN DE LA ESCRITURA
 
La aparición del hombre en la Tierra se ha situado en una fecha probable[78], que permite ubicarnos como una de las especies más recientes que han poblado este planeta. Podemos imaginar un nacimiento de la humanidad donde el hombre se encontraba solo ante las fuerzas naturales, con uno de los sistemas instintivos menos desarrollados, pero con una de las inteligencias más poderosas, que compensaba ampliamente su debilidad instintiva relativa[79]. Una de las primeras conquistas del ser humano fue, sin duda alguna, el desarrollo de un lenguaje oral complejo[80], que ya no se reducía a la mera emisión de sonidos, sino que en un mayor nivel de elaboración, permitió conjuntar varios sonidos para estructurar palabras y frases. El desarrollo del lenguaje articulado representa ya un logro evolutivo[81] que introduce la diferencia, mediante representaciones que difieren de los gestos[82], los movimientos corporales[83], los sonidos guturales y los “ruidos” del entorno: “... resulta necesario que las formas lingüísticas, es decir, las palabras, cumplan ciertas condiciones. No deben exhibir ninguna semejanza con otro tipo de objetos perceptibles (ruidos, imágenes, etcétera), pues ello provocaría una constante filtración y pérdida de las mismas en el mundo de la percepción”[84]. El logro que representa el lenguaje articulado[85] introduce una complejidad dual: por un lado tiende a hacer más probable el hecho de la comunicación[86], pero por otro, debido a su abstracción, introduce la improbabilidad de que alter comprenda a ego si alter no es competente en el código de ego.
 
Con respecto al lenguaje, la escritura representa un notable logro evolutivo. Una adquisición evolutiva de un alto nivel de complejidad que pasó por un lento proceso de desarrollo[87]. A diferencia del lenguaje oral, constituido como un medio de comunicación auditivo, la escritura introduce una diferencia esencial en el plano temporal: mientras que la comunicación oral exige presencia simultánea y comprensión entre alter y ego (emisor y receptor) la comunicación escrita puede desarrollarse en ausencia de alter y no requiere de ningún tipo de presencia simultánea[88]: alter puede comunicarse con ego desde la tumba: “Para las expresiones escritas no es necesario que el escritor siga vivo: uno de los usos más remotos específicamente comunicativos de la escritura consistía, en efecto, también en el hecho de que ofrecía a los muertos la ocasión de hablarles a los vivos. En particular los egipcios, en sus inscripciones funerarias, han usado intensamente esta posibilidad de la autocontinuación más allá de la muerte”[89].
 
Las primeras evidencias de lenguaje escrito se encuentran en las pinturas rupestres[90], aunque en estas obras, la escritura se confunde a tal grado con el arte y la magia, que es difícil desentrañar los significados escritos si se prescinde de los aspectos mágicos[91]. De cualquier forma, la plasmación de imágenes en algún tipo de soporte físico marca uno de los más importantes acontecimientos en la historia del género humano, ya que permite dar mayor permanencia y duración al lenguaje, mediante algún tipo de soporte o medio físico. El hecho de que la comunicación oral requiera de la simultaneidad, plantea el tema de la memoria, del recuerdo y del olvido. En este sentido, las primeras formas ideadas por el hombre para conservar su mensaje por un tiempo indefinido, fueron “auxiliares de la memoria”[92]. Así, puede afirmarse, que el largo proceso de evolución de la escritura que dio lugar al alfabeto tiene que ver con un problema de memorización: “En el caso del alfabeto parece que lo que echó a andar la reproducción por escrito de todo el patrimonio cultural fue la preocupación y el cuidado por mejorar la mnemotecnica para los textos orales, quizá bajo la presión de la competencia de un gran número de cantores y poetas”[93].
 
El desarrollo de la escritura representó un notable avance en la historia de la humanidad y un paso que iba más allá de la forma de transmisión oral del conocimiento. El lenguaje escrito, inicialmente pictográfico[94], o sea formado por imágenes que representaban acontecimientos e interpretaciones de la naturaleza, comenzó a evolucionar. La imagen que representa a la batalla tiene el inconveniente de que para poder representarla es necesario reproducirla casi en su totalidad (algo parecido a la narración de Jorge Luis Borges en que el plano de una ciudad es esta ciudad misma reproducida con todo detalle, de tal manera que terminan existiendo dos ciudades: la real y la plasmada por el plano, la cual es idéntica a la real). Con esto se da paso a una nueva forma de lenguaje escrito, el ideograma[95], el cual es un signo que representa, ya no un hecho real y concreto, sino una idea más general (este lenguaje ideográfico escrito es el que prevalece aún en nuestros días en China y, con ciertas transformaciones y simplificaciones, en Japón).
 
El lenguaje escrito ideográfico y pictográfico, al referirse directamente a una imagen, representa un estadio evolutivo anterior a la vinculación de signos con sonidos. Este logro evolutivo se puede ver claramente en los fonogramas egipcios y mexicanos, los cuales utilizan imágenes que no representan ya un objeto sino un fonema, bajo la forma de fonograma[96]. Los fonogramas egipcios[97] se hayan en un nivel mayor de complejidad, que los ideogramas chinos, ya que el ideograma tiene un carácter monosilábico, pero el fonograma es polisilábico (cabría aquí recordar las dificultades que Champollion tuvo para descifrar la piedra de Roseta y cómo el descifrar la palabra Cleopatra permitió un enorme avance en el desciframiento de los jeroglíficos egipcios[98]).  Los fonogramas polisilábicos egipcios y los fonogramas mexicanos son una especie de paso previo a la escritura silábica cuneiforme de Babilonia[99] y al alfabeto semita[100]. El alfabeto, con su mayor nivel de abstracción y su capacidad de representación, ha prevalecido hasta nuestros días como forma ideal de comunicación escrita[101]. 
 
La escritura representa un logro evolutivo de enorme repercusión, cuyos efectos resume Luhmann así:
 
“1. La escritura refuerza la diferenciación del sistema social a través de una procesualización de los símbolos comunicativos, que es posible sólo en la sociedad y a través de la ampliación y la delimitación autodeterminada de un radio de acción para la selección;
2. en cuanto que excluye los controles de la interacción, la escritura acrecienta el riesgo de la autoilusión y de la heteroilusión y el riesgo del rechazo de las comunicaciones; también ante esto es posible reaccionar sólo en la sociedad mediante apropiadas instituciones auxiliares;
3. la escritura lleva a una más fuerte diferenciación y elaboración de las distintas dimensiones de sentido, con la ayuda, respectivamente, de dimensiones específicas; es decir, lleva a la objetivación de la dimensión temporal, a la objetivación de los temas de la comunicación... y al aislamiento de la dimensión social, en la cual los puntos de vista y las pretensiones de posición de los participantes pueden estar reflejadas en un proceso de comunicación”[102].
 
3.2. EVOLUCIÓN DE LOS MEDIOS DE DIFUSIÓN
 
La escritura como logro evolutivo originado en el esquema recuerdo/olvido y en las limitaciones de la memoria individual[103], es un medio de comunicación del conocimiento que requiere de algún tipo de soporte físico para existir. La escritura es propiamente una forma de transmisión del conocimiento que requiere de un medio: este medio es el soporte documental o documento[104]. Por ello, la evolución de la escritura y la evolución de los medios de difusión (documentos) de la misma son procesos que corren, en cierta forma, paralelamente. Junto con la escritura también evolucionan los diferentes soportes o medios físicos que permitían de alguna manera "almacenar" los signos que conforman el lenguaje escrito, para su posterior difusión. Las cortezas de los árboles pueden ser sustituidas por piedras[105], ya que estas últimas se deterioran con mayor lentitud. Pero la dificultad de trabajar con piedras es también grande, por lo que el hombre desarrolla otros soportes. Algunos soportes presentan semejanzas con las piedras en cuanto a su dureza, aunque gravar sobre éstos era más sencillo, nos referimos a las tablillas de arcilla[106] desarrolladas sobre todo por la civilización Babilónica[107].
 
De las tablillas de barro y arcilla hay un paso muy importante a soportes mucho más delicados y que permitían trabajar, ya no con instrumentos de grabado, sino propiamente con instrumentos de escritura, ya no con cuñas, sino con "plumas" y "tintes" naturales. Nos referimos al papiro[108], desarrollado en Egipto[109] y obtenido de la planta del mismo nombre. El papiro presentaba ventajas notables con relación a las tablillas de barro y arcilla, no sólo en cuanto a la facilidad para "escribir" sobre él, sino también en cuanto al menor espacio que ocupaba, a la mayor cantidad de signos que era posible gravar sobre él y a la facilidad que presentaba su almacenamiento (ya que podía hacerse rollo). Durante mucho tiempo los rollos de papiro fueron el soporte ideal, pero las grandes dificultades relativas a la poca abundancia de esta planta llevaron a su sustitución gradual por otros tipos de soportes, desarrollados sobre todo en el Imperio Romano y durante la Edad Media: las tablillas de cera[110] y el pergamino[111].
 
Las tablillas de cera[112] presentaban una gran desventaja (además de que en cierta forma son una involución a la forma de soporte del tipo de la tablilla de barro): no eran un medio permanente o un soporte que permitiera que los signos contenidos en ellas permanecieran por mucho tiempo, inclusive este carácter permitió que se desarrollaran los palimpsestos, los cuales eran de alguna forma soportes reutilizados (o como diríamos ahora, reciclados), en los que los viejos signos eran borrados y raspados para incorporar nuevos signos, y en el fondo un nuevo texto, y por ende otro documento diferente[113]. El pergamino, desarrollado a partir de las pieles de los animales (principalmente la de cabras y ovejas[114]) proporcionó un medio físico en el que era posible trabajar haciendo uso de técnicas de escritura. Pero la necesidad de contar con grandes cantidades de pieles presentaba la desventaja relativa a la poca abundancia[115] de animales con piel adecuada y a los problemas relativos al tratamiento del material (muerte del animal, extracción de la piel, raspado y secado de la misma y preparación para que pudiera funcionar como soporte documental).
 
El papel[116], inventado por los chinos, permitió contar con un medio físico más abundante que el pergamino y con un proceso de tratamiento y preparación mucho más sencillo. El auge del papel como soporte ha sido enorme, ya que los materiales con los que se elabora, se encuentran con mayor abundancia en la naturaleza, además, permite la mayor permanencia de los signos, la fácil escritura sobre él y su fácil almacenamiento y manejo. A la par, el desarrollo de la imprenta de tipos móviles realizado por Gutenberg[117] permitió la producción y reproducción masiva del libro como un notable logro evolutivo de alto impacto[118]. Los impactos de la imprenta y del libro son analizados por Luhmann de la siguiente manera:
 
1. “La impresión del libro y las clases en la escuela con base en los textos impresos exigen que la lengua se uniforme. A partir del siglo XVI se afirman las lenguas nacionales estandarizadas, que pronto se vuelven un instrumento político de nacionalización y sustituyen cada vez más al latín como lengua de la tradición del saber[119]. Además, con la imprenta, se vuelve útil fijar textos que transmitan el saber que antes se transmitían oralmente.
 
2. “Por primera vez se hace visible la complejidad del material existente como, por ejemplo, en la jurisprudencia. Se puede examinar, erigir, confrontar, mejorar. Algunas costumbres jurídicas regionales se ponen por escrito para la imprenta y así, gradualmente son sustraídas de la jurisdicción local (el propietario fundante).  Ahora se puede disponer de manera centralizada. Aun para el resto se ve únicamente, sólo ahora, que tan confuso, contradictorio y casi imposible de aprender, por lo cual nace una necesidad urgente de disponer de cuadros generales de simplificaciones, de métodos nuevos de sistematización; se detecta una necesidad de descartar todo lo que ha sido superado y lo inútil.
 
3. “También bajo otros aspectos la imprenta tiene relación con la orientación de la comunicación en la dimensión temporal. Por ejemplo, se vuelve sensato el dirigir la comunicación a muchos destinatarios que viven contemporáneamente. Las introducciones de los libros entregados a la imprenta dan una imagen clara de que esta posibilidad se percibe como nueva. 
 
4. “Hasta la imprenta, se partía de un primado de la comunicación oral, y a la escritura se le veía esencialmente como medio para anotar y para afirmar contenidos que aún debían comunicarse o, al menos, no se había concebido una distinción clara entre medio de anotación y medio de comunicación. Communicatio significaba: producir comunidad, dar a conocer: y así, después de la invención de la imprenta, se podía tener la idea de que la máquina misma comunica. Por último la imprenta hace imposible comprender la escritura como simple anotación[120]”.
 
Pero el papel no es el soporte más reciente, ni el libro el único medio de difusión posible. Principalmente en nuestro siglo[121] han surgido una gran cantidad de medios como: los fotográficos (fotografías y películas), electromagnéticos (cintas, casetes y videos) y los ópticos (discos compactos). Estos últimos medios físicos o soportes que se han desarrollado principalmente en este siglo[122], no han sustituido todavía al papel, inicialmente por razones de costo y poca abundancia de los materiales, pero fundamentalmente porque para su utilización se requieren instrumentos (o máquinas) de decodificación (reproductores de cintas, casetes y videos, computadoras y lectores de discos compactos) complejos, que no pueden funcionar con energía puramente mecánica y que no son accesibles para muchas personas.
 
La revolución de los microprocesadores transformó radicalmente el mundo de los documentos. En la actualidad, hablamos de páginas de Internet, de libros electrónicos y de bibliotecas virtuales. Pero, a pesar de las innovaciones tecnológicas, el documento sigue siendo una realidad, en la que ciertamente se ha transformado el formato y el medio material de existencia. Cuando hablamos, por ejemplo, de una página de Internet, también nos referimos a un documento o conjunto de documentos que ocupan un lugar, este lugar esta dado por la dirección de la página y se refiere a una posición que el documento tiene en el vasto ciberespacio.
 
3.3. EVOLUCIÓN DE LA ORGANIZACIÓN DOCUMENTAL
 
Las bibliotecas han tenido una historia que, en cierta forma, corre de manera paralela a la de la escritura y los medios de difusión denominados documentos[123]. Las primeras bibliotecas nacieron a raíz de la necesidad de contar con un recinto donde cierto tipo de documentos pudieran resguardarse. Esto significaba, entre otras cosas, que algunos de los primeros soportes desarrollados tenían un contenido que no era de uso colectivo. Además, estas primeras bibliotecas estaban por lo común en templos religiosos[124] o en los palacios de quienes gobernaban las primeras ciudades[125]. El contenido material de estos acervos era fundamentalmente: conocimientos astronómicos y médicos, relación de tributos y territorios, y leyes y códigos de carácter predominantemente civil y político. Los primeros bibliotecarios quizá fueron sacerdotes, lo que se explica fácilmente debido al enorme poder que el saber de carácter religioso tenía en la antigüedad[126].
 
En un principio, el médico brujo, chamán o líder religioso de la tribu, era el hombre facultado para servir de intermediario entre las fuerzas de la naturaleza y los deseos de los hombres de la tribu, era poseedor de un saber esotérico transmitido por las generaciones anteriores, el cual era atesorado y resguardado con celo. Gracias a su poder sobre las fuerzas naturales el líder religioso tenía una estrecha relación con el gobernante de la ciudad (poder político y poder religioso se encontraban estrechamente vinculados; esto es, por un lado el poder para dominar a los hombres, por el otro, el poder para dominar a las fuerzas naturales). Los acervos de este tipo de bibliotecas, al ir creciendo poco a poco, plantearon ya los primeros problemas de organización de los soportes y los primeros intentos de solución de los mismos (almacenamiento en canastas e identificación de las mismas mediante "etiquetas de arcilla"). Este tipo de bibliotecas con sus acervos, donde la administración se mezclaba con la magia, y donde el líder religioso realizaba funciones de bibliotecario, comenzó a ceder terreno con el desarrollo de nuevos saberes y con la decadencia del poder religioso (lo que se puede denominar como proceso de desencantamiento de las imágenes del mundo o racionalización, en el sentido que este último concepto tiene en Weber).
 
En Grecia, no sólo el líder religioso comenzó a perder fuerza ante el líder político (las pitias -pitonisas- y el oráculo de Delfos eran cada vez menos consultados, hasta que las generaciones posteriores a Aristóteles perdieron toda fe en ellos[127]), sino que también las nuevas formas de organización social y política llevaron a un cambio en las bibliotecas. El nacimiento de la filosofía y de las primeras escuelas de filosofía cambió la historia de la humanidad y de las bibliotecas. La Academia de Platón y el Liceo de Aristóteles contaban con importantes bibliotecas donde ya no se encontraban solamente tributos y leyes, sino también una gran variedad temática de los acervos. La biblioteca del Liceo de Aristóteles es un buen ejemplo de ello: ahí se encontraban, entre otras, una colección de las Constituciones de la época, obras sobre física, ética, botánica, zoología, política, metafísica, psicología, etc[128]. Esta diversidad temática planteaba interesantes retos respecto a la organización de un saber tan amplio (se sabe específicamente, que el nombre que se le ha dado a la Metafísica de Aristóteles proviene precisamente de que las obras que conformaban este cuerpo teórico, estaban organizadas después de las que versaban sobre temas físicos, de ahí el nombre de Metafísica, o sea, más allá de la física, el cual se deriva no tanto del contenido, sino de una forma de organización documental). Esto representa ya una diversificación de los acervos, lo que permite enunciar un principio: entre más se desarrolla una cultura desde el punto de vista del saber y de la organización política, más se diversifica el contenido material de los acervos de sus bibliotecas.
 
Con la caída de Grecia y el auge de Roma, las escuelas de filosofía comenzaron también a decaer (la Academia de Platón y el Liceo de Aristóteles terminaron cerrándose[129]) con lo que estas primeras bibliotecas de tipo "académico" comenzaron a desaparecer y sus acervos se integraron a las colecciones privadas. El mayor desarrollo material de Roma y la existencia de una clase noble y poderosa, permitió no sólo el desarrollo del Derecho, sino la mayor riqueza individual de los nobles. En esta época nos encontramos con una relativa abundancia de bibliotecas privadas[130], las cuales eran, sobre todo, un privilegio de los nobles.
 
El Estado romano fundó las primeras bibliotecas públicas[131], pero éstas, junto con las bibliotecas privadas y el mismo Imperio, terminaron sucumbiendo a las invasiones de auténticas “olas de bárbaros” provenientes del norte de Europa (en la primera oleada bárbara, caída de Roma[132]) y de Asia Menor (segunda oleada bárbara, caída de Constantinopla a manos de los Turcos[133]). Pero además, la revelación de la religión cristiana comenzó a poner en el centro del saber a la religión, con lo que, de alguna manera, se volvió a la época precedente de las bibliotecas en los templos religiosos.
 
La larga Edad Media, con sus claroscuros, es una de las épocas más injustamente olvidadas en la historia del hombre, y también en el desarrollo de las bibliotecas. El poder religioso comenzó a consolidarse con el Concilio de Nicea[134] (el cual tuvo lugar en el año 325 de nuestra era y fue decisivo porque ahí se fijaron los dogmas definitivos de la religión católica) y por la aceptación de Constantino de la religión cristiana y el fin a la persecución de los fieles[135]. El poder religioso, fundamentado en la imagen y mensaje de un Cristo redentor fue no sólo el pilar sobre el que se sostuvo el poder ideológico del cristianismo, sino también el factor que permitió mantener unida a Europa en medio de guerras e incertidumbres constantes. Los primeros tiempos después de la caída de Roma fueron de enorme incertidumbre, al grado de que la cultura y los saberes transmitidos por las generaciones anteriores tuvieron que ser celosamente resguardados para no perderse de manera irremediable para las generaciones futuras. Gracias a las bibliotecas abiertas en Constantinopla y en el Imperio Bizantino[136], al establecimiento de monasterios[137] en Europa y Asia Menor y a la existencia de monjes copistas y bibliotecarios, el saber de la humanidad pudo conservarse y transmitirse[138]. De no haber sido así, a la gran tragedia de la quema del acervo de la biblioteca de Alejandría habríamos tenido que sumar la devastación total de Europa y la quema de todas las obras de Esquilo, Eurípides, Aristófanes, Platón, Aristóteles, Plotino, Cicerón, Séneca, Marco Aurelio, Plauto, Terencio, y otros. La larga Edad Media se caracterizó además, por la emergencia del modo de producción feudal, el cual se basaba en relaciones de servidumbre vinculadas con la tierra y en la existencia de señores poseedores de amplias extensiones de tierra (feudos).
 
Durante la Edad Media, los monjes copistas, con su devoción religiosa y su fe inquebrantable, mantuvieron la tradición de reproducción de las obras de la antigüedad clásica en la que la copia de las obras era una labor verdaderamente sagrada. Copiar la Biblia era algo similar a reproducir la palabra de Dios, de ahí su énfasis en los aspectos artísticos de las copias, las cuales llegaron a ser auténticas obras de arte (similares a las catedrales góticas). La era de Carlomagno[139], la influencia de los Árabes[140] y el nacimiento de la Escolástica, junto con la emergencia de un nuevo modo de producción,  llevaron a la Edad Media a su fin. Durante la baja Edad Media se desarrollaron las bibliotecas catedralicias y se abrieron las primeras universidades[141], con lo que se comienza a vislumbrar el fin de una Europa sumida en la incertidumbre. Mucho se ha hablado de la Edad Media como una época de oscuridad, pero esta oscuridad no es tanto la de la carencia de saber o ignorancia, sino la oscuridad de una Europa sumida en constantes guerras e invasiones.
 
El fin de la Edad Media marca una nueva era para las bibliotecas. El desarrollo de la imprenta de tipos móviles y la consiguiente proliferación de impresores en Europa y en el Nuevo Continente (América) llevó a una producción de libros sin paralelo en toda la historia de la humanidad. El uso del papel permitió contar con un medio físico para la producción de soportes relativamente abundante, la imprenta de tipos móviles permitía imprimir, en pocos días, obras que a un monje copista le llevaban meses e inclusive años en reproducir.
 
En el siglo XVIII, la Revolución Francesa[142] representa un momento de gran interés y una especie de símbolo de un espíritu, de un ethos, que comenzó a inundar a Occidente. En fechas posteriores a la Revolución, puede rastrearse uno de los primeros intentos conocidos en la Edad Moderna, de sistematización en la transmisión de saberes relacionados con la representación documental: la École de Chartres de bibliografía que surge durante la época napoleónica[143]. Los ideales de la Revolución (igualdad, libertad y fraternidad) se expresan en el vasto proyecto de la Enciclopedia[144]. Si bien la Enciclopédie no fue la primera obra de este tipo que la historia registra ( ya que antes podemos encontrar no sólo las Etimologías de San Isidoro de Sevilla[145], sino el mismo corpus aristotelicum -las obras de Aristóteles-, que era en su época, una auténtica enciclopedia que compendiaba casi todo el saber de su época) sí pone en evidencia la ambigüedad inherente a la actitud del hombre hacia el libro: “la nación que se había embarcado en la más grande empresa editorial conocida hasta el momento, prohibiría también la publicación de las obras de un autor contemporáneo del gran proyecto de la Enciclopédie: Donatien Alphonse Francoise, Marqués de Sade. Hasta el día de hoy circulan en Francia sólo ediciones privadas de La Nouvelle Justine, La Histoire de Juliette, Les 120 journées de Sodome y La Philosophie dans le boudoir, porque han sido expresamente prohibidas por la Chambre Correctionelle y la Cour dÁppel de París. La Enciclopédie sólo vio interrumpida su publicación en 1759, cuando el gobierno pidió que la obra se publicara hasta que estuviera terminada; pero las obras del Marqués de Sade han sido censuradas sin reserva alguna. Esta es una gran paradoja inherente a los libros, que refleja una especie de ambigüedad o naturaleza dual que se da también en el hombre: la creación es un espejo de su creador”[146].
 
Esta ambigüedad inherente a la actitud hacia el libro es lo que plantea el tema del efecto alienador del libro y de la biblioteca y la crítica a toda visión redentorista que fundamenta la existencia de un ámbito bibliotecario sobre la utopía de una sociedad ilustrada, auténtica y por completo desalienada. Cabe aquí citar nuevamente a Luhmann: “... lentamente se manifiestan desarrollos ulteriores. Se detectan los efectos negativos de la lectura de libros, por ejemplo, los que se producen si las mujeres leen novelas de amor o si los hombres leen novelas de caballería (Don Quijote). Se comienza a notar la orientación de la producción observando al lector. Sólo hacia la (sic.) mediados del siglo XIX se llega a una imprenta cotidiana de masas a bajo precio que produce un abatimiento planificado del umbral de la comprensión”[147].
 
La proliferación de universidades y la  expansión de la producción editorial comenzó a plantear los primeros retos relativos a la organización de colecciones, que ya no podían contarse, como antes, en cientos de volúmenes, sino en miles (ya mencioné la École de Chartres, la cual da inicio a una larga tradición bibliográfica). La necesidad de organización, que va unida a la proliferación de bibliotecas en todo el mundo llega a su punto culminante a finales del siglo XIX[148] y principios del XX, cuando la enormidad de los acervos documentales y la cantidad de bibliotecas llevan a los primeros intentos sistemáticos de organización bibliográfica. Nacen los primeros sistemas de clasificación complejos[149] y ya en el siglo XX se desarrollan normas más detalladas para la representación bibliográfica.
 
Inicialmente, a la descripción del libro o bibliografía se suma el estudio del libro o bibliología. Y ya en este siglo nace una nueva ciencia, la Biblioteconomía, la cual no estudia la descripción del libro, ni al libro en sí mismo, sino su mejor forma de organizarse en bibliotecas. El término Biblioteconomía es sustituido recientemente por Bibliotecología, con lo que se le trata de dar un estatuto de mayor cientificidad a la teoría bibliotecaria. En Estados Unidos se desarrolla la Library Science y en Europa la Documentología.
 
Así, la teoría bibliotecaria nace después de un largo periodo de historia humana. Su desarrollo corre parejo al desarrollo de las bibliotecas y a la así denominada explosión de la información (o según los Toffler, tercera ola). Como antecedentes necesarios para el desarrollo de la actividad bibliotecaria y de las bibliotecas tenemos el desarrollo del lenguaje escrito y el desarrollo de los diferentes tipos de soportes. La teoría Bibliotecaria no tiene su origen en aspectos mágicos ni en el advenimiento de un estadio positivo de la humanidad (como pretendía Comte), sino que nace de la necesidad de ordenar grandes colecciones de documentos al interior de las bibliotecas, y de lograr que esta organización fuera sistemática.
 
En la actualidad, la biblioteca se ha transformado significativamente, junto con el medio que nos rodea, debido a los avances de la ciencia y la tecnología; de tal manera que nuestras bibliotecas ya no sólo tienen libros, sino también discos compactos, casetes y discos, películas, computadoras y disketes de computadoras, etc[150]. La enorme explosión científica y tecnológica ha hecho que la definición etimológica de biblioteca como lugar donde se guardan libros, deje de responder a la nueva realidad de las bibliotecas.
 
El recorrido histórico realizado aquí no tiene otro cometido que sostener la siguiente tesis: si existe una teoría bibliotecaria y una actividad bibliotecaria profesional, su razón de ser radica en la necesidad de hacer frente a realidades emergentes y a un entorno de enorme complejidad. Estas realidades emergentes se vinculan con la explosión y diversificación de documentos y plantean la necesidad de que exista, no sólo el sistema donde éstos se ordenan, sino también una base teórica sólida, que permita que las ordenaciones sean sistemáticas y teóricamente fundamentadas. Esto nos conduce directamente al problema de la teoría bibliotecaria en tanto que dominio cognoscitivo que pretende hacer frente a los problemas derivados de un entorno cada vez más complejo, y que se vuelve una necesidad a raíz de la profesionalización de la actividad bibliotecaria.
 

4. CAMBIO TECNOLÓGICO Y ACTIVIDAD BIBLIOTECARIA

 
“Las nuevas fronteras son Internet y el ciberespacio, y el nuevo lema es “ser digitales”... el mundo multimedia es un mundo interactivo (y, por tanto, de usuarios activos) y polivalente (de múltiple utilización) cuya máquina es un ordenador que recibe y transmite mensajes digitalizados”[151]. Si Sartori tiene razón y el nuevo mundo que se vislumbra es interactivo, polivalente y mediado por ordenadores, ¿no acaso estamos ante una revolución tecnológica que puede cambiar drásticamente no sólo las perspectivas laborales de bibliotecarios y archivistas, sino también la forma como debemos pensar teóricamente ambas actividades?
 
La idea de que la revolución tecnológica de los microprocesadores, las telecomunicaciones, la Internet y las bibliotecas virtuales produce cambios es correcta, siempre y cuando no demos una valoración a priori, sobre el sentido y las posibilidades del cambio mismo o realicemos un pronóstico no fundamentado en criterios analíticos. Si por ejemplo, afirmamos que todo cambio tecnológico es bueno per se, y que la incorporación de tecnología en cualquier ámbito de la vida humana produce progreso de manera necesaria, perdemos de vista el hecho de que el cambio sólo tiene sentido y adquiere significado para nosotros, y que sólo puede ser valorado, cuando ponderamos con seriedad un conjunto de factores: las causas que lo provocaron, los actores que intervienen en él, los efectos estructurales que  produce (las instituciones que modifica, los patrones y roles que transforma, los cambios o mutaciones culturales que motiva, etc.) y las oportunidades y retos que plantea. Además, la idea de que todo cambio implica necesariamente progreso debe ser vista con sospecha.
 
En la filosofía positivista de Comte, el ideal de progreso tiene, además de una “carga moral” eminentemente positiva, un carácter casi fatalista: el ideal es que la humanidad pasará por una serie de etapas sucesivas y progresivas en las que cada vez se irá imponiendo un mayor orden social, para llegar inevitablemente al progreso, ya sea intelectual, en la actividad o en los afectos; en este ideal, la naturaleza egoísta del hombre se desarrolla de tal modo que los sentimientos altruistas se robustecen cada vez más hasta sublevar todo resquicio de egoísmo[152]. Comte deja de lado dos aspectos fundamentales que desarmarían la idea utópica del progreso como perfeccionamiento máximo y como anulación total del egoísmo: 1. Así como a la sociedad le es inherente un orden que garantice instituciones estables, también el desorden le es necesario[153]. 2. Ninguna sociedad puede vivir sin una cierta dosis de “maldad” y egoísmo[154].
 
Una interpretación diferente del progreso es dada por uno de los cinco textos clásicos anónimos, que “fueron recopilados por los literatos confucianos bajo la dinastía Han, entre los sigs. II y I a. C. y se consideraron un canon filosófico, moral-político y literario fundamental”[155]: el libro de las mutaciones[156] o I Ching. Es importante considerar que se pueden proponer al menos dos usos del I Ching: 1. El más socorrido, en la actualidad, consiste en recurrir a él como oráculo, utilizando monedas para formar líneas yin y yang, y adivinar acontecimientos futuros o plantear preguntas relevantes relacionadas con situaciones específicas. 2. Se puede concebir al I Ching como un complejo sistema hermenéutico-cosmológico que permite identificar 64 situaciones básicas posibles que reflejan estados necesarios cuya interpretación se fundamenta en los principios del yin y del yang[157]. Esta es la perspectiva de Carl Gustav Jung: “... los sesenta y cuatro hexagramas del Yi Ching son el instrumento mediante el cual puede determinarse el significado de sesenta y cuatro situaciones diferentes, y por otra parte típicas. Estas interpretaciones equivalen a explicaciones causales. La conexión causal es estadísticamente necesaria y puede por lo tanto ser sometida al experimento”[158].  Es en esta forma como interpretaremos los signos del progreso y del oscurecimiento de la luz, con la consideración adicional de que las conexiones causales pueden constatarse históricamente (esto es, puede estudiarse si toda etapa de progreso acelerado ha llevado aneja una época de falta de claridad, de oscurecimiento).
 
En los comentarios a los hexagramas Chin[159] y Ming I[160], se encuentra una concepción diferente del progreso a la planteada por Comte. El hexagrama Chin expresa la situación de progreso como una expansión: “El signo representa al sol que va elevándose sobre la tierra; da por lo tanto la imagen de un progreso rápido, fácil, que al mismo tiempo equivale a una expansión y claridad de alcance cada vez mayor”[161]. Progreso fácil y rápido, expansión y mayor claridad son sólo una parte de la visión del progreso que debe ser completada con el hexagrama Ming I[162]: “la expansión tropezará seguramente con resistencia y deterioro”[163].
 
Retomando el tema del cambio tecnológico, si se da “progreso” no solamente se puede presentar una expansión cuantitativa y cualitativa en varios ámbitos de nuestro mundo de vida[164], sino también un posible deterioro, falta de claridad[165] y resistencias individuales, sociales y culturales. De acuerdo con estos planteamientos, habría que identificar los posibles ámbitos de expansión que se dan con el uso de tecnologías, por ejemplo, su uso para la enseñanza: abierta, asistida por computadora, a distancia, etc.; su uso para la automatización de: procesos, rutinas y actividades; su uso para el procesamiento de datos; su uso creativo como herramienta al servicio del desarrollo de nuevas habilidades, etc. Adicionalmente, deben identificarse áreas donde puedan darse resistencias (sindicales, legales, institucionales, culturales, etc.), ámbitos del mundo de la vida cotidiana que puedan deteriorarse (relaciones familiares y laborales, relaciones políticas, transacciones económicas, emergencia de patologías sociales y problemas psicológicos, etc.[166]).
 

4.1. EL PROBLEMA DE LA DEFINICIÓN DE LA PROFESIÓN BIBLIOTECARIA

 
La falta de claridad puede darse al interior del discurso bibliotecario con la introducción y el uso intensivo y extensivo de nuevas tecnologías. La falta de claridad se puede considerar como una situación de duda e incertidumbre; la duda se traduce en preguntas que en ocasiones no admiten sólo un sí/no como respuesta, y la incertidumbre se puede manifestar como temor o angustia. Muchas preguntas se pueden plantear los bibliotecarios a raíz de los cambios mundiales que se están dando, agruparemos estas preguntas con fines de aclaración en el siguiente cuadro:
 
PREGUNTAS GENERADAS POR LA EMERGENCIA DE NUEVAS COMPLEJIDADES[167]
¿Es lo mismo una biblioteca que un centro de documentación?
¿Es lo mismo una biblioteca real que una biblioteca virtual?
¿Será el libro de papel sustituido por el libro electrónico?
PREGUNTAS RELATIVAS A LA IDENTIDAD PROFESIONAL DEL BIBLIOTECARIO
¿Es el bibliotecario un profesional de la información?
¿Qué tipo de profesionista es el bibliotecario?
PREGUNTAS RELATIVAS A LA ACTIVIDAD DEL BIBLIOTECARIO
¿Qué hacen y qué deben hacer los bibliotecarios?
¿Qué pueden y qué no pueden hacer los bibliotecarios?
PREGUNTAS RELATIVAS A LA ENSEÑANZA-APRENDIZAJE DE LA BIBLIOTECONOMÍA
¿Qué deben aprender los aspirantes a bibliotecarios profesionales si quieren insertarse competitivamente en el mundo laboral?
 
Debido a que las preguntas aquí planteadas se refieren a problemas tan complejos como la didáctica de la biblioteconomía, la ética de la profesión y la interacción con otros profesionistas, nos limitaremos a apuntar, en este trabajo, algunas sugerencias para clarificar las preguntas que se plantean con la introducción de nuevas tecnologías y las que se refieren a la identidad profesional del bibliotecario. Como punto de partida vamos a plantear tres paradojas que se vinculan con ámbitos analíticos, para a continuación tratar de desparadojizar estos ámbitos mediante un proceso de aclaraciones y recodificaciones sucesivas.
 
Paradoja del libro: si en las bibliotecas hay libros, entonces donde hay discos compactos y otro tipo de documentos no es en las bibliotecas.
 
Paradoja de la profesión bibliotecaria: si el bibliotecario estudia bibliotecas (reales) y libros, entonces no debe ampliar su ámbito de actividad al estudio de bibliotecas virtuales, centros de documentación o centros de documentación e información.
 
Paradoja de la biblioteca: si la biblioteca es un lugar donde se guardan libros, entonces no se le puede llamar biblioteca a un lugar donde también hay discos compactos multimedia, casetes, películas, videocasetes e inclusive hasta revistas.
 
Como ya se afirmó anteriormente, las paradojas que aquí se mencionan tienen un origen doble: se arraigan tanto en las dificultades que hay para explicar, describir y correlacionar fenómenos sociales, económicos e individuales desde los supuestos del discurso bibliotecario, como en los problemas derivados del uso de una terminología especializada no debidamente regulada (normalizada). Cada una de las paradojas mencionadas será el eje para articular las secciones del libro que seguirán a continuación, y que constituyen la parte medular de nuestra propuesta de Elementos para una teoría bibliotecaria. Por ende, las grandes secciones que siguen se pueden desprender de cada grupo de paradojas: a) respecto al libro, se introduce la noción de documento con el fin de dar claridad a qué es lo que hay en las bibliotecas; b) respecto a la profesión, se trata de hacer frente a lo que tiene de científico y de técnico intentando deslindar con claridad su ámbito de estudio propio; c) respecto a las bibliotecas, se buscará un concepto que permita definirlas en estos tiempos de cambio tecnológico.
 
El problema del cambio tecnológico nos obligó a introducir las nociones abstractas de documento, ciencia bibliotecaria y sistemas de gestión documental. Así, se forman las siguientes estrategias conceptuales; a) mediante la adopción de una definición amplia de documento, como base material de conocimiento, se permite su aplicación tanto a documentos electrónicos como a tablillas de arcilla; b) mediante el uso del concepto de ciencia bibliotecaria se propone ir más allá de la disyuntiva planteada por la biblioteconomía o la bibliotecología como saberes teóricos, para preguntar lo que es específicamente científico (epistémico) de la actividad bibliotecaria; c) mediante la teoría de los sistemas de gestión documental, se pretende explicar funcionalmente tanto a las bibliotecas virtuales como a las bibliotecas tradicionales.
 
4.2. INTRODUCCIÓN AL NUEVO PARADIGMA DE LO BIBLIOTECARIO: LOS SISTEMAS DE GESTIÓN DOCUMENTAL
 
Definidos desde la epistemología social de Kuhn, las teorías científicas son paradigmas explicativo-descriptivos de la realidad; en términos kantianos, se trataría de esquemas a priori y en términos wittgensteinianos, se trataría de figuras que tocarían de una forma u otra a la realidad[168]. El concepto de paradigma tiene un origen platónico: las ideas de todas las cosas se configuran como sus patrones de medida, sus modelos. De tal forma, un paradigma también es un cierto modelo o patrón de medida. Uno de los problemas centrales de la profesión bibliotecaria es la proliferación de los nombres con los que solemos designar a todo aquello que puede agruparse bajo el ámbito de lo bibliotecario (centros de documentación, centros de documentación e información y bibliotecas). Provisionalmente, entonces, diremos que existe algo así como “lo bibliotecario”, esto es, una región o aspecto de la realidad y un dominio epistemológico que se caracteriza ante todo porque en él se dan hechos bibliotecarios. Este mundo de los hechos[169] bibliotecarios será llamado aquí “lo bibliotecario”.
 
Por el momento, no existe a nuestra disposición, un término que permita abarcar realidades que en el concepto son diferentes, pero que en la realidad son en extremo similares. En la propuesta de esta obra, los términos biblioteca, centro de documentación, y centro de documentación e información caen todos bajo una denominación común, que los abarcará, serán denominados: Sistemas de Gestión Documental (SGD). La forma como entenderemos a estos sistemas, será a partir de la óptica de la teoría de Niklas Luhmann, por lo que nos alejaremos de las consideraciones tradicionales de la teoría de sistemas abiertos: input/output, entropía, feedback, etc. Lo central de la concepción de Luhmann para la teoría de los Sistemas de Gestión Documental es el establecimiento de una diferencia con el entorno: el sistema de gestión documental se constituye gracias a una diferenciación, que lo hace distinguible de otro tipo de sistemas de gestión (sistemas de gestión financiera, sistemas de gestión política o pública, etc.).
 
Comenzaremos definiendo a los Sistemas de Gestión Documental (SGD), mediante una caracterización de lo que no son (definición negativa). Con esta forma de proceder podría pensarse que se logra caracterizar claramente lo que se quiere definir, pero ninguna definición enunciada negativamente tiene suficiente valor explicativo[170]; por ello, para caracterizar con claridad qué entendemos como sistemas de gestión documental realizaremos, posteriormente, un análisis funcional, que tiene como marco de referencia a la teoría de la sociedad de Niklas Luhmann.
 
1. Los SGD no se caracterizan por “tener” libros o inclusive cualquier otro tipo de documentos. No se caracterizan porque haya anaqueles y libreros. Tampoco se caracterizan por que existan catálogos públicos. 
 
2. Los SGD no se caracterizan porque estén en un edificio o por ocupar un local ad hoc para bibliotecas o archivos.
 
3. Los SGD no se caracterizan por realizar procesos como desarrollo de colecciones, organización técnica o servicios.
 
Cuando definimos a las bibliotecas o a los centros de documentación de manera tradicional nos enfrentamos a un conjunto de paradojas en apariencia irresolubles. En primer lugar bosquejaré estas paradojas para después introducir un conjunto de recodificaciones en términos de teoría de sistemas, con el intento de desparadojizar la visión tradicional de las bibliotecas.
 
1.1. Paradoja del libro. Cuando se define a los SGD como lugares donde hay libros se dejan de lado otro tipo de documentos como discos compactos, casetes, e incluso revistas.
 
1.2. Paradoja del documento. Si para resolver la paradoja anterior, se dice que los SGD son lugares donde hay documentos, entonces se forma una definición accidental y ambigua, porque existen lugares donde hay documentos y que no son propiamente SGD (por ejemplo: librerías, puestos de periódicos). 
 
1.3. Paradoja del mobiliario. Se podría decir que las bibliotecas se caracterizan porque tienen mobiliario para biblioteca. Esta definición no corresponde ya a las bibliotecas virtuales.
 
1.4. Paradoja de los catálogos. Si se dice que los SGD son lugares donde hay catálogos públicos para poder acceder a los documentos, entonces se les define de manera accidental y ambigua, porque existen otros lugares donde hay catálogos públicos (tiendas de muebles, de joyas, librerías).
 
2.2. Paradoja del local. Cuando se define a los SGD como aquellos que ocupan un local para biblioteca o centro de documentación se deja de lado a la biblioteca virtual.
 
3.1. Paradoja de los procesos. No sólo los SGD realizan procesos de desarrollo de colecciones (también algunas fundaciones y los coleccionistas privados desarrollan importantes colecciones de arte e inclusive de documentos), organización técnica (técnicamente organizadas se encuentran muchas cosas en la actualidad; por ejemplo: líneas de montaje, maquiladoras, etc.) y servicios al público (la economía terciaria se ha desarrollado de manera asombrosa en nuestro siglo, dándose una multiplicidad de servicios comerciales, bancarios, de esparcimiento y recreativos, médicos, etc.).
 
Para resolver estas paradojas, se puede proponer una definición de los SGD que abarque varios de estos elementos. Por ejemplo: SGD son todas aquellas unidades administrativas donde se procesan diferentes tipos de documentos con técnicas de organización documental que permiten construir medios de acceso para proporcionar servicios de préstamo de documentos y de información documental. 
 
La definición anterior parece adecuada; sin embargo, una definición funcional de los SGD, permite aclarar mejor cuáles son los elementos comunes, tanto a una biblioteca tradicional, como a un centro de documentación e información y a una biblioteca virtual.
 
Procedamos ahora al momento afirmativo de la definición. Los SGD se caracterizan ante todo por el tipo de operaciones que realizan, por los medios o elementos que utilizan para realizarlos, y por el tipo de interacciones e intercambios constantes que mantienen con su entorno. Los SGD son sistemas que deben diferenciarse con claridad de su entorno mediante operaciones específicas que les permitan interactuar con éxito para no ser absorbidos por el entorno. Las operaciones que realizan los SGD son similares a las de otros sistemas, por ello, es fundamental agregar no sólo los elementos funcionales de los Sistemas, sino también el tipo de relación que mantienen con su entorno.
 
A. Todo SGD (sea biblioteca, centro de documentación o biblioteca virtual) realiza tres operaciones: integración, representación y disposición; estas funciones tienen como factor constante al documento. Debido a que el entorno de los sistemas es siempre más complejo, las funciones que se realizan son altamente selectivas: ningún sistema de gestión documental puede integrar todos los documentos existentes, ningún sistema de representación puede ni debe duplicar lo representado, y ningún sistema de disposición puede poner a la mano de un usuario todos los documentos del sistema.
 
La integración es la operación mediante la cual los SGD incorporan documentos. Los documentos incorporados son, inicialmente, un conjunto de documentos que todavía no conforman un sistema.
 
La representación es la operación mediante la cual los SGD, representan selectivamente elementos formales de los documentos, creando subsistemas de documentos y medios de acceso para un usuario determinado.
 
La disposición es la operación mediante la cual los SGD ponen a la mano de un usuario documentos de su subsistema de documentos.
 
Estas operaciones están planteadas en un nivel alto de generalidad. Esto lo hago con el fin de explicar también el funcionamiento de las bibliotecas virtuales, entendidas como SGD. Se puede afirmar que una biblioteca virtual “realiza” estas operaciones: integra documentos mediante diversos procesos como la digitalización; cuenta con un medio de acceso con representaciones de los documentos integrados; y, facilita documentos a un usuario. Con el nuevo enfoque se puedan abarcar a las bibliotecas virtuales, las cuales quedan de lado cuando se piensa a la biblioteca como edificio, o se le concibe a partir de la existencia de libros. Los Sistemas de Gestión Documental (SGD) son sistemas autopoiéticos y autorreferenciales que se caracterizan por realizar tres funciones: incorporación, representación y disposición, todas ellas permiten constituir un sistema de documentos que quedan “a la mano” de determinados usuarios.
 
El sistema funciona de la siguiente manera: mediante la integración, el sistema constituye lo que gracias al uso de métodos, técnicas, herramientas y medios de representación, constituirá un sistema de documentos; este sistema se pone a disposición de un usuario. Lo característico de estas funciones es que el sistema opera con documentos: el documento está presente en la integración, en la representación y en la disposición; ciertamente también la comunicación es un elemento constantemente presente, pero lo fundamental es distinguir al sistema de gestión documental del sistema social[171].
 
La operación de integración, per se, constituye un conjunto más o menos disperso de documentos, que mediante la representación, conforman unidades diferenciadas (colecciones, formatos, temas, autores), lo que permite hablar ya de un sistema de documentos[172]; estas actividades son realizadas por un gestor[173]. Mediante la disposición, el facilitador[174] del sistema de gestión documental permite el contacto entre usuario y documentos. Por lo tanto, un sistema al que le falte cualquiera de las operaciones mencionadas (integración, representación o disposición) y que no lo haga con documentos, no es un sistema de gestión documental. Puede ser, por ejemplo, parte de un sistema de gestión documental: o sea un documento (digamos el CD-ROM de la Encyclopaedia Britannica) o un sistema de información (una estación de radio o de televisión). Indispensable es además que el sistema cuente con: un gestor, un facilitador, y sobre todo, con un usuario, en caso contrario, el sistema no puede operar o carece de sentido (porque carece de usuario). El gestor realiza típicamente las funciones de integración y representación, a la vez que reproduce los elementos del sistema necesarios para integrar un sistema de documentos; el facilitador realiza la función de disposición de documentos y de información documental; al gestor le corresponde también administrar el sistema, observarlo, describirlo y conservar los límites y las diferencias del sistema con el entorno; finalmente, el usuario da sentido a las operaciones del sistema, ya que para él existe.
 
Por otro lado, gestores, facilitadores y usuarios pueden o no ser personas (tanto un facilitador como un usuario pueden ser máquinas), pero lo fundamental para la concepción de la teoría de sistemas es que, tanto los llamados tradicionalmente bibliotecarios (los que trabajan en el sistema de gestión documental o los que están ahí[175]) como los usuarios (los que no trabajan en el sistema de gestión o van ahí) son el entorno del sistema y no parte del mismo. Esta visión revoluciona el campo de los Sistemas de Gestión Documental, ya que antes se consideraba que las personas eran parte de estos sistemas, pero tomadas las cosas con seriedad, ¿qué es lo que de la persona se integra al sistema de gestión documental? ¿El sistema orgánico o acaso el psíquico? ¿O una combinación de ambos? ¿Pero en este último caso donde queda el sistema de interacciones y el sistema de comunicación? Tampoco ganamos nada si decimos que es la totalidad de la persona la que es parte del sistema, porque esto es radicalmente falso: si el bibliotecario es parte del sistema de gestión, entonces es una especie de engrane de máquina, pero ¿no acaso es la persona mucho más compleja como para ser considerada un simple engrane? ¿No acaso todo bibliotecario tiene una vida privada independiente de los SGD, la cual no sería posible si fueran partes de éste?
 
Así, las partes del sistema de gestión documental, o mejor dicho, sus subsistemas puede ser: el subsistema de documentos (subsistema documental), el subsistema de máquinas (subsistema tecnológico), el subsistema de integración (realizado por un gestor que realiza selecciones de documentos del entorno), el subsistema de representación (realizado por un gestor que selecciona de los documentos, elementos a ser representados generando instrumentos de representación, como medios de acceso e interfases), el subsistema de gestión (realizado por un administrador que observa, describe y conserva al sistema) y el subsistema de disposición (realizado por un facilitador que proporciona a un usuario determinados elementos del subsistema documental o que simplemente proporciona informaciones que se basan, en última instancia, en determinados elementos del subsistema de documentos).
 
En la función de integración, la incorporación de documentos no constituye todavía un sistema hasta que no se realiza un proceso de diferenciación documental a través de la representación. La representación permite establecer diferencias al interior del conjunto de documentos, generando así subsistemas específicamente diferenciados: acervo general, colección de obras de consulta, videoteca, etc. El sistema de gestión documental se encuentra ante un entorno complejo, que impone asimetrías o factores de asimetrización, de ahí varias necesidades inherentes: la necesidad de mantener los límites del sistema (en caso contrario será absorbido por el entorno); la necesidad de permanecer en relación de acoplamiento estructural con el entorno, manteniendo una especial sensibilidad que permita percibir las irritaciones provenientes de éste; la necesidad de realizar procesos altamente selectivos, debido a que el entorno ofrece muchas más posibilidades de las que el sistema puede actualizar en cada momento; la necesidad de reproducir constantemente sus estructuras y las relaciones correspondientes, para mantener su unidad en medio de un entorno altamente contingente; la necesidad de realizar funciones de diferenciación de manera recurrente, lo que le permite al sistema mantenerse como tal, etc.
 
Un cuestionamiento válido y urgente puede hacerse en este momento: ¿y los tradicionales procesos de desarrollo de colecciones, organización técnica y servicios, con sus respectivos subprocesos de selección, evaluación, adquisición (desarrollo de colecciones), catalogación, clasificación y proceso físico (organización técnica) e información, préstamo y consulta (servicios), dónde quedan? ¿No desaparecen acaso estos procesos bajo las funciones descritas? No y esto es lo que hay que apuntar con claridad: todos los procesos y subprocesos mencionados pueden subsumirse bajo alguna de las funciones consideradas. Valga el siguiente cuadro como resumen:
 
PROCESOS
FUNCIONES
Evaluación, selección, adquisición
Integración (gestor)
Catalogación, clasificación, proceso físico y organización de catálogos
Representación (gestor)
Información, consulta, préstamo y reprografía
Facilitación (facilitador)
 
El cambio de paradigma no es arbitrario, ni propone ser una visión única del quehacer bibliotecario, pero bajo éste, no existe la limitación tecnológica: cualquier biblioteca virtual es un sistema de gestión documental en tanto mantenga la diferencia con el entorno a partir de las tres funciones de integración, representación y disposición y en tanto cuente con gestores, facilitadores y usuarios. Adicionalmente, debe distinguirse con toda claridad entre el sistema de gestión documental y su entorno, este entorno está conformado a su vez por otros sistemas con sus respectivos entornos. En el entorno de todo sistema de gestión documental se encuentran las personas (usuarios, bibliotecarios, e incluso personas que puedan realizar labores de gestión y facilitación), el sistema político, el sistema económico, el sistema social, máquinas, sistemas psíquicos, sistemas biológicos, etc. Este entorno (hiper)complejo solamente da una idea de los retos a los que se enfrenta todo sistema de gestión documental para conservar sus límites y para no ser “digerido” por el entorno. El tema de la complejidad del entorno será tratado posteriormente.
 
Los SGD caracterizados por las funciones de integración, representación y disposición y por sus elementos (gestores/facilitadores), no resultan adecuadamente definidos; por ello, el concepto de documento debe introducirse aquí. La característica particular de los SGD es que constituyen sistemas de documentos que ponen a disposición de un usuario. El documento es el factor constante de toda actividad, interacción o relación con el entorno en los SGD. La referencia última de todas las actividades, procesos, funciones y subsistemas de los SGD es el documento (y no como otros pretenden, la información). Inclusive el concepto de información debe referirse en los SGD al documento constituyéndose así el término información documental. Debido a la complejidad del tópico, el siguiente apartado se avoca a desarrollar el tema del documento de manera más o menos amplia.



[1] Alejandro Llano. Humanismo cívico. p. 55-56. Llano, siguiendo a MacIntyre, propone sustituir el paradigma de la certeza por el paradigma de la verdad: “El ideal metódico del paradigma de la certeza implica una racionalidad monocorde y unívoca, mientras que el paradigma de la verdad supone un uso abierto y analótigo de la razón”. Ibid., p. 59.
[2] El cometido fundamental del Tractatus de Wittgenstein, es ante todo delimitar lo que puede ser dicho y lo que no puede ser dicho: “El punto fundamental es la teoría de lo que puede ser expresado (gesagt) mediante proposiciones -esto es, mediante el lenguaje- (y, lo que es lo mismo, lo que puede ser pensado) y lo que no puede ser expresado mediante proposiciones, sino sólo mostrado (gezeigt); creo que esto es el problema cardinal de la filosofía”. “Carta de Ludwig Wittgenstein a Bertrand Russel de agosto de 1919”. Citada en Jacobo Muñoz e Isidoro Reguera. Introducción al Tractatus. p. viii. De esta forma, la filosofía analítica puso en evidencia las limitaciones del paradigma de la certeza: no todo puede ser pensado ni expresado en proposiciones lógicas, hay una región de lo inexpresable, de lo que sólo puede ser mostrado. Adicionalmente, si tomaramos como punto de partida la filosofía del Tractatus, no podríamos hablar sobre las ciencias sociales o sobre las humanidades. Así lo manifiestan claramente los siguientes aforismos: “4.113. La filosofía delimita el ámbito disputable de la ciencia natural”. “4.114 Debe delimitar desde dentro lo impensable por medio de lo pensable”. 24.1212. Lo que puede ser mostrado no puede ser dicho”. Las ciencias sociales caen, desde luego, fuera del ámbito de lo pensable, y por ende, según la filosofía del primer Wittgenstein nada podría ser dicho con sentido sobre ellas, sólo podría ser mostrado.
[3] Cf. Richard Rorty. La filosofía y el espejo de la naturaleza. p. 64 ss.
[4] Cf. Ibid., p. 38-44.
[5] La excepción es la Universidad Iberoamericana, donde Javier Torres Nafarrate ha realizado una importante labor de difusión y edición del corpus luhmanniano.
[6] Esta presentación se ha reproducido mutatis mutandis, en la revista Metapolítica, No. 8, octubre-diciembre de 1998. 
[7] “Las teorías con pretensión universal son fáciles de reconocer: se presentan a sí mismas como su objeto; si quisieran renunciar a ello, tendrían que renunciar a su universalidad... Las teorías con pretensión de universalidad son teorías autorreferenciales”. Niklas Luhmann. Sistemas sociales. p. 8-9.
[8] “En la filosofía de Descartes, el pensamiento es... la base para entender a los seres humanos. El pensamiento siempre adquiere precedencia... El pensamiento es la base del ser. La razòn es lo que nos hace humanos”. Rafael Echeverría. Ontología del lenguaje. p. 25. Si la razón es lo que nos hace humanos, entonces el hombre se define, como animale rationale (animal racional); sin embargo, la perspectiva postmoderna, de la cual hablaremos más adelante, no define ya al hombre por su racionalidad, sino por su locuacidad: el hombre es un ser que habla, un homo loquens.
[9] “Lo que es racional es real; y lo que es real es racional”. Filosofía del Derecho. Prefacio.
[10] Los ciegos no pueden diferenciar color alguno, su visión es apta para la ausencia de color, pero no para la presencia de él. Por ello, aprenden a distinguir los colores por analogía: al palpar la textura de algo, pueden percibir su calor y la cohesión de sus moléculas.
[11] En la terminología de George Spencer Brown: distinction, indication, crossing. La distinción marked/unmarked como forma de observación es una construcción propia de la semántica lingüística.
[12] ... el objeto primero de la teoría de sistemas no es un objeto (o un tipo de objeto), sino la diferencia entre sistema y entorno. Niklas Luhmann. Sistemas sociales. p. 92.
[13] “La autopoiesis no nos dice que el sistema exista por sí mismo, por sus propias fuerzas y sin ninguna aportación del entorno. Más bien lo que se dice es que la unidad del sistema y, con ella, todos los elementos que conforman el sistema son producidos por el sistema mismo”. Niklas Luhmann. La ciencia de la sociedad. p. 27
[14] “... el concepto de autopoiesis de Humberto Maturana significa un elemento nuevo. Los sistemas autopoiéticos son los que producen por sí mismos no sólo sus estructuras, sino también los elementos de que están compuestos, precisamente en la trama de estos elementos”, Niklas Luhmann, Raffaele De Georgi. Teoría de la sociedad. p. 39.
[15] La reproducción consiste en la continuidad de las operaciones del sistema, lo que a la vez reproduce la diferencia entre sistema y entorno.
[16] Jürgen Habermas interpreta el planteamiento luhmanniano de manera fundamentalmente material: “En nuestro contexto es mucho más importante una segunda dificultad, que es asimismo una dificultad de principio y que no puede hacerse derivar de la variabilidad estructural comparativamente alta de las sociedades frente a los organismos”... “Al no percatarse del fracaso de su tentativa de generalizar las categorías cibernéticas hasta el punto de que puedan servir también de soporte a una teoría sistémica de la sociedad, Luhmann incurre, a mi juicio, al definir la reducción de complejidad mediada por el sentido, en un error categorial preñado de consecuencias”. “Discusión con Niklas Luhmann (1971): ¿Teoría sistémica de la sociedad o teoría crítica de la sociedad?” En La lógica de las ciencias sociales.  p. 315, 319.
[17] “... no manejamos el argumento de que, puesto que existen reproducción autopoiética, “cerradura operativa”, evolución, etcétera, en el nivel de las células vivas, dichas estructuras deben existir en los sistemas sociales. Preferimos formular la siguiente pregunta: ¿la existencia de este estado de cosas se pude demostrar en los sistemas sociales, es decir, que se trata de estructuras generales que se pueden realizar tanto dentro del orden vital como del social? Luhmann. Sistemas sociales. p. 14.
[18] “No hay input ni output de elementos en el sistema o desde el sistema: esto es lo que se entiende con el concepto de autopoiesis. El sistema es autónomo no únicamente en el plano estructural, sino también en el plano operativo. Niklas Luhmann, Raffaele De Georgi. Op. cit. p. 40.
[19] “Inclusive el contexto operacional de la conciencia y la comunicación no es sino un acoplamiento que varía a cada momento, un acoplamiento que renueva una y otra vez, al término de cada evento particular, la libertad de los sistemas para llevar a cabo movimientos propios. Maturana... llama a esto acoplamiento estructural... El acoplamiento no conduce a una utilización común de los elementos por parte de los distintos sistemas, no conduce a un “sharing of elements by different organisations”, esto es, a un hecho que Gotthard Günther llamaría intersección. Niklas Luhmann. La ciencia de la sociedad. p. 28, nota 34.
[20] Niklas Luhmann. Sistemas sociales. p. 40.
[21] “Con clausura no se entiende aislamiento termodinámico, sino solamente cerradura operacional, es decir, que las operaciones propias del sistema se vuelven recursivamente posibles por los resultados de las operaciones propias del sistema”. Niklas Luhmann, Raffaele de Georgi. Op. cit., p. 50.
[22] “Con este concepto naturalmente no hay referencia a lo que pudiera ser entendido como aislamiento causal, como falta de contacto o como una especie de segregación del sistema”. Ibid., p. 40 
[23] Ibid., p. 49.
[24] Niklas Luhmann. La ciencia de la sociedad. p. 32.
[25] Respecto al método funcional, Cf. los ensayos contenidos en: Niklas Luhmann. Ilustración sociológica.
[26] “Lo revolucionario de este entendimiento... estriba en que los sistemas ya no serán  entendidos como objetos, sino fundamentalmente como operaciones. Hay pues en ello una intelección radical operativa de los sistemas como condición para captar su unidad”. Javier Torres Nafarrete. “Prefacio a la primera edición”. En Sistemas sociales. p. 19.
[27] Niklas Luhmann. Sistemas sociales. p. 45.
[28] Ibid., p. 44.
[29] Ibid., p. 54.
[30] Giancarlo Corsi, Elena Esposito y Claudio Baraldi, GLU: Glosario sobre la teoría social de Niklas Luhmann. p. 150.
[31] Niklas Luhmann. Sistemas sociales. p. 41.
[32] Ibid., p. 14.
[33] Niklas Luhmann. “El conocimiento como construcción”. En Metapolítica. No. 2, 1997, p. 170.
[34] Niklas Luhmann. Sistemas sociales. p. 44.
[35] Ibid., p. 9.
[36] Ibid., p. 55.
[37] Niklas Luhmann, Raffaele De Georgi. Teoría de la sociedad. p. 45.
[38] Ibid., p. 45.
[39] En Wittgenstein, el sentido que pueda tener una frase para nosotros depende de las circunstancias: “If, for example, someone says that the sentence “This is here” (saying which he points to an object in front of him) makes sense to him, then he should ask himself in what special circumstance this sentence is actually used. There it does make sense”. [“Si alguien dice, por ejemplo, que la oración “Esto esta aquí” (y al decir esto señala un objeto que está enfrente de él) esto tiene sentido para él, entonces él debe preguntarse a sí mismo en qué circustancias especiales esta oración se usa actualmente. Ahí es donde tiene sentido”] Philosophical Investigations.“ 117.
[40] Niklas Luhmann. Sistemas sociales. p. 83.
[41] Ibid., p. 143.
[42] Ibid., p. 83.
[43] Las expectativas (Erwartungen) tienen como función orientar de modo relativamente estable la comunicación y el pensamiento de cara a la complejidad y la contingencia del mundo. En este sentido, las expectativas se forman a partir de la selección de un repertorio limitado de posibilidades a las cuales se puede orientar un sistema: “las expectativas se forman mediante la selección intermedia de un repertorio más estrecho de posibilidades respecto de una mejor y más rápida orientación”. Ibid., p. 107.
[44] Ibid., p. 143.
[45] Ibid., p. 144.
[46] Giancarlo Corsi, Elena Esposito, Claudio Baraldi. GLU. p. 40.
[47] Ibid. p. 42.
[48] Niklas Luhmann. Sistemas sociales. p. 118.
[49] Ibid., p. 117.
[50] “Si se entiende la comunicación como síntesis de tres selecciones, como unidad de información, acto de comunicar y acto de entender, entonces la comunicación se realiza cuando y hasta donde se genera la comprensión” Ibid., p. 148.
[51] Ibid., p. 153.
[52] En Luhmann, la teoría de la evolución (Evolution) describe y explica el hecho de que un sistema, estructuralmente determinado, pueda cambiar sus estructuras mediante sus propias operaciones.
[53] Niklas Luhmann. Sistemas sociales. p. 158.
[54] Ibid., p. 157.
[55] Ibid., p. 157.
[56] Esta idea puede encontrarse en Thomas Hobbes, quien sostenía la tesis de que toda la realidad es corporal, por lo que la sociedad política es un cuerpo artificial conformado artificialmente por afectos y pasiones, y naturalmente por cuerpos humanos individuales. Cf. Guillermo Fraile. Historia de la filosofía: III. p. 724 ss. 
[57] Niklas Luhmann. Sistemas sociales. p.  15.
[58] Niklas Luhmann. Teoría de los sistemas sociales. p. 77.
[59] “Max Weber entiende la modernización de la sociedad como el proceso por el que emergen la empresa capitalista y el Estado moderno. Ambos se complementan en sus funciones estabilizándose mutuamente... El medio organizativo, así de la economía capitalista y del Estado moderno como de sus relaciones mutuas, lo constituye el derecho formal...” Jürgen Habermas. Teoría de la acción comunicativa: I. p. 214, 216. Para una perspectiva de la modernización desde el ámbito de las organizaciones Cf. Niklas Luhmann. Organización y decisión. p. 56.
[60] Niklas Luhmann. Teoría política en el Estado de bienestar. p. 43.
[61] Niklas Luhmann y Raffaele de Georgi. Op. cit., p. 340.
[62] Ibid., p. 62.
[63] Idem.
[64] Ibid., p. 78.
[65] Un ejemplo de este tipo de grupos de acción política es la organización Mothers Against Drunk Driving (MADD), la cual “comenzó como un grupo de mujeres que había experimentado la pérdida de un ser querido o su grave lesión por culpa de un conductor borracho”. Fernando Flores, Charles Siponoza y Hubert L. Dreyfus. Abrir nuevos mundos. p. 166. MADD  “fue capaz de convencer a miembros de muchos grupos para que asumieran distintas prácticas de responsabilidad plena, contando con una fuerza social dada vez mayor”. Ibid., p. 172. De esta forma, lo que MADD logró fue cambiar prácticas sociales mediante la apropiación cruzada, un modo de hacer historia en la vida cotidiana (los autores entienden el hacer historia como una forma de cambiar “el modo en que nos entendemos a nosotros mismos y nuestro vínculo con las cosas”. Ibid., p. 25). La apropiación cruzada “ocurre cuando personas de un ámbito determinado generan una práctica y la entregan a personas de otro mundo, que pueden recibirla y utilizarla sin haberla generado por sí misma”. Ibid., p. 171.
[66] “La proposición del fundamento reza: Nihil est sine ratione. Se traduce: nada es sin fundamento”. Martin Heidegger. La proposición del fundamento. p. 25.
[67] Cf. Bases teóricas y filosóficas de la bibliotecología. p. 38 ss.
[68] Ibid., p. 39-40.
[69] Misión del bibliotecario. p. 58.
[70] El ser y el tiempo. 38.
[71] “La caracterización del “ser relativamente a la muerte” propio proyectado existenciariamente puede resumirse en la siguiente fórmula: el “recursar" desemboca al "ser ahí" el "estado de perdido” en el “uno mismo”, poniéndolo ante la posibilidad... de ser él mismo, pero él mismo en la apasionada LIBERTAD RELATIVAMENTE A LA MUERTE, desligada de las ilusiones del uno, fáctica, cierta de sí misma y que se angustia”. Martin Heidegger. El ser y el tiempo. 53. (Las mayúsculas son de Heidegger).
[72] José Ortega y Gasset. Op. cit. p. 69.
[73] En este sentido, el documento tiene un potencial bélico y alienante innegable: recordemos sólo la forma como los regímenes totalitarios hacen uso de la propaganda con fines alienantes: “Como los movimientos totalitarios  existen en un mundo que en sí mismo no es totalitario, se ven forzados a recurrir a lo que comúnmente consideramos como propaganda”. Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo. p. 426. “El verdadero objetivo de la propaganda totalitaria no es la persuasión, sino la organización... Para este objetivo, la originalidad del contenido ideológico sólo puede ser considerada como un obstáculo innecesario”. Ibid. p. 447. et passim.
[74] “To guard ourselves against the dangers of manipulation and misunderstanding, we must strive for clarity of thought and expression all time. There is some safety in the very diversity of our media of communication provided they are not concentretad in too few hands. We are free to chose between them, and, because they are competing for our approval, their controllers may respond to criticism”. [“Para protegernos a nosotros mismos de los peligros de la manipulación y de los malos entendidos, debemos buscar claridad de pensamiento y expresión a la vez. Hay alguna seguridad en la propia diversidad de nuestros medios de comunicación debido a que no se encuentran concentrados en unas pocas manos. Por ende, somos libres para escoger entre ellos y, debido a que ellos compiten por nuestra aceptación, los encargados de los mismos deben responder a la crítica” ]. Communication and language: networks of thought and action.  p. 27.
[75] El ser y el tiempo. 74.
[76] Inicialmente, la actividad bibliotecaria debe haber compartido con otras actividades el carácter de un oficio (quizá más técnico que otros, pero finalmente un oficio) o de una práctica, pero con la extensión que en el siglo XX se dio a las diversas actividades profesionales, la actividad bibliotecaria pasó gradualmente a incorporarse a los saberes profesionales, impartidos en las Instituciones de Educación Superior.
[77] “El gradiente de complejidad, tomado como diferencia y sujeto a la diferencia entre entorno y sistema, desempeña una función muy importante: obliga a buscar distintas formas de tratamiento de la reducción de complejidad, según se trate de la complejidad del entorno o de la complejidad del sistema” Niklas Luhmann. Sistemas sociales. p. 177.
[78] El largo proceso que dio origen a nuestra especie se remonta a 4 millones de años, al Antropopitecus robustus y a su pariente cercano, el Australophitecus africanos. No obstante, el Homo Sapiens, aparece sólo hace unos 25 mil años. Las primeras culturas datan del paleolítico superior, y se desarrollan en las fases Auriñaciense  (entre el 30,000 y el 27,000 a. C.) y Perigordiense (entre el 31,000 y el 22,000 a. C.). Historia Universal Oceáno. v. 1 p. 5 ss.
[79] “... el carácter es la segunda naturaleza o índole segunda (second nature) del hombre, que reemplaza a sus instintos, poco desarrollados”. Erich Fromm. Anatomía de la destructividad humana. p. 19.
[80] Respecto al origen del lenguaje oral existe un halo de misterio en apariencia indescifrable: “We shall probably never know exactly where language originated. Probably it appeared in many places at different times”. [“Probablemente nunca sabremos dónde se originó el lenguaje. Probablemente apareció en varios lugares en momentos diferentes”] Harry Elmer Barnes. An intelectual and cultural history of the western world. v. 1 p. 54.
[81] Puede afirmarse que este logro evolutivo no responde a las características particulares del aparato de fonación humano, sino a la complejidad de su cerebro: “Many people have thought that man´s vocal apparatus, wich is certainly an extremely verstatile and efficient mecanism, has given him an extra advantage in development a complex language. The truth is, however, that many animals have competent sound-producing organs, which might also be capable of something close to our speech if those animals had a controlling brain of man´s caliber”. Communication and language: networks of thought and action. p. 47. [“Muchas personas piensan que el aparato de fonación humano, que es un mecanismo en extremo versátil y eficiente, le ha dado la ventaja adicional que implica desarrollar un lenguaje complejo. La verdad es, no obstante, que muchos animales tienen órganos competentes para producir sonidos, los cuales podrían acercarse a nuestro lenguaje, si aquellos animales tuvieran un cerebro controlador del tamaño del cerebro humano.”] Respecto al aparato de fonación humano Cf. Ibid. p. 50-51. También Ferdinand de Saussure. Curso de lingüística general. p. 70 ss.
[82] “The hunter´s gesture to his follower is a very simple form of sing language. Human social life is full of such signs. We use them all the time, ussually to emphasize our words, sometimes to replace them entirely”. [“El gesto del cazador a su seguidor es una forma muy simple de lenguaje sígnico. La vida social humana está llena de este tipo de signos. Los usamos todo el tiempo, usualmente para enfatizar nuestras palabras, a veces para reemplazarlaspor completo”] Communication and language: networks of thought and action. p. 84.
[83] “Con estos movimientos el agente interviene literalmente en el mundo”. Jürgen Habermas. “Acciones, operaciones, movimientos corporales”. En Teoría de la acción comunicativa: complementos y estudios previos. p. 234. 
[84] Niklas Luhmann. La ciencia de la sociedad. p. 40.
[85] Del cual debe afirmarse, entre otras cosas, que posibilita la verbalización de la cultura: “A spoken language made possible the verbalization of human culture, thus permiting it to be better integrated and more easily transmitted from one generation to another. Human institucions were now supplied with verbal defense, analysis and rationalization”. [El lenguaje oral hizo posible la verbalización de la cultura humana, permitiendo por ende, que ésta fuera sistematizada y transmitida con mayor facilidad de una generación a la siguiente. Las instituciones humanas se encontraban ahora provistas con defensas verbales, analíticas y racionales”] Harry Elmer Barnes. Op. cit. v. 1. p. 55.
[86] “... el lenguaje sigue siendo una estructura que hace posible la autopoiesis de la comunicación bajo condiciones sistémicas siempre más complejas”. Luhmann. La ciencia de la sociedad. p. 40.
[87] “... writing must have developed slowly and gradually”. [“La escritura debe haberse desarrollado de manera lenta y gradual”] Communication and language: networks of thought and action. loc. cit.
“Two things were needed for its development. The first need was some experience of drawing, since in its earliest forms Sumerian writing was purely pictorial. The second was the idea that lies behind all writing, the idea of communicating with someone who is not there to receive the message by word of mouth”. [“Dos cosas eran necesarias para su desarrollo: la primera era cierta experiencia del dibujo, ya que en sus formas primitivas, el alfabeto sumerio era puramente pictórico; la segunda era la idea que subyace en la escritura, la idea de poder comunicarse con alguien que no está ahí para recibir el mensaje por la palabra oral”] Harry Elmer Barnes. Loc. cit.
[88] Si en la Política Aristóteles podía afirmar que “... así como dijimos que la población debe ser fácilmente accesible a la mirada, así también el territorio [de la ciudad]” Libro VII, 5., con la aparición de la imprenta y los posteriores desarrollos de los medios de difusión, el mundo mismo es una ciudad o una aldea global en la que los documentos “abarcan con una sola mirada todo el territorio” (en el sentido de que los documentos recorren el sistema de la sociedad).
[89] Niklas Luhmann, Rafaelle de Georgi. Teoría de la sociedad. p. 112.
[90] “The origins or writing can be linked with the pictograms wich appear on the implements and cave walls of the Paleolithic era”. [“Los orígenes de la escritura pueden vincularse a los pictogramas que aparecieron en los implementos y paredes de las cuevas de la era Paleolítica”] Harry Elmer Barnes. V. 1. p. 89. “Las más antiguas pinturas conocidas son obras de artistas de la era paleolítica... Desechada la hipótesis de que se las idease para servir como decoración, es más probable que se las destinase a un propósito mágico... Por lo tanto, existe un sentido en esas pinturas primitivas; pero si las clasificamos como escritura pictográfica, debemos hacerlo sólo en el sentido más elemental, porque difícilmente pudieron idearse para servir como comunicación de un pensamiento a otras personas”. A. C. Moorhouse. Historia del alfabeto. p. 15-16.  Para un listado de cavernas con pinturas rupestres Cf. especialmente la obra de Herbert Kühn titulada El despertar de la humanidad. p. 226- 231. El listado detalla el lugar donde se encuentran las pinturas y la fecha en que fueron halladas en: Francia (72 cuevas), España (35 cuevas), Italia (3 cuevas) y Alemania (1 cueva).
[91] “El arte auriñaciense y magdaleniense tuvo... un propósito práctico, habiendo sido concebido para asegurar la provisión de aquellos animales de los cuales dependía la tribu para alimentarse... Indudablemente, las pinturas estaban conectadas con otras ceremonias mágicas”. V. Gordon Childe. Los orígenes de la civilización. p. 81
[92] A. C. Moorhouse. Op. cit. p. 15.
[93] Niklas Luhmann, Rafaelle de Georgi. Op. cit. p. 254.
[94] “Un pictograma puede definirse como un signo separado que significa el objeto representado”. A. C. Moorhouse. Op. cit. p. 26.
[95] “En la escritura pictográfica se hace hincapié en el dibujo, y estamos muy lejos de un sistema que pueda compararse a la escritura tal como la conocemos. Pero ahora llegamos a una etapa mucho más altamente desarrollada... a la que se da el nombre de pictográfico-ideográfica”. A. C. Moorhouse. Historia del alfabeto. p. 25. Para lo  que sigue. Cf. p. 25 ss.
[96] Cf. A. C. Moorhouse. p. 32 ss.
[97] “Around 3000 B.C. the Egyptians had taken an important step in developing and alphabet by using twenty-four hieroglyphic signs to indicate twenty-four consonantal sounds. Buy they continued to use many additional symbols for words and syllabes, and therefore failed to develop a strictly phonetic alphabet”. [Alrededor del 3,000 a.C. los egipcios dieron un importante paso al desarrollar el alfabeto utilizando 24 signos jeroglíficos para indicar los 23 sonidos consonantes. Pero ellos siguieron utilizando muchos símbolos adicionales para ciertas palabras y sílabas, por lo que no lograron desarrollar un alfabeto estrictamente fonético”] Elmer Barnes. Vol. 1, p. 91. 
[98] Cf. A. C. Moorhouse. p. 59 ss.
[99] “La escritura cuneiforme de Babilonia es un ejemplo de silabario”. A. C. Moorhouse. p. 36.
[100] El cual constituye “dos grupos: el semita del norte (incluyendo el fenicio, el arameo, el hebreo y el moabita) y el semita del sur (especialmente el sabeo, en el sur de Arabia y en Yemen y el etíope”. G. E. Moorhouse. Historia del alfabeto. p. 133-134. Por otro lado Barnes sostiene que: “Our alphabet probably goes back to the Egyptian by way of Phoenician and Greek elaborations. A certain Semite of the of the nineteenth century B.C., perhaps a Phoenician from Byblos, seems to have invented a true alphabet based on Egyptian antecedents.... the phoenician alphabet contanined thenty-one letters, all consonants”. [“Nuestro alfabeto probablemente se remonta al de los egipcios el cual llegó a nosotros a través de las elaboraciones fenicias y griegas. Un semita del siglo XIX a.C. quizá un fenicio de Biblos, parece que fue quien inventó un verdadero alfabeto basado en los antecedentes egipcios... el alfabeto fenicio contenía 21 letras, todas consonantes”] v. 1. p. 90.
[101] “The alphabet is the best system of writing that man has invented, so it is not surprising that wherever one or other of its forms has been introduced it has replaced other kinds of writing”. [“El alfabeto es el mejor sistema disponible de escritura inventado por el ser humano, por ello, no debe sorprender que dondequiera que una u otra de sus formas han sido introducidas, ha reemplazado otros tipos de escritura”] Communication and language: networks of thought and action.p. 116.
[102] Niklas Luhmann y Rafaelle de Georgi. Teoría de la sociedad. p. 117.
[103] “Ya que la escritura es siempre un auxilio nemotécnico (sic.), transforma el significado de la memoria. Si se comienzan a resolver los problemas de la memoria mediante anotaciones, el tiempo ya no puede ser apropiadamente comprensible como el poder de olvidar (léthe), del cual es posible sustraerse sólo con la ayuda de las musas. en lugar de esta representación del tiempo surge la idea de un movimiento que puede ser medido, la idea de una dimensión que puede ser descrita, en la cual se garantiza la simultaneidad de lo no simultáneo... La cualidad sacra de la memoria se reforma como recuerdo de un pasado que constituye el fundamento”. Niklas Luhmann, Rafaelle de Georgi. Teoría de la sociedad. p. 108-109.
[104] La distinción entre medio y forma es fundamental. Vid . Infra. Segunda parte. 3.2.
[105] Por ejemplo, en los guijarros azilanos del sur de Francia “Aparecen un gran número de signos con diversas formas”. A. C. Moorhouse. Historia del alfabeto. p. 17. Además la piedra “Es la principal fuente de inscripciones que ha sobrevivido del antiguo Oriente; se usó para esculpir las leyes y los convenios. en un bloque de piedra está grabado el Código de Hamurabi, al que se tiene por uno de los documentos más importantes de la historia de la humanidad”. Gastón Litton. Del libro y su historia. p. 27.
[106] “En Mesopotamia existió desde el cuarto milenio antes de la era cristiana otro precedente del libro, la tablilla de arcilla, sobre la que el escriba grababa con caracteres cuneiformes textos políticos, comerciales o religiosos. Se han encontrado cerca de medio millón de tales tablillas, escritas por ambos lados, algunas de las cuales estaban agrupadas formando series. Con frecuencia, en la primera tablilla de una serie figuraba el título de la obra, el nombre del propietario y el del escriba. En esta época se conoce la existencia de una floreciente literatura. Especialmente destacable es la colección de Nínive, reunida hacia el 650 a.C. por el rey asirio Asurbanipal. Los hititas, también en el Asia menor, dejaron colecciones de tablillas cuneiformes y catálogos de las mismas”. Libro. En Enciclopedia Hispánica [CD-ROM] (Todas las citas de la Enciclopedia Hispánica se refieren al disco compacto y no a la obra impresa, aunque los artículos pueden encontrarse tanto en la obra impresa como en el disco).
[107] “En la antigüedad se utilizaron tablillas de arcilla cocida como material de escritura, especialmente en el Cercano Oriente, donde su uso se veía favorecido por el clima. en las excavaciones de Nínive y Babilonia se descubrieron muchas bibliotecas de tablillas de arcilla, en las cuales habían sido grabados importantes textos de toda índole”. Gastón Litton. Op. cit. p. 27.
[108] “Hacia el tercer milenio antes de la era cristiana, los egipcios utilizaron ya los tallos del papiro, una planta herbácea que crece a orillas del Nilo, para preparar un material laminar semejante al papel gracias al cual han llegado hasta nuestros días algunas de las obras más antiguas de la humanidad, entre ellas el célebre Libro de los muertos, que han permitido un conocimiento más profundo de la milenaria civilización de las pirámides”. Papiro. En Enciclopedia Hispánica.
[109] The Egyptians were the fist to have what we call books -papyri dating from 4000 B.C. or earlier- and theirs is the oldest literature preserved. The greater part of it was moral and religious”. [“Los egipcios fueron los primeros en tener lo que nosotros denominamos libros –papiros que datan del 4000 a.C. o aún antes- y la suya es la literatura más antigua que se ha conservado. La mayor parte de ella era de carácter moral y religioso”]. Harry Elmer Barnes. Vol. 1, p. 91.
[110] “Por su mayor durabilidad, los antiguos griegos y romanos utilizaron tablillas hechas de una gran variedad de materiales, incluyendo el marfil y el bronce... Las tablillas estaban recubiertas con una capa de yeso o cera sobre la cual se escribía”. Gastón Litton. Op. cit., p. 27.
[111] “El proceso de presentación de cueros para usarlos como material de escritura se perfeccionó notablemente a principios del siglo II antes de nuestra era, por obra de Eumenes II (197-158 a. de C.), rey de Pérgamo, Asia Menor”. Gastón Litton. p. 32.
[112] “Los códices vinieron a reemplazar a los rollos o volumina comúnmente utilizados en la antigüedad. Las tablillas rectangulares de madera, ahuecadas y rellenadas con cera, y luego unidas por medio de cuerdas o alambres, fueron utilizadas por los griegos y los romanos para mantener la contabilidad y como textos de estudio; constituyen los antepasados inmediatos de los códices. La sustitución del papiro por el pergamino, a partir del siglo IV, significó la difusión del códice como soporte para la escritura”. Códices. En Enciclopedia Hispánica.
[113] La palabra palimpsesto “viene del griego palin, nuevamente, y psestos, raspado. Se refiere a la técnica de borrar el texto de manuscritos viejos para escribir nuevamente sobre ellos. Este proceso, impuesto por la escasez de pergamino al tiempo que aumentaba el volumen de libros que debían ser copiados, se extendió también a las tablillas enceradas, el papiro y otros materiales”. Gastón Litton. p. 49.
[114] “Los cueros tienen diferentes calidades. Las pieles de vaca y de cerdo eran las menos apreciadas para la escritura por su excesivo grosor. Las más estimadas para los finos códices eran las de ternera, oveja y cabra”. Gastón Litton. p. 32.
[115] “Hasta que el papel pudo fabricarse a máquina, acontecimiento que lo colocó al alcance de las masas por primera vez, era difícil conseguir material para escribir”. Gastón Litton. p. 49.
[116] “Según la tradición, los árabes obtuvieron el secreto del papel en 751 de dos artesanos chinos. Poco después, se instaló en Samarkanda la primera fábrica y la segunda, en Bagdad, en 794”. Gaston Litton. p. 33.
[117]Los primeros libros impresos por xilografía aparecieron en el siglo XV. Una versión en metal de la plancha xilográfica, que conformó la técnica llamada metalografía, se desarrolló poco después. Apenas quedaba entonces un paso para la invención -atribuida al neerlandés Laurens Coster- de los tipos móviles y reutilizables, para los que los alfabetos romano y griego -debido a su reducido número de signos- son especialmente adecuados. Correspondió, sin embargo, al alemán Johannes Gutenberg, a mediados del siglo XV, el honor de ser el iniciador de los modernos procedimientos de las artes gráficas. La prensa de Gutenberg utilizaba tipos móviles metálicos que llevaban grabadas las letras, los signos de puntuación y los números en una de sus caras, y que, a diferencia de los tallados en madera, podían ser utilizados muchas veces. Los tipos se colocaban uno tras otro, a mano, en una vara de madera que los sujetaba. Las palabras quedaban separadas por un tipo sin relieve alguno y que no imprimía nada. Las líneas así obtenidas se ordenaban en una caja y, después de mojarlas con tinta, se aplicaba sobre ellas una hoja de papel. Una plancha, llamada platina, descendía sobre la caja, por obra de un tornillo, y los caracteres quedaban grabados por presión. El método de Gutenberg era mucho más flexible que la xilografía, producía impresos de más calidad y permitía imprimir ambos lados de cada hoja”. Imprenta y artes gráficas. En Enciclopedia Hispánica.
[118] El recorrido que hemos realizado hasta ahora lo resume Barnes en los términos siguientes: “The first writing material was stone. Then came the clay bricks of Mesopotamia. The Egyptians used papyrus, britlle fabric made from de fiber of a reed. The later Mesopotamians used parchment, chiefly sheep skin, and papyrus. The Greeks and the Romans employed both, but relied mainly on papyrus, wich gradually went out of use in the early medieval period... Further, the codex, or first paged book, then became popular, and papyrus was not so well adapted for this as for the scroll book -papyrus or other material rolled on a rod”. [“El primer material para escritura fue la piedra. Entonces llegaron las tablillas de arcilla de Mesopotamia. Los egipcios utilizaron el papiro, una fibra frágil hecha a partir de una caña. Los habitantes posteriores de Mesopotamia, utilizaron el pergamino, principalmente elaborado a partir de las pieles de ovejas, y el papiro. Los griegos y los romanos emplearon ambos, pero preferían el papiro, el cual fue gradualmente sustituido en el medioevo temprano... Posteriormente, el códice, el primer libro paginado, se hizo popular, y el papiro demostró no adaptarse tan bien a esta forma, ya que el papiro y otros materiales tenían que ser enrollados alrededor de una varilla”] Barnes. Vol. 2. p. 575.
[119] Respecto al surgimiento de literaturas nacionales Cf. Barnes. Op. cit. Vol. 2. p. 598 ss.
[120] Niklas Luhmann y Raffaele de Georgi. Teoría de la sociedad. p. 119-121.
[121] “Los nuevos medios de este siglo han ampliado, una vez más, en modo considerable las posibilidades universales de comunicación. vuelven más aguda, de esta manera, la discrepancia ente comunicación posible y comunicación que actualmente tiene lugar. Con esto se vuelve más agudo el problema de la selección ante el que la sociedad reacciona, por una parte, mediante la organización y, por otra, mediante la privatización de la selección. Disuelven la prudente unidad de la comunicación en un modo que aún hace pocos decenios no se consideraba posible... Parece que así la sociedad moderna haya alcanzado un límite en el cual ya no hay nada incomunicable, con la única antigua excepción: la comunicación de la sinceridad”. Ibid. p. 125.
[122] “This technical revolution, in turn, added the camera, the proyector, the microphone, the tape and disk recorders, the transmitter, and the computer to the available tools of communication -all within a little over a hundred years... this entire process has been foreshortened, the information media have stimulated a revolution of rising aspirations and are themselves among the goals of these aspirations”. [“En su momento, la revolución tecnológica adicionó la cámara, el proyector, el micrófono, los aparatos reproductores de discos y casetes, los transmisotres y la computadora, a los medios de difusión disponibles -todo esto en poco más de 100 años... ha acortado el proceso: los medios de difusión han estimulado una revolución con expectativas crecientes siendo, ellos mismos, parte de estas metas y aspiraciones”] Wilbur Schramm. Men, messages, and media. p. 16.
[123] “Libraries are at least as ancient as the clay tables of Babylon and the stones and papyri of Alexandria”. [“Las bibliotecas son al menos tan antiguas como las tablillas de arcilla de Babilonia y las piedras y papiros de Alejandría”] Wilbur Schramm. Men, messages and media. p. 132.
[124] “Tres mil años antes de la era cristiana, los templos egipcios rebosaban ya de papiros científicos y teológicos.” Bibliotecas y Biblioteconomía”. En Enciclopedia Hispánica.
[125] “… hacia el 650 a.C. la biblioteca del rey asirio Asurbanipal contenía unas 25.000 tabletas con documentos Literarios, jurídicos e históricos”. “Bibliotecas y Biblioteconomía” . En Enciclopedia Hispánica.
[126] En esta forma de organización social, “El ejercicio del dominio y la religión no pueden separarse”. Niklas Luhmann, Raffaele de Georgi. Teoría de la sociedad. p. 313.
[127] Dice Roberto Calasso en Las bodas de Cadmo y Harmonía: “Con el alfabeto, los griegos aprenderían a vivir los dioses en el silencio de la mente, ya no en la presencia plena y normal…” p. 351.
[128] “La colección de libros reunida por Aristóteles pasó a la muerte de éste a su discípulo Teofrasto, segundo jefe de la escuela peripatética, quien a su vez la legó a Neleo de Escepsis; enterrada a la muerte de éste por sus herederos, a fin de substraerla a las pretensiones de los reyes de Pérgamo, y exhumada más tarde, adquirióla Apeliconte de Teios, primer editor de Aristóteles. Sila, conquistador de Atenas, la trasladó a Roma”. Agustín Millares Carlo. Introducción a la historia del libro y de las bibliotecas. p. 227-228.
[129] “... en el 529 d.C. se cierra la última escuela filosófica precristiana de Atenas, y en 643 d.C. la de Alejandría”. Enrique Dussel. Ética de la liberación. p. 48, n. 126.
[130] “Muchas de las primeras bibliotecas privadas de Roma se iniciaron teniendo como base un botín de guerra...” Gaston Litton. p. 216. Al concluir el período republicano de Roma (27 a. de C.) existían innumerables bibliotecas privadas, entre ellas la de Virgilio... la de Marco Terencio Varrón... la de Persio”. Ibid. p. 217.
[131] “La primera biblioteca pública de que se tiene noticia fue la fundada en 39 a. C., con el botín de su campaña en Dalmacia, por Asinio Polión...” Agustín Millares Carlo. op. cit. p. 233.
[132] “En el año 410, el rey godo Alarico saqueó Roma. Las fuerzas imperiales, sumadas a las de los aliados bárbaros, consiguieron todavía una última victoria al derrotar a Atila en los campos Catalúnicos, en el 451. El último emperador de occidente, Rómulo Augústulo, fue depuesto por el rey hérulo Odoacro en el año 476. El imperio de oriente prolongó su existencia, con diversas vicisitudes, durante un milenio, hasta la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453.” Roma Antigua”. En Enciclopedia Hispánica.
[133] “En 1422, durante los últimos años del reinado de Manuel II, los turcos otomanos sitiaron por primera vez Constantinopla. Las conquistas otomanas se extendieron a Tesalónica en 1430 y los constantinopolitanos se vieron obligados a recurrir a los países latinos. La unión de Florencia formulada en un concilio celebrado en esta ciudad acudió en ayuda del imperio bizantino, pero sufrió una grave derrota en Varna en 1444. Éste fue el último intento de occidente por salvar a Constantinopla”. “Bizantino, Imperio”. En Enciclopedia Hispánica.
[134] “En el 325... Constantino convocó un concilio en Nicea -confirmado por el papa Silvestre I- para restablecer la paz de la iglesia, amenazada por el arrianismo, herejía que consideraba al Hijo inferior al Padre en el misterio de la Trinidad”. “Concilios”. En Enciclopedia Hispánica. Cf. Barnes. Op. cit. Vol. 1. p. 282.
[135] “Cuando este emperador romano elevó el cristianismo al rango de religión de Estado, las múltiples responsabilidades organizativas, dogmáticas y disciplinarias que recayeron sobre los obispos les exigieron mantener una biblioteca funcional anexa a su sede”. Gastón Litton. p. 224.
[136] “En Constantinopla recibieron notable impulso, sobre todo después del traslado a dicha ciudad de la capital del Imperio por obra de Constantino, quien fundó una biblioteca, objeto de particular cuidado por sus sucesores, y que en tiempos de Teodosio contaba con ciento veinte mil volúmenes”. Agustín Millares Carlo. op. cit. p. 233-234. 
[137] “San Basilio Magno, obispo de Cesarea de Capadocia, fundó en el siglo IV numerosas comunidades en el Asia menor... En occidente, san Agustín reunió a algunos clérigos bajo unas normas de vida común, y san Martín de Tours formó una gran comunidad en Marmoutier, de donde partieron muchos monjes para formar nuevas comunidades en Irlanda. El gran legislador de la vida monástica fue san Benito de Nursia, quien escribió para sus monjes de Monte Cassino (Italia) una regla que ha quedado como modelo clásico. Enciclopedia Hispánica. Monasterios y Conventos. Algunos monasterios importantes fueron: Montecassino, fundado por san Benito de Nursia, Cluny, Solesmes, Silos y Montserrat. Cf. “Ordenes religiosas”. En Enciclopedia Hispánica. Respecto al movimiento monástico Cf. además Barnes, op. cit. Vol. 1. p. 291 ss. 
[138] “From the sixth to the 12th centuries, most European books were made -and used- in monasteries. Monastic scribes ensured the survival of learning in the West by copying out not only religious texts but also the works of Greek and Roman authors”. [“Desde el siglo sexto al 12, la mayor parte de los libros europeos fueron hechos -y utilizados- en monasterios. Los escribanos de los monasterios, aseguraron la supervivencia del bagaje cultural de Occidente copiando no sólo textos religiosos, sino también obras de autores griegos y romanos”] Communication and language: networks of thought and action. p. 118.
[139] “Carlomagno, preocupado por la escasa cultura del clero y de los funcionarios imperiales, mandó construir escuelas de enseñanza en monasterios y catedrales, e incluso en su propia corte, asentada en Aquisgrán, creó la Escuela Palatina, donde impartieron sus enseñanzas las personalidades de la ciencia y las letras más renombradas de la época, entre las que sobresalía Alcuino de York. La obra del emperador sentó las bases de la futura idea de Europa como unidad religiosa y cultural”. “Edad Media”. En Enciclopedia Hispánica.
[140] “En los países islámicos hubo importantes bibliotecas desde el siglo Vlll, entre las que destacaron las de Bagdad, El Cairo y Basora. En la España musulmana fueron famosas las de Córdoba, Granada y Toledo, contemporánea esta última de una famosa escuela de traductores”. “Bibliotecas y Biblioteconomía”. En Enciclopedia Hispánica. “En Córdoba, el califa Al-Hakan II (961-976) llegó a tener en su biblioteca 400,000 manuscritos (con 44 volúmenes de catálogos), mientras un Carlos V de Francia (hijo de Juan el Bueno) tenía 900 manuscritos en la misma época”. Enrique Dussel. Ética de la liberación. p. 40.
[141] “Los orígenes de la moderna universidad se sitúan en el Medievo europeo. Los estudios generales eran instituciones en las que, al amparo de catedrales y conventos, se educaba a monjes y clérigos. A partir de los estudios generales, a los que acudían alumnos de tierras muy lejanas, se formaron las universidades, corporaciones integradas por estudiantes y profesores, que al principio eran meramente privadas y tenían como finalidad procurar servicios (vivienda y alimento baratos, asistencia jurídica, independencia de las autoridades) a unos y otros. Estudiantes y maestros elegían de forma conjunta a los rectores, y la enseñanza era enteramente financiada por los alumnos, que procedían en su inmensa mayoría de la naciente burguesía... De modo progresivo, las universidades fueron obteniendo reconocimiento público y privilegios de papas, reyes y emperadores... Los estudios, especialmente de derecho, cobraron un auge inusitado en la Bolonia del siglo XII. Esta universidad surgió como una comunidad de estudiantes, y formó juristas que influyeron decisivamente en las principales cortes europeas, como consejeros de reyes y regidores de ciudades. “Universidad”. En Enciclopedia Hispánica.
[142] “Parece que a finales del siglo XVIII haya comenzado su ocaso la forma de la evolución de las ideas ligada a una variación que estaba referida a la escritura, a una selección plausible o evidente y a una estabilidad normativa o dogmáticamente indudable. La Revolución francesa es una señal visible desde todas partes; y, en cuanto que en la estructura de la sociedad provoca pocas transformaciones, sus efectos sobre el mundo de las ideas de los tiempos posteriores no pueden ser sobrevalorados. En Könisberg y en Berlín se busca una vez más el dar nueva protección al mundo de las ideas mediante un concepto filosófico de la ciencia”. Niklas Luhmann, Raffaele de Georgi. Teoría de la sociedad. p. 269.
[143] “Napoleón I elevó la bibliografía al rango de ciencia auxiliar de la historia y las grandes corrientes del pensamiento creador que abrirían las puertas a las ideas eruditas del siglo XIX, se afianzaron definitivamente. En 1821, se estableció la enseñanza de la bibliografía en la École de Chartres”. Gloria Escamilla. Manual de metodología y técnica bibliográficas.  p. 17
[144] “Denis Diderot dirigió y escribió 990 artículos para la Enciclopédie ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers, síntesis y expresión acabada de los principios y del espíritu de la Ilustración. El primer volumen de la obra apareció en París en 1751 y el segundo en 1752. La publicación de la obra se interrumpió, pero gracias a la protección de la marquesa Pompadour se reanudó con la aparición del tercer tomo en 1753. En 1757 se publicó el séptimo tomo, hasta llegar en 1765 a 17. De 1776 a 1772, se imprimieron once tomos más en planchas de cobre, y de 1776 a 1777 cinco suplementos.  La reimpresión de la obra, realizada en Ginebra en 1777, abarca 39 volúmenes, con una tabla analítica en dos volúmenes. En el gran proyecto de la Enciclopédie colaboraron, entre otros, D´Alembert,  Rousseau, Buffon, Holbach, Condillac, Boulanger, Montesquieu, Quesnay y Turgot”. Javier Brown César. “Libros, lectores y bibliotecas”. p. 130.
[145] “,,, san Isidoro fue ante todo el autor de las Etimologiae (Etimologías), vasto tratado en veinte libros a menudo considerado como la primera enciclopedia y en el que se recogían ampliamente todos los conocimientos de la época, desde las siete artes liberales -gramática, retórica, dialéctica, geometría, aritmética, astronomía y música- hasta la teología, el derecho, la historia, la mineralogía o las artes militares. El nombre del libro, "etimologías", se debe a que san Isidoro consideraba que el nombre de todo objeto era un signo de su esencia y, por tanto, proporcionaba información sobre dicho objeto. El mundo sería así un "texto de Dios", idea que tendría gran influencia posterior”. “Isidoro de Sevilla”, San. En Enciclopedia Hispánica.
[146] Javier Brown César. “Libros, lectores y bibliotecas”. p. 130.
[147] Niklas Luhmann, Rafaelle de Georgi. Teoría de la sociedad. p. 122
[148] “Antonio Panizzi, que en 1831 se encargó de organizar la biblioteca del Museo Británico. Fue el autor de su primer catálogo, y estableció el concepto de que una biblioteca debe permitir el acceso rápido y cómodo a los volúmenes”. “Bibliotecas y Biblioteconomía”. En Enciclopedia Hispánica.
[149] Uno de los más conocidos es el de Melvil Dewey, que fue publicado por vez primera en 1876, y que es un sistema jerárquico que permite dividir y organizar los libros y documentos de una biblioteca, según su contenido temático y de conformidad con un principio decimal.
[150] “Se denomina biblioteca a toda colección semejante, privada o pública, de obras escritas para la lectura, el estudio y la recreación, y también a los muebles y las habitaciones que alojan los volúmenes. Muchas veces las bibliotecas, sobre todo las de creación más antigua, incluyen también dibujos y pinturas, piezas numismáticas -monedas y medallas- y antigüedades. Las de mayor tamaño suelen albergar periódicos, revistas y materiales audiovisuales tales como películas, fotografías, microfilmes y programas para computadoras u ordenadores”. “Bibliotecas y Biblioteconomía”. En Enciclopedia Hispánica.
[151] Giovannni Sartori. Homo videns: la sociedad teledirigida. p. 53.
[152] Cfr. Curso de filosofía positiva. Lección 48.
[153] “... para Karl Friedrich, aunque “el orden ha sido lógicamente, el fin obvio de toda política y, en cierto sentido, la teoría política gira alrededor del problema de cómo alcanzar un orden”, éste no debe ser entendido nunca como una meta racional o absoluta de la política o un fin en sí mismo, ante el cual otros valores se subordinan. Por el contrario, aunque pueda ser paradójico, el orden sólo tiene sentido a partir del desorden, del movimiento y del conflicto”. Juan Antonio Le Clercq. “El federalismo como forma política y como forma de vida”. En Bien común y gobierno. No. 48, noviembre de 1998. p. 47.
[154] La famosa fábula de las abejas de Mandeville es quizá la mejor moraleja al respecto: en la colmena –que es una metáfora de la sociedad humana-, reinan las virtudes y los vicios y a pesar de esta mezcla rebosa la colmena de vida, actividad, prosperidad y poder. “Thus every part was full of vice, Yet the whole was a paradise” [“Y aunque cada parte estaba llena de vicios, aún así el todo era un paraíso”]. Un día un bribón se quejó de los vicios y otros como él, pidieron a Júpiter el fin de la corrupción y el inicio de la honradez. Así, Júpiter los escuchó y se reformaron las costumbres. Entonces desapareció el lujo y la hipocresía, se saneó la economía y desapareció la pobreza y reinó la abundancia y la paz. Pero también cesaron las artes y la navegación. La población disminuyó y la colmena fue atacada por un enemigo superior que hizo sucumbir a la mayor parte de las avejas. La moraleja es clara: el reino exclusivo de la virtud equivale a la destrucción de las artes y las ciencias y, en último término, de la sociedad misma.
[155] Enciclopedia de la literatura. Barcelona, Garzanti. p. 1077.
[156] “El libro de las mutaciones es un texto de adivinación, basado en un sistema de 64 figuras de seis líneas (hexagramas). Cada hexagrama está seguido por una breve definición... en una época posterior... se le añadieron unos comentarios llamados Yiyuan (es decir, las “Diez alas”), que constituyen un sistema cosmológico fundado en los principios opuestos del yin y el yang”. Idem.
[157] “Recientemente los términos yin y yang se han vuelto muy populares en Occidente, pero rara vez se los utiliza con el sentido que tienen en la filosofía del extremo oriente... Los símbolos relacionados con estos términos son, entre otros:
                                    “Yin                              Yang
                                   tierra                            cielo
                                   luna                           sol
                                   noche                          día
                                   invierno                     verano
                                   humedad                      sequedad
                                   frío                              calor
                                   interior                         exterior
“En la cultura china estos polos nunca han sido relacionados con valores morales. El bien no se halla solamente en el yin o en el yang, sino en el equlibro entre ambos...
“Desde los comienzos de la civilización china el yin se relacionaba con lo femenino y el yang con lo masculino. Hoy es extremadamente difícil deducir el significado de esta antigua asociación debido a que los términos han sido reinterpretados y distorsionados en las épocas patriarcales subsiguientes”. Fritjof Capra. El punto crucial: ciencia, sociedad y cultura naciente. p. 38.
“El principio yin-yang no es... lo que corrientemente llamamos dualismo, sino... una dualidad explícita que expresa una unidad implícita... resulta curioso el hecho de que su emblema es la doble hélice que es al mismo tiempo el modelo de la comunicación sexual y de la galaxia en espiral”. Alan Watts. El camino del Tao. p. 70.
[158] Carl Gustav Jung. “Prólogo al I Ching”. p. 25.
[159] El hexagrama Chin (el progreso) se forma por los hexagramas K´un (la tierra) abajo y Li (el fuego) arriba.
[160] El hexagrama Ming I es opuesto a Chin: Li (el fuego) se encuentra abajo y K´un (la tierra) arriba.
[161] I Ching: el libro de las mutaciones. p. 218.
[162] “La expansión demasiado rápida también encierra por cierto peligros, como se verá en el próximo hexagrama [Ming I]”. Ibid. p. 650.
[163] Ibid. p. 655.
[164] Utilizo este término de acuerdo a la caracterización que Habermas realiza en la Teoría de la acción comunicativa. Vol. 2. p. 193 ss.
[165] El hexagrama I Ming se llama el oscurecimiento de la luz.
[166] Algunos de estos temas son tratados en la parte final del libro, la cual versa sobre el cambio tecnológico.
[167] En este libro consideraremos que las tecnologías constituyen emergencias sistémicas que representan complejidades nuevas e introducen diferencias en diversos ámbitos. Estas complejidades emergentes pueden plantear problemas técnicos, financieros, de interacción social, ambientales, políticos, filosóficos, etc.
[168] En la filosofía del Tractatus, la teoría de la figura es una parte central del sistema. En 2.12 se afirma que “La figura es un modelo de la realidad” y más adelante, que la figura “es como un patrón de medida aplicado a la realidad” (2.1512) y que “La relación figurativa consiste en las coordinaciones entre los elementos de la figura y los de las cosas” (2.1514).
[169] Nuevamente, recurrimos al Tractatus de Wittgenstein en un par de ideas centrales: que un mundo es una totalidad de hechos: “El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas” (1.1), y, que: “El mundo se descompone en hechos” (1.2.). De esta forma, el mundo bibliotecario se conforma por todos los hechos bibliotecarios. Ahora bien, qué tipo de hechos sean los hechos bibliotecarios es algo que esperamos alumbrar a lo largo de este libro; de entrada se puede afirmar solamente que los hechos bibliotecarios son hechos humanos, hechos sociales (como las necesidades, las motivaciones y sus formas de expresión) y no hechos meramente naturales (como el crecer de las plantas o el reproducirse de los animales).
[170] “La definición no debe ser negativa, cuando puede ser afirmativa.
“La razón para dar esta regla es que una definición debe explicar lo que un término significa, y no lo que no significa. La regla es importante porque para la gran mayoría de los términos hay demasiadas cosas que no significan para que una definición negativa pueda abarcarlas a todas”. Irving M. Copi. Introducción a la lógica. p. 159.
[171] El cual se caracteriza por ser un sistema de comunicación fuera del cual no puede haber comunicación alguna.
[172] El cual es un subsistema del SGD.
[173] El concepto de gestor lo había definido como “la persona o conjunto de personas encargadas de todas las actividades relacionadas con el establecimiento de metas y objetivos institucionales, la definición de los medios necesarios para alcanzar las metas, la coordinación y supervisión de los esfuerzos individuales para el logro de los objetivos organizacionales, la evaluación y control constantes de las diferentes tareas y actividades, y... las labores de representación y comunicación...” Javier Brown César. “Sistema general de categorías de la Ciencia Bibliotecaria”. p. 11. Para esta obra la definición de gestor se amplía a toda aquella persona o máquina que realiza las funciones de integración y representación, así como la conservación y mantenimiento de sistemas y subsistemas, y su observación y descripción.
[174] Había definido al facilitador como “aquella persona que trabaja en las unidades de gestión documental y que facilita los soportes documentales o proporciona información sobre soportes documentales o información en general”. Ibid. p. 11. En este libro definiré al facilitador como la persona o máquina que pone a disposición de un usuario documentos del subsistema de documentos o proporciona información basada en documentos de dicho subsistema (información documental).
[175] Las categorías “están ahí” y “van ahí” las utilicé en mi artículo “Primera investigación fenomenológica sobre la biblioteca” (Cf. p. 40-41) para diferenciar entre bibliotecarios (los que “están” en la unidad de gestión) y usuarios (los que “van” a la unidad de gestión. En esta obra la distinción se utiliza para diferenciar entre gestores/facilitadores (los que “están ahí”) y usuarios (los que “van ahí”).

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