JAVIER BROWN CÉSAR
ELEMENTOS PARA UNA
TEORÍA BIBLIOTECARIA
MÉXICO, SEPTIEMBRE DE
2000
A LA MEMORIA DE NIKLAS LUHMANN
INTRODUCCIÓN
Este es el lugar más indicado para leer este libro por
primera vez. El lector encontrará que este no es un libro sencillo, porque la
reflexión sobre los elementos que pueden conformar una teoría bibliotecaria es
ella misma, por lo general, de carácter teórico. No obstante, el lector puede
encontrar una forma sencilla de leer esta obra que es la que ahora le
sugeriremos. Este libro puede ser leído de varias formas, pero hay dos
principales de aproximarse a su contenido.
La primera forma de leerlo, es de carácter selectivo. El
lector puede optar por una lectura simple, evitando leer las notas al pie de
página, las cuales, por lo general, contienen explicaciones o aclaraciones de
carácter teórico. Para evitar complicaciones teóricas, se puede también obviar
la exposición de la teoría de sistemas de Luhmann que aparece en la parte propedéutica,
en el número 2 y pasar directamente a temas de interés particular. En el número
3 de la parte propedéutica, el lector encontrará una muy simplificada “historia
del libro y las bibliotecas” vista bajo la óptica de una teoría de la evolución
social. El número 4 de nuestra propedéutica, de hecho introduce lo que serán
los temas fundamentales del resto del libro, por lo que su lectura es necesaria
para dar una visión de conjunto de lo que en este libro se tratará; de hecho,
quienes no estén interesados por la teoría de sistemas autopoiéticos de Luhmann
o por la historia podrían comenzar su lectura en este apartado.
En la segunda parte, el lector encontrará un recorrido a
través de la teoría de la documentación, como se ha desarrollado en España. El
cometido de este recorrido no es repetir lo que se ha dicho ya en España sobre
la teoría del documento, sino aproximarse críticamente a las ideas de los
teóricos españoles, para intentar aprovechar aquellos elementos cuya base
teórica sea más firme. El número 3 de esta parte contiene nuestra propuesta de
elementos para una teoría del documento. Aquí estudiamos la definición del
documento, los diferentes tipos de documentos y los usos que de ellos se hacen,
así como algunos aspectos de sus autores y usuarios.
En la tercera parte, el lector encontrará una reflexión
sobre filosofía de la ciencia. Nuestro cometido ha sido aquí señalar la crisis
de la noción tradicional de ciencia y apuntar perspectivas que permitan
construir una ciencia bibliotecaria. Aquí se encontrarán elementos para una
epistemología bibliotecaria que debe permitir distinguir con claridad entre los
aspectos teóricos y los aspectos prácticos. A su vez, la teoría se puede
enriquecer mediante una propuesta de ciencia bibliotecaria abierta a otros
saberes y gracias a la constitución de una comunidad de investigadores cuya
premisa sea la comunicación de conocimientos con pretensiones científicas
honestas.
La cuarta parte trata sobre todo de cuestiones
administrativas. Analizamos aquí a las bibliotecas, centros de documentación y
centros de documentación e información, como Sistemas de Gestión Documental,
que tienen una lógica propia y que interactúan con otros sistemas como la
economía, la educación y el derecho. Como parte de los aspectos administrativos
se analizan las funciones de integración de documentos al sistema y de
representación de documentos para conformar medios de acceso (catálogos e
interfases). Como caso ejemplar de relaciones intersistémicas, se pone el
ejemplo de la vinculación Sistemas de Gestión Documental-sistema económico. El
número 2 de esta sección aborda el fundamental tema de los usuarios desde las
perspectivas social e individual, distinguiendo con claridad el tipo de
usuarios que más interesa a la actividad y a las teorías bibliotecarias.
La quinta parte ubica el tema de la información en su justo
lugar. Aquí procedemos, mediante aclaraciones conceptuales, a especificar mejor
qué debemos entender por información y qué importancia tiene el concepto de
información documental para la teoría bibliotecaria. El número 2 de este
apartado asume el tema del cambio tecnológico en un entorno mundial
globalizante, señalando algunos retos, resistencias, riesgos y oportunidades.
La lectura sencilla del libro representaría que el usuario
escogiera los temas de su mayor interés y se remitiera a las partes del libro
donde se abordan. Hemos procurado que cada parte tenga una estructura que vaya
del todo a las partes y de lo simple a lo complejo. La lectura difícil del
libro implica una labor ardua: leer parte por parte en orden, remitiéndose a
las notas a pie de página para ahondar más en lo leído. Nuestra convicción es
que esta forma de lectura es la mejor. Nuestra experiencia personal nos permite
afirmar que quien lea este libro a detalle, se encontrará pronto en un diálogo
interdisciplinario con la economía, la psicología, la teoría de sistemas, la
sociología, la historia, la epistemología y otros saberes que hemos considerado
relevantes para el quehacer bibliotecario.
Además, estamos seguros que aquellos profesionistas que
provengan de otras áreas del saber humano diferentes a la bibliotecaria, se
encontrarán, a partir de su dominio conceptual propio, en franco diálogo con
algunos elementos básicos para conformar una teoría bibliotecaria. Creemos
además que quien emprenda el esfuerzo de comprender nuestra propuesta no se
verá defraudado: algo nuevo aprenderá, porque nosotros, al escribir estas
páginas, hemos aprendido.
Hemos enriquecido este trabajo con un glosario, donde el
lector podrá encontrar algunos de los conceptos clave que aquí se manejan y con
una bibliografía, donde señalamos algunas obras que han sido básicas para
conformar esta obra. Sólo queremos agregar que los errores que aquí se
encuentren se deben obviamente a limitaciones personales. También, que las
traducciones de las citas en inglés son nuestras y en muchos casos se han
realizado de manera libre, pero buscando conservar el sentido del texto.
Finalmente, agradecemos la intención del Profesor Nahúm
Pérez Paz por publicar esta obra, difícil en varios aspectos. Un agradecimiento
muy especial debe ser hecho a Nancy Velina Zepeda, por su esmerada labor de
revisión de los borradores y pruebas finales de este libro, así como por sus
atinadas observaciones y puntuales críticas.
Tlacopac, San Ángel,
septiembre 18 de 2000
PRESENTACIÓN
El libro que el lector tiene ahora en sus manos se parece
más a una aventura en la que se exploran diferentes terrenos que a una obra
acabada, de ahí el nombre de Elementos para una teoría bibliotecaria. La
noción de elemento da la idea de que lo que aquí se trata es algo elemental,
algo simple que está en la base de las cosas complejas que conocemos. No se
trata entonces de fundamentar, en el sentido fuerte de dar las razones por las
que algo es, ni de poner los fundamentos de algo, en el sentido de aportar
todos los cimientos firmes y necesarios sobre los que algo puede desarrollarse
y crecer. La idea de elemento que aquí contemplamos apunta más bien a descubrir
aquellos componentes que permiten formar una teoría acabada.
Así, por ejemplo en química, la tabla periódica es una
nómina comprehensiva de aquellos componentes irreductibles de todo lo real. En
su tiempo, los griegos y particularmente Empédocles, pensaban que los
componentes de todo lo real eran cuatro: agua, tierra, fuego y aire.
Aristóteles, en sus especulaciones cosmológicas introduciría un quinto
elemento: el éter, especie de materia que permite la existencia de “vacíos”
interplanetarios. En nuestra época, sabemos que el aire no es un elemento en sí
mismo, sino que es un compuesto que se forma a partir de otros elementos:
nitrógeno y oxígeno, principalmente. La idea de Elementos para una teoría
bibliotecaria se basa, siguiendo la analogía con la química, en la
construcción de partes relevantes de una tabla periódica, que contemple
aquellos ingredientes que permitan componer una teoría bibliotecaria elaborada.
No pretendemos que los elementos que aquí se abordarán son los fundamentales,
tampoco pretendemos analizar regiones enteras, como podría ser el caso si
quisiéramos describir (siguiendo la analogía con la química) todos los gases
nobles, sus propiedades y cualidades. Las regiones nucleares que en este
trabajo se delimitan son partes de una tabla de elementos más comprensiva que
tiene que formarse con nociones proveniente de distintas ciencias.
El ímpetu por dar forma a una teoría
bibliotecaria parte de una constatación que no es del todo evidente: cuando el
discurso bibliotecario se comienza a cerrar en sí mismo, o sea, se vuelve
autológico (en el sentido de un discurso que se refiere a sí mismo), las
paradojas emergen gradualmente. Dos grupos de paradojas se pueden discernir con
claridad. Un primer grupo de paradojas se manifiesta en déficits de
racionalidad, esto es: ciertos fenómenos, hechos o relaciones causales que se
dan en el ámbito bibliotecario se vuelven inexplicables desde los supuestos
mismos del discurso bibliotecario; ello hace necesario recurrir a otras
disciplinas como la sociología y la economía para describir, explicar y
encontrar correlaciones significativas en aspectos vinculados a la dinámica de
las comunidades de usuarios o para teorizar sobre el valor de los documentos.
Un segundo grupo de paradojas se manifiesta cuando los bibliotecarios
desarrollan discursos especializados que implican el uso de conceptos
regulados, que entran en conflicto con conceptos de otros saberes que se han
anticipado ya en estos desarrollos conceptuales; el caso más palpable es el uso
del concepto de información que se da al interior de la comunidad
bibliotecaria: se entiende la información como una especie de cosa que está ahí
afuera, en el mundo real, para ser apropiada por un sujeto que es meramente
receptivo (de acuerdo a como dictan las teorías cibernéticas de la información
y al modelo del reflejo condicionado analizado por Adam Schaff), pero de esta
forma se entra en conflicto con el concepto de información que ha sido
desarrollado por la contemporánea sociología funcional estructuralista (para la
cual el concepto clave para comprender los fenómenos comunicativos no es el de
información, sino el del “sentido” de lo comunicado), que concibe la
información como un proceso que depende del marco más comprehensivo de la
comunicación social.
Para sugerir vías que permitan resolver las paradojas, se
propone recurrir, en estos Elementos para una teoría bibliotecaria, a
otros discursos científicos. Muy especialmente, el lector constatará que el
ámbito bibliotecario se ubica, en este trabajo, cerca de las humanidades: en
muy estrecha vinculación con las letras, pero también, y sobre todo, con la
historia. También, se recurre a los saberes de las ciencias sociales de base
hermenéutica dura, como la sociología y la psicología. El intento consiste en
abrirse a otros ámbitos del conocimiento para, a partir de ellos, aportar
elementos para la construcción de una teoría bibliotecaria comprehensiva,
integral. El lector podrá extrañarse e incluso molestarse por la escasa
bibliografía especializada en el ramo bibliotecario que utilizamos, pero el
objetivo de este trabajo es, desde los ámbitos de la filosofía, las humanidades
y las ciencias sociales, aportar algunos elementos clave para articular un
discurso bibliotecario teóricamente relevante, que pueda abrirse al diálogo con
otros saberes y que se caracterice por su seriedad, honestidad intelectual,
apertura y consistencia. Ya al final de esta larga introducción reitero la
modestia del libro que el lector tiene en sus manos: no otra es su pretensión
que sugerir ideas para que, al interior de la propia comunidad bibliotecaria,
se construya una teoría al nivel de lo que los tiempos exigen, si el libro que
hemos presentado no sirve para sugerir vías de exploración y teorización, flaco
favor se hará con su publicación.
PRIMERA PARTE PROPEDÉUTICA
1. LA CRISIS DE LA CIENCIA MODERNA
El interés que tenemos por desarrollar los Elementos para
una teoría bibliotecaria tiene como punto de partida el reto de articular
reflexiones teóricas en un momento de crisis cultural en el que la visión
racionalista, mecanicista e individualista de la realidad que se originó en el
modelo Newtoniano-Cartesiano es ampliamente cuestionada: “El paradigma que ha
entrado en crisis es –como dice MacIntyre- el paradigma de la certeza. Según
este esquema teórico, la realidad no esconde misterio alguno: sus secretos se
nos desvelarán progresivamente si somos capaces de utilizar la razón de un modo
correcto, de acuerdo con un método adecuado”[1].
Este paradigma se ha topado cara a cara con el misterio de lo místico ante el
cual, como afirma Wittgenstein en su Tractatus hay que callar[2].
Se necesita, por ende, asumir un paradigma epistemológico alternativo que debe
partir de supuestos diferentes. Por el momento, sólo cabe apuntar que la
ruptura del modelo mecanicista, que implica el que todo pensamiento se
encuentre atrapado en la materia y el que toda materia sea algo extenso que no
piense (lo que plantea el llamado problema del puente, o sea, la cuestión de
cómo pensamiento y cuerpo se pueden comunicar), sólo puede lograrse concibiendo
lo social como realidad no mecánica: la sociedad no es una máquina ni funciona
como una maquinaria (que es lo que por su parte expresan las metáforas de la
maquinaria social y de la ingeniería social que a ella se aplica). Más difícil
es quizá romper con el paradigma individualista que concibe a toda persona como
un ente que puede aislarse de la sociedad y sostener sus intereses egoístas
ante otras personas, de espalda a la sociedad. Y quizá más difícil aún de
romper es el paradigma representacionista que implica que el alma humana es
concebida como una entidad aislada del cuerpo: un espejo que refleja
puntualmente la realidad[3].
El modelo mecanicista separaba las realidades materiales de
las espirituales, dividiendo de manera absoluta las ciencias naturales de las
ciencias sociales, con una carga adicional: las ciencias naturales,
caracterizadas por la perfección de su base matemática debían ser entendidas
como modelo de toda ciencia posible. Esta imagen del quehacer científico se
está rompiendo gradualmente. La sociología funcional estructuralista de Niklas
Luhmann representa, al día de hoy, el intento más acabado por superar la falsa
dicotomía cuerpo/mente[4].
La teoría de la sociedad de Luhmann se caracteriza por ubicarse en una región
discursiva que se coloca en el punto de encuentro de la sociología, la
biología, la cibernética, la teoría de sistemas y el cálculo lógico de las
formas. Se trata, por ende, de un intento vigoroso por construir una gran
teoría social.
La teoría de la sociedad de Luhmann fungirá en este trabajo
como nuestro paradigma heurístico, como nuestro modelo de indagación. Creemos
firmemente que si alguna pretensión debe buscarse al desarrollar una teoría
bibliotecaria debe ser precisamente la más alta: desarrollar una teoría que se
abra a otros saberes relevantes y que se ubique en el cruce de diversas
ciencias, ya sea en las regiones interdisciplinarias de saberes que mutuamente
se apoyan (como la psicología y la sociología, para conformar la psicología
social) o en regiones transdisciplinarias de saberes que abarcan todas las
disciplinas, como las regiones de la teoría de sistemas, de la teoría de la
comunicación, y la cibernética. El punto de partida que se ha elegido como
especie de “marco teórico” que articula este trabajo, es de una complejidad
inusitada. No hay mucho parecido entre los supuestos de la teoría de sistemas
de Luhmann y los supuestos de la teoría de los sistemas semiabiertos postulada
por los sucesores de Bertalanffy. Por ende, lo que nos corresponde ahora, es presentar
esta nueva teoría de sistemas, la que, a diferencia de la anterior, no toma
como punto de partida a las máquinas (como en el caso de Shannon y Weaver),
sino ante todo a los organismos vivos.
2. LA TEORÍA DE SISTEMAS DE NIKLAS LUHMANN
La teoría de Luhmann, revoluciona la tradicional concepción
de los sistemas sociales, pero debido a su complejidad, no ha sido todavía
ampliamente difundida en México[5].
El marco teórico que a continuación se presenta, no pretende sustituir la
lectura de obras como Sistemas sociales, Teoría de la sociedad y La
ciencia de la sociedad, sino que es, como el GLU o la presentación
de Javier Torres Nafarrate del libro Teoría de la sociedad[6], una primera
aproximación. La dificultad de la teoría es patente cuando se considera que la
obra introductoria tiene, en su edición española, más de 400 páginas redactadas
con un estilo denso y profundo. Además, la novedad del aparato conceptual
luhmanniano y la pretensión de universalidad del mismo[7]
dificultan en muchos sentidos la labor de estudio; por ello, y para facilitar
la comprensión de la teoría, he puesto entre paréntesis, en alemán, algunos de
los conceptos fundamentales.
2.1. SISTEMA/ENTORNO
Desde Descartes, los filósofos buscaron un fundamento
inconmovible para su filosofía, un primer principio absoluto. Descartes
encontró este principio en el pensamiento[8],
pero este punto de partida, además de la arbitraria distinción cuerpo/mente y
de los consabidos problemas de comunicación entre ambos, inauguró la tradición
racionalista, cuya forma más acabada es el idealismo absoluto de Hegel: todo lo
real es racional[9]. La tradición del
racionalismo cartesiano, a pesar de su aparente ruptura radical con la
tradición escolástica, conservó una especie de residuo metafísico: refirió todo
a la unidad de la razón. Durante más de dos milenios, y sobre todo a raíz del
perfeccionismo platónico, el cosmos se concibió a partir de su referencia a lo
inmutable, a lo ideal. El punto culminante del pensamiento sobre lo inmutable
se dio cuando los primeros pensadores cristianos pensaron lo inmutable como lo
Uno y Creador, y lo cambiante como lo múltiple y creado. La Suma Teológica
de Santo Tomás es sin duda el punto de inflexión en la reflexión sobre la
unidad: la Suma comienza en las cuestiones sobre el Creador para
terminar con lo creado, va de lo uno a lo múltiple.
El punto de partida de la teoría de sistemas de Niklas
Luhmann es la diferencia, no la unidad. El pensar debe entonces caracterizarse
no como la actividad que forma conceptos, sino como una operación que introduce
distinciones en el mundo. Luhmann es un constructivista radical: los conceptos,
teorías, leyes y esquemas analíticos son constructos que permiten hacer frente
a la complejidad de la realidad. Introducir distinciones es la operación
fundamental porque permite aproximarse a la realidad a partir de esquemas
diferenciadores: así por ejemplo, el ojo conoce gracias a la posibilidad de
diferenciar los colores[10]
y la razón gracias a la posibilidad de diferenciar conceptos.
La diferenciación resulta de una operación que introduce
como distinción una forma bilateral, indicándose primero un lado de la forma y
dejando el otro sin marcar, lo que implica la posibilidad de realizar una
operación ulterior que permita pasar del lado marcado al lado no marcado de la
forma[11].
Los sistemas resultan de una particular construcción operativa, son ante todo
entidades analíticas y no realidades materiales. En la teoría se hace uso de la
diferenciación para marcar el sistema, distinguiéndolo de su entorno, dándose
así una forma doble: sistema/entorno, que funge como articuladora de la teoría.
De esta forma, el tema central que articula la teoría de sistemas de Niklas
Luhmann es la diferencia entre sistema y entorno (System/Umwelt)[12].
Los sistemas se pueden definir como unidades que deben conservar su estructura
mediante operaciones ordenadoras que se dan al interior de ellos mismos, lo
cual les permite mantener la diferencia con el entorno.
En contraste con el paradigma sistemas abiertos/sistemas
cerrados, Luhmann parte de que en todo sistema hay clausura autopoiética. El
concepto de autopoiesis[13]
fue desarrollado por el biólogo chileno Humberto Maturana[14]
para definir la organización de los organismos vivos, la cual se caracteriza
por la capacidad de producir y reproducir[15],
por sí misma, sus elementos constitutivos, Luhmann entiende este concepto de
manera formal[16] y así lo aplica para
desarrollar su teoría de la sociedad; por ello, la utilización de la noción de
autopoiesis no es una mera transposición de un concepto biológico a las
ciencias sociales; el concepto de autopoiesis se introduce con un fin
heurístico: sugerir conexiones que son de particular interés para la sociología[17].
A diferencia del paradigma de los sistemas abiertos, Luhmann
plantea que los sistemas no reciben ningún tipo de input[18]
de materiales del entorno, la relación sistema/entorno se da mediante un
acoplamiento estructural[19]
(strukturelle Kopplung) que brinda al sistema los presupuestos factuales del
entorno que éste no puede producir. En un entorno caracterizado por la
contingencia y la complejidad (Komplexität), el sistema necesita mantener una
cierta invariabilidad en sus límites y en su estructura (Struktur). Esta labor
se realiza a partir de la reproducción y la diferenciación (Ausdifferenzierung/Differenzierung).
“Los sistemas se constituyen y se mantienen mediante la creación y la
conservación de la diferencia con el entorno... la conservación de los límites
(boundary maintenance) es la conservación del sistema”[20].
El que los sistemas tengan límites no significa que estén aislados del entorno[21],
sino que las operaciones del sistema son internas. Esto implica clausura
operacional[22]: “En el plano de las
operaciones propias del sistema no hay ningún contacto con el entorno”[23].
Así, el nuevo paradigma de la teoría de sistemas parte del
agotamiento a que habían llegado los intentos explicativos que se basaban en el
paradigma sistemas abiertos/cerrados. La nueva concepción de sistemas implica
que éstos ya no son abiertos, sino que ante todo operan a partir de la
clausura. Los sistemas son autopoiéticos y lo que les permite subsistir es
precisamente su clausura operativa, la cual no significa independencia causal
ni aislamiento recíproco; pero en las relaciones entre sistemas, lo único que
puede alcanzarse es la vinculación por medio del acoplamiento estructural, con
una mutua influencia entre sistemas, compatible con la completa autonomía en la
esfera de sus respectivas operaciones: “La dependencia mutua se reduce a una
irritación recíproca que solamente es percibida y es objeto de elaboración en
el sistema irritado”[24].
El funcionalismo, como método[25],
implica que lo que define a los sistemas no es la conformación de sus elementos
o el establecimiento de relaciones con el entorno, ni siquiera sus estructuras
o sus procesos, sino las operaciones que realizan[26].
Estas operaciones permiten mantener los límites y la unidad del sistema a
partir de la diferenciación sistema/entorno. Existe una segunda distinción
constitutiva que hay que introducir en la diferencia sistema/entorno: ésta es
la que existe entre elemento y relación. El elemento es “aquella unidad no más
reductible del sistema... “No más reductible” significa... que un sistema sólo
puede constituirse y cambiar relacionando elementos, y nunca mediante la desintegración y la
reorganización”[27]. Elementos y relaciones
se implican mutuamente: “Así como no hay sistemas sin entorno, o entornos sin
sistemas, así tampoco hay elementos sin una vinculación relacional, o
relaciones sin elementos”[28].
Por otro lado, el entorno es siempre más complejo que el
sistema, esta asimetría obliga al sistema a la selectividad respecto de su
entorno: “La selección es... una operación que es resultado del establecimiento
de una diferencia... toda selección presupone restricciones (constraints). Una
diferencia directriz organiza esa encrucijada, bajo el aspecto útil/inútil, sin
fijar la elección misma”[29].
La selección es una necesidad inherente al sistema toda vez que el entorno
presenta siempre más posibilidades de las que el sistema puede actualizar. A su
vez, la distinción sistema/entorno se puede repetir al interior del sistema, en
esta “construcción”, el sistema se usa a sí mismo como entorno para construir
sistemas parciales, los cuales constituyen distinciones sistema/entorno propias
“presuponiendo la reducción de la complejidad operada por el sistema más
comprensivo con respecto al entorno indeterminado”[30].
Pero el entorno no es un sistema, por ello “es necesario
distinguir entre el entorno de un sistema y los sistemas en el entorno de dicho
sistema. Esta distinción tiene un significado apenas valorado. Por
consiguiente, hay que distinguir, sobre todo, las relaciones de dependencia
entre entorno y sistema, de las relaciones de dependencia entre los sistemas”[31].
Adicionalmente, hay que establecer que “Al igual que en la cosmología de
Einstein... la observación del mundo con ayuda de la distinción entre sistema y
entorno depende de la ubicación del observador”[32].
El concepto de observador es fundamental en la teoría de sistemas de Luhmann:
nuestro conocimiento del mundo depende, sin duda, de la forma como lo
observamos y del punto de vista o lugar desde el cual observamos. El
constructivismo radical define precisamente al conocimiento como construcción
de un observador: “El conocimiento se definirá mediante operaciones de
observación y descripción de observaciones. Esto incluye observaciones de las
observaciones y descripciones de las descripciones. El observar se lleva al
cabo cuando algo queda distinguido y cuando, en dependencia de la distinción,
queda indicado”[33]. Así, las operaciones
fundamentales son la observación, la descripción de observaciones, la
observación de observaciones (observación de segundo nivel o de segundo orden)
y la descripción de descripciones. Gracias a estas operaciones, se pueden
introducir distinciones para indicar lados de una forma dual.
Para terminar este apartado, es importante mencionar que, a
partir de la diferencia entre sistema y entorno, y de la diferencia entre
elemento y relación se pueden establecer dos maneras de examinar la
descomposición de un sistema: “Una se dirige a la formación de sistemas
parciales dentro de los sistemas (o con más precisión: a las relaciones
internas entre sistema y entorno). La otra descompone en elementos y
relaciones. En el primer caso se trata del cuarto de una casa; en el segundo,
de las piedras, las vigas, los clavos... La primera forma de descomposición es
proseguida por la teoría de la diferenciación de los sistemas. La otra
desemboca en la teoría de la complejidad de los sistemas”[34].
2.2. SISTEMAS SOCIALES
El objetivo de la teoría de sistemas de Luhmann es ante todo
de carácter sociológico: “Se trata de formular una teoría universal de la
disciplina como no se ha intentado desde Parsons”[35].
El marco de referencia para el desarrollo de una teoría de los sistemas
sociales, es la teoría general de sistemas, la cual sienta las bases para
describir cualquier tipo de sistemas. A partir de esta base común, se deben
distinguir cuatro tipos de sistemas: las máquinas, los organismos, los sistemas
sociales (soziales System) y los sistemas psíquicos (véase el siguiente
cuadro).
Sistemas
|
|||
máquinas
|
Organismos
|
sistemas sociales
|
sistemas psíquicos
|
A semejanza de los sistemas psíquicos (psychisches System) y
orgánicos, el sistema social se refiere a sí mismo mediante cada una de sus
operaciones. La autorreferencia (Selbstreferenz) “designa la unidad
constitutiva del sistema consigo mismo: unidad de elementos, de procesos, de
sistema. “Consigo mismo” quiere decir independiente del ángulo de observación
de otros. El concepto no sólo define, sino que también incluye una afirmación
de un estado de cosas, ya que sostiene que la unidad sólo puede llevarse a cabo
mediante una operación relacionante”[36].
Si bien la autorreferencia define en parte al sistema
social, el factor constitutivo que permite diferenciar a éste de otros sistemas
es la comunicación (Kommunikation): las operaciones y elementos constitutivos
últimos del sistema social son comunicaciones. La comunicación “Es una
operación social porque presupone el concurso de un gran número de sistemas de
conciencia, pero precisamente por eso, como unidad, no puede ser imputada a
ninguna conciencia sola. Es social porque de ningún modo puede ser producida
una conciencia común colectiva, es decir, no se puede llegar al consenso en el
sentido de un acuerdo completo; y, sin embargo, la comunicación funciona. Es
autopoiética... en la medida en que puede ser producida sólo en un contexto
recursivo con otras comunicaciones y, por tanto, sólo en una trama a cuya
reproducción concurre cada una de las comunicaciones”[37].
Lo que distingue a la comunicación de los procesos biológicos y la hace una
operación específica de los sistemas sociales es que “es una operación provista
de la capacidad de autoobservarse”[38].
La autoobservación es una operación propia de los sistemas
de sentido (Sinn), que les permite remitir a otras posibilidades más allá del
dato actualizado. El sentido, en tanto
que experimentar o actuar se determina sólo en las operaciones de un sistema
social (comunicaciones) o de un sistema psíquico (pensamientos). “En su
totalidad, el sentido[39]
es... un procesamiento conforme a diferencias que, a decir verdad, no están
supuestas como tales, sino que adquieren su aplicabilidad operativa sólo debido
a la plenitud del sentido mismo... La automovilidad del acontecimiento de
sentido es, por excelencia, autopoiesis”[40].
Mediante la autoobservación, los sistemas sociales y psíquicos pueden
informarse a sí mismos y recabar nuevos conocimientos de sí.
En la teoría de la sociedad de Luhmann comunicación e
información se distinguen entre sí. En la comunicación, el emisor puede
denominarse (un poco inusualmente) alter, y el receptor, ego. “La diferencia
entre información y acto de comunicar abre por sí sola extensas posibilidades
para el análisis. Dado que ambas requieren interpretaciones con sentido, el
comunicador alter se ve ante un dilema. Dos enlaces incompatibles se ofrecen a
su autocomprensión. Respecto de la información, se tiene que comprender a sí
mismo como parte del mundo con sentido, en el cual la información es correcta o
falsa relevantemente: el acto de comunicar es válido, puede ser entendido. Como
alguien que comunica, tiene que otorgarse a sí mismo la libertad de hacerlo o
no; en un sentido, debe entenderse a sí mismo como parte del conocimiento
universal que se puede conocer, ya que la información lo remite a sí mismo (de
otra manera no podría manejarla). En el otro sentido, dispone de sí mismo como
sistema autorreferencial”[41].
Para clarificar aún más la diferencia entre información y comunicación debe
considerarse que, mientras que la información es ante todo “un acontecimiento
que selecciona estados del sistema”[42],
la comunicación es una unidad de tres cifras: “El primer término designa la
propia selectividad de la información; el segundo, la selección de su
contenido; el tercero, la expectativa[43]
de éxito, es decir, la expectativa de una selección de aceptación”[44].
Así, la comunicación debe entenderse como la síntesis de tres selecciones, como
unidad de información, acto de comunicar y acto de entender (comprensión).
Por otro lado, “La reunión de información , acto de
comunicar y expectativa de éxito en un acto de atención presupone
“codificación”. El acto de comunicar debe duplicar la información, es decir,
debe dejarla afuera, por un lado, y, por el otro, utilizarla para la
participación comunicativa y darle para eso una forma secundaria, por ejemplo
una forma de lenguaje (quizá fonética, de escritura, etcétera)”[45].
El código (Code) es la “regla de
duplicación que permite relacionar toda entidad que caiga en su campo de
aplicación con una entidad correspondiente”[46].
En tanto que regla de duplicación, el código implica un esquema binario que
excluye terceros valores, así por ejemplo, la comunicación científica “se
diferencia al interior de la sociedad gracias a la orientación verdadero/no
verdadero, y constituye un sistema autopoiético cuyas operaciones se refieren a
comunicaciones precedentes orientadas a lo verdadero/no verdadero (en cuanto
éstas fijan las condiciones y las posibilidades de verdades posteriores) y
sucesivas...”[47]
La binariedad facilita el paso de un valor de la distinción
a un valor contrapuesto (por ejemplo legalidad e ilegalidad) pero presenta la
dificultad de que al excluir un tercer valor puede llevar a la presencia de
paradojas, latentes o no. La paradoja (Paradoxie) se crea cuando las
condiciones de posibilidad de una operación son al mismo tiempo condiciones de
su imposibilidad (un ejemplo podría ser el siguiente: supongamos dos enunciados
A y B; el enunciado A dice: el enunciado B es verdadero, el enunciado B dice:
el enunciado A es falso). Por ello, al formar estructuras, cada sistema debe
actuar para excluir la paradoja, para desparadojizarse, evitando así el bloqueo
de sus propias observaciones. Esta desparadojización puede realizarse al
introducir condiciones que vuelvan asimétrica la circularidad de la
autorreferencia, impidiendo así el corto circuito de los envíos al interior de
la distinción utilizada. La asimetrización (Asymmetrisierung) interrumpe así la
autorreferencia pura de la tautología inherente al código.
El problema de las relaciones alter/ego al interior de la
comunicación, como función constitutiva del sistema social, da particular relevancia
al tema de la doble contingencia (doppelte Kontingenz). La situación básica de
la doble contingencia es sencilla: “dos cajas negras, a causa de quién sabe qué
casualidades, entablan relación una con la otra; cada una determina su propia
conducta por medio de operaciones autorreferenciales complejas dentro de sus
propios límites. Lo que queda a la vista es, por lo tanto, y necesariamente una
reducción. Cada una presupone lo mismo respecto de la otra. Por eso, las cajas
negras, pese a todo el esfuerzo y a toda la inversión de tiempo (¡ellas mismas
siempre son más rápidas!), permanecen sin transparencia una para la otra”[48].
A estos sistemas no transparentes de ego y el alter, se les puede agrupar bajo
la denominación de personas, entendiendo esté término como “aquellos sistemas
psíquicos que son observados por otros sistemas psíquicos o sociales”[49].
El problema de la intransparencia de las personas no solamente se relaciona con
la pregunta de cómo sea posible el orden social, sino también con el hecho de
que la comunicación es un evento extremadamente improbable: no solamente ego
puede rechazar las comunicaciones de alter, sino también, debe comprender el
mensaje de alter[50]: “La comunicación es
selectividad coordinada. Sólo se genera cuando ego fija su estado con base en
una información que se ha comunicado”[51].
Las improbabilidades que se presentan en la comunicación son
de tres tipos: las referidas a la selección de la información, las referidas a
la comunicación y las referidas a la comprensión o acto de entender. La
“superación de estas barreras” se da a partir de logros evolutivos[52]
que sirven funcionalmente para transformar lo improbable en probable. Los
medios son estos logros evolutivos que “sirven funcionalmente para transformar
lo improbable en probable”[53].
Para hacer probable que ego entienda lo que pretende alter se ha desarrollado
el lenguaje (Sprache), el cual intensifica la comprensión de la comunicación
más allá de lo perceptible. Con base en el lenguaje, se han podido desarrollar
los medios de difusión (Verbreitungsmedien): la escritura, la imprenta, el
teléfono, el telefax, la radio, el cine y la televisión; estos media
hacen probable el que la comunicación alcance a sus destinatarios. Por último,
para asegurar la probabilidad del éxito de la comunicación, es decir, para que
se la acepte y tome en cuenta, se han desarrollado los medios de comunicación
simbólicamente generalizados (Symbolisch generalisierte Kommunickationsmedien):
la verdad científica, el amor, el dinero
(o propiedad/dinero), el poder (o poder/derecho), el arte (Kunst), y los
valores (Werte). Así, puede afirmarse
que “las improbabilidades del proceso comunicacional y la manera como se
superan y transforman en posibilidades, regularizan a la vez la construcción de
los sistemas sociales”[54]
Por ello: “Hay que entender el proceso de la evolución sociocultural como
transformación y expansión de las oportunidades para una comunicación exitosa,
como consolidación de las expectativas alrededor de las cuales la sociedad
construye más tarde sus sistemas sociales”[55].
Pero el giro más radical de la teoría de la sociedad de Luhmann es que
el sistema social no está constituido por personas: las personas son el entorno
del sistema social. Esta revolucionaria y radical concepción es quizá una de
los aspectos de la teoría de más difícil apropiación. La concepción tradicional
de los sistemas adscribía al hombre al sistema social[56],
lo hacía parte de él, como un engrane lo es de una máquina (la maquinaria
social); pero bajo la óptica de Luhmann, el hombre no aparece como una
sustancia asimilable a un sistema, sino como un entorno de enorme complejidad,
que no puede adscribirse, como unidad, a ningún sistema en particular: El que
el hombre es parte del entorno “ha sido entendido como si el ser humano no
desempeñara ningún papel en esta teoría, como si se tratara de una magnitud
descuidada. Quien llegue a esta conclusión no ha entendido el planteamiento...
En esta teoría, el hombre no se pierde como entorno del sistema, sólo cambia la
posición jerárquica de la que gozaba en la antigua teoría europea de la
sociedad civil. Quien considera seriamente al ser humano como una unidad
concreta y empírica, formada física y química, orgánica y psicológicamente, no
puede concebir al individuo como parte del sistema social... A la sociología
tradicional que como teoría de la acción remite al “sujeto”, habría que
reprocharle que, precisamente ella, no toma en serio al ser humano cuando habla
de él mediante construcciones nebulosas y sin referencias empíricas”[57].
Finalmente, cabe mencionar que, a diferencia del
planteamiento teórico de Talcott Parsons, en el que se habla del sistema social
en singular, Luhmann propone distinguir tres tipos de sistemas sociales:
interacciones, organizaciones y sociedades. Estos sistemas son irreductibles
entre sí, aunque todos ellos son sistemas que producen sentido. La interacción
(Interaktion) es un sistema social que requiere de la presencia física de los
interlocutores de la comunicación para formar límites de interacción y para la
selección de lo que se ha de admitir como comunicación. La organización
(Organisation) es un sistema social que se constituye con base en reglas de
reconocimiento que lo hacen identificable y que le permiten especificar sus
estructuras propias. La sociedad (Gesellschaft) es el sistema social que
comprende todas las comunicaciones, por ende, fuera de la sociedad, no existe
comunicación posible.
Un esquema puede servir para resumir los niveles de análisis
de los sistemas mencionados:
sistemas
|
|||||
máquinas
|
organismos
|
sistemas sociales
|
sistemas psíquicos
|
||
|
|
interacciones
|
organizaciones
|
sociedades
|
|
2.3. LA DIFERENCIACIÓN DE LA SOCIEDAD
La llamada postmodernidad nos inquieta porque su definición
cabal se nos escapa de las manos. Lyotard la concibe desde un punto de vista
cognoscitivo: postmoderna es una humanidad para la que ya han dejado de existir
grandes relatos, meta-relatos; estos relatos articulaban expectativas sociales
bajo principios únicos, por lo que el pluralismo de las sociedades
contemporáneas los hace inviables como interpretaciones válidas del mundo, de
la salvación o redención del género humano y de la realidad social o natural.
Esta es sólo una forma de ver las cosas, una perspectiva. Luhmann explica esta
transformación mediante una teoría de la evolución social: se trata del paso de
un orden estratificado a una sociedad funcionalmente diferenciada.
La teoría de la evolución social de Luhmann identifica
cuatro formas fundamentales de organización (diferenciación) social, a las que
corresponden sendos períodos históricos: a) las sociedades segmentarias, en las
cuales la familia se constituye en la forma a partir de la cual la sociedad es
diferenciada (esto corresponde a las sociedades arcaicas, tribales); b) las
sociedades citadinas, las cuales se apoyan en formas de diferenciación que se
basan en la existencia de desigualdades sociales (en este caso se encuentran
los primeros imperios); c) sociedades estratificadas, que nacen porque un
estrato superior se cierra y diferencia con respecto a un estrato inferior, por
ello, la “identificación de los subsistemas requiere una definición jerárquica
de sus entornos en términos de rango o de igualdad/desigualdad”[58]
(aquí nos encontramos ya en la Europa del tardo Medioevo y del inicio de la
modernidad); d) sociedades funcionalmente diferenciadas, en las cuales se dan
subsistemas parciales para las funciones sociales (esta diferenciación se
inicia, siguiendo las ideas de Max Weber, sobre todo en los campos de la
economía y el derecho que constituye el poder estatal moderno[59])
y que cobra plena forma en el siglo XX.
El orden funcional de la sociedad dinamita las jerarquías
sociales y relativiza el papel de los subsistemas: ninguno puede reclamar, para
sí mismo, la prioridad; ni siquiera el sistema económico: “Una sociedad
organizada en subsistemas no dispone de ningún órgano central. Es una sociedad
sin vértice ni centro. La sociedad no se representa a sí misma por uno de sus,
por así decir, propios subsistemas genuinos”[60].
En este orden social funcional: “La diferenciación de un sistema parcial para
cada función significa que para este sistema (y sólo para éste) tal función
goza de prioridad ante las demás funciones”[61].
La sociedad contemporánea es el primer caso de una sociedad
mundial en la que las fronteras geográficas cerradas se desdibujan colapsando
en sus cimientos la base teórica de los Estados modernos: el concepto de Estado
nacional, el cual sin duda no puede ser sustituido ya por la Nación estado.
Además, el viejo concepto de Estado, propio de un orden bidimensional, suponía
un esquema de dominación basado en la división gobernantes y súbditos o la
dicotomía artificial entre sector público y sector privado, pero las sociedades
contemporáneas requieren de un sistema político tridimensional: “En el ámbito del
sistema social, el tránsito de una diferenciación estratificada a otra
funcional ha provocado modificaciones decisivas. En el sistema político esto
corresponde al tránsito de una diferenciación bidimensional a otra
tridimensional”[62]. Así, se da paso a “la
triple diferenciación de Política, Administración y Público, a las que, en
particular en el ámbito de la Administración, pueden incorporarse jerarquías de
competencias y mandatos”[63].
Podemos hablar también de poderes emergentes en nuestras
sociedades contemporáneas. Ante el poder de los gobernantes se confronta el
poder de los ciudadanos, desgraciadamente, expresado de forma muy esporádica en
las urnas; ante el poder de la economía y la política se opone el poder de los
medios, el cual debe aceparse como algo dado: “Tanto el público como la
política han de aceptar algo como dado que no se puede alterar: un campo de
resonancia para actividades y acontecimientos, que si bien puede influenciar en
sus propias acciones, no puede ser nunca controlado del todo por ellos. Lo que
elude el control no son tanto los acontecimientos individuales, cuanto el
contexto al que la opinión pública se refiere y en el que ésta adquiere su
sentido propio”[64].
Comienza a surgir también el llamado tercer sector, el cual
se caracteriza por evadir la lógica de pago inexorable del sistema económico y
la lógica electoral del sistema político para consolidarse como un sector no
lucrativo, que articula prácticas sociales e iniciativas solidarias[65].
Ante estos poderes emergentes cabe cuestionar cuál es el papel de las
bibliotecas en estos momentos. ¿Es posible que existan sistemas bibliotecarios
emergentes que en la dinámica sistémica se consoliden como sistemas
autopoiéticos?
Niklas Luhmann en ningún momento menciona a las bibliotecas
como posibles sistemas y esto es inquietante. Tal vez haya que subsumir las
bibliotecas bajo los sistemas denominados organizaciones, pero esto parece
limitar su papel. La propuesta que aquí se conformará implica afirmar que,
dentro de la lógica de la sociedad funcionalmente diferenciada, junto con los
sistemas de la economía, el derecho, la familia, la política, la religión, el
arte y la ciencia, deben desarrollarse Sistemas de Gestión Documental, debido a
la importancia que la administración de grandes “mundos” de documentos tiene en
estos momentos. Por el momento, apuntemos la idea de que es posible que, tanto
las bibliotecas, como los archivos, centros de documentación y centros de
documentación e información se constituyan como sistemas de gestión documental,
para indagar cómo se han formado históricamente las bibliotecas y cuál ha sido
su rol histórico. Pasaremos así, de las consideraciones teóricas a las
cuestiones evolutivas, analizando con más detenimiento el proceso de
diferenciación de la sociedad pero en su referencia a la escritura, los medios
de difusión, los documentos y la organización de los documentos.
3. EVOLUCIÓN
Ante la emergencia de un arte o una ciencia, se suele
plantear el problema de la justificación de este nuevo dominio. Solemos buscar
las causas de las cosa, preguntarnos por qué algo es o por qué algo es como es.
El problema que aquí se plantea se vincula con el principio de razón suficiente
de Leibniz: si algo existe debe tener alguna razón de ser[66].
La tentación común es justificar la existencia de un nuevo saber en términos
redentoristas o salvacionistas. Esta es la tentación en la que incurre, a mi
juicio, Miguel Ángel Rendón Rojas[67],
cuando al abordar los temas de la alienación (de origen marxista) y la
inautenticidad (de origen heideggeriano), considera a la biblioteca como una
opción de desalienación y autenticidad: “La biblioteca le proporciona al hombre
la oportunidad de llegar a una existencia auténtica por medio del lenguaje...”[68].
En esta obra, planteamos una perspectiva mucho más humilde, que se relaciona
estrechamente con lo expresado por Ortega y Gasset: “La organización colectiva
de la producción libresca no tiene nada que ver con el tema de la libertad como
no tiene que ver con él la necesidad que se ha impuesto de reglamentar la
circulación en las grandes urbes”[69].
El problema de la existencia inauténtica en Heidegger se
plantea en el plano ontológico, y en esto tiene razón Rendón Rojas, pero la
inautenticidad es consustancial a la naturaleza humana: es una especie de caída
necesaria: ”Las habladurías, la avidez de novedades y la ambigüedad
caracterizan el modo en que el “ser ahí” es cotidianamente su “ahí”, el estado
de abierto” del “ser en el mundo”. Como determinaciones existenciarias que son,
estos caracteres no son “ante los ojos” en el “ser ahí”: contribuyen a
constituir su ser”[70].
La caída es entonces, un constitutivo del ser-ahí (del ser humano), es como si
de alguna manera todos tuviéramos que volver a vivir en carne propia la
experiencia de la tentación, del pecado, de la traición, de la negación y de la
crucifixión.
Pero más allá de estas reflexiones, que lindan con el ámbito
de la teología, es fundamental considerar que en ningún momento Heidegger habla
acerca de un salir de la inautenticidad mediante útiles: la “recuperación” de
la existencia auténtica no es en el fondo más que una toma de consciencia de la
particular situación existencial del “ser-ahí”. Ciertamente, a través del
lenguaje se muestra el ser, pero también se puede ocultar. Rendón Rojas desconoce
o ignora intencionalmente que la salida de la existencia inauténtica, para
Heidegger, sólo se realiza por una muy particular toma de consciencia ante la
muerte inminente, esto significa que la autenticidad no se realiza a partir de
instituciones como la biblioteca o de documentos como el libro, sino de la toma
de consciencia del ser ahí como un ser para la muerte[71],
labor que ciertamente puede ser facilitada (u obstaculizada) por el libro pero
también por otros medios. Además, para Ortega y Gasset el documento presenta
una naturaleza dual innegable; así como un libro puede desalienar también puede
alienar o ser instrumento para la alienación: “... cuando se lee mucho y se
piensa poco, el libro es un instrumento terriblemente eficaz para la
falsificación de la vida humana”[72].
¿Dónde está entonces la fundamentación ontológica de lo bibliotecario si se
puede afirmar con certeza que el documento puede liberar y que también puede
esclavizar[73], que puede utilizarse
para manipular[74] y para someter?
Por otro lado, el planteamiento de base marxista que basa la
fundamentación ontológica de la Bibliotecología en términos de desalienación
parece dudoso en extremo: no creemos que la misión del bibliotecario sea
desalienar o hacer auténtico al género humano (o más humildemente, a una
persona o a un grupo social). Particularmente, , desconfiamos de aquellos que,
bajo la máscara de las buenas intenciones, promueven una retórica salvacionista
en la que exigen el sacrificio personal o manipulan los intereses personales en
aras de una causa utópica o de un interés egoísta que en el fondo, en lugar de
liberar, mantiene el sometimiento y la dominación, pero de manera mucho más
cruel y enérgica (en este sentido, el caso de la Revolución Rusa con su
disfrazada dictadura burocrática y sus cruentas purgas me parece un ejemplo muy
ilustrativo de cómo manipular al ser humano con argumentos mesiánicos).
En nuestra concepción, la “fundamentación ontológica”
también se refiere al ser humano, pero no al hombre alienado o inauténtico,
sino a la historicidad inherente a todo lo humano. Para esta forma de
fundamentación también se puede recurrir a Heidegger: “El “ser ahí” tiene
fácticamente en cada caso su “historia” y puede tenerla porque el ser de este
ente está constituido por la historicidad”[75].
Bajo esta concepción desmitologizada, el ser humano no nació para ser ángel ni
demonio, sino para vivir su propia vida y realizar su propio proyecto de vida.
La razón de ser de la teoría bibliotecaria es, para mi punto de vista, mucho
menos pretenciosa que la desalienación del género humano: ante todo la
actividad Bibliotecaria surge (como otras actividades que se profesionalizaron
en el siglo XX[76]) como una forma de
reducir la incertidumbre y buscar la racionalidad y el orden ante la emergencia
de nuevas realidades. Por ello, esta “fundamentación” se realiza a partir de un
enfoque evolutivo que debe dar cuenta de tres emergencias sistémicas o de tres
realidades que incrementan el gradiente de complejidad[77]
y que exigen una reflexión teórica profunda: la escritura, los medios de
difusión denominados documentos y la organización documental realizada en las
bibliotecas.
3.1. EVOLUCIÓN DE LA ESCRITURA
La aparición del hombre en la Tierra se ha situado en una
fecha probable[78], que permite ubicarnos
como una de las especies más recientes que han poblado este planeta. Podemos
imaginar un nacimiento de la humanidad donde el hombre se encontraba solo ante
las fuerzas naturales, con uno de los sistemas instintivos menos desarrollados,
pero con una de las inteligencias más poderosas, que compensaba ampliamente su
debilidad instintiva relativa[79].
Una de las primeras conquistas del ser humano fue, sin duda alguna, el
desarrollo de un lenguaje oral complejo[80],
que ya no se reducía a la mera emisión de sonidos, sino que en un mayor nivel
de elaboración, permitió conjuntar varios sonidos para estructurar palabras y
frases. El desarrollo del lenguaje articulado representa ya un logro evolutivo[81]
que introduce la diferencia, mediante representaciones que difieren de los
gestos[82],
los movimientos corporales[83],
los sonidos guturales y los “ruidos” del entorno: “... resulta necesario que
las formas lingüísticas, es decir, las palabras, cumplan ciertas condiciones.
No deben exhibir ninguna semejanza con otro tipo de objetos perceptibles
(ruidos, imágenes, etcétera), pues ello provocaría una constante filtración y
pérdida de las mismas en el mundo de la percepción”[84].
El logro que representa el lenguaje articulado[85]
introduce una complejidad dual: por un lado tiende a hacer más probable el
hecho de la comunicación[86],
pero por otro, debido a su abstracción, introduce la improbabilidad de que
alter comprenda a ego si alter no es competente en el código de ego.
Con respecto al lenguaje, la escritura representa un notable
logro evolutivo. Una adquisición evolutiva de un alto nivel de complejidad que
pasó por un lento proceso de desarrollo[87].
A diferencia del lenguaje oral, constituido como un medio de comunicación
auditivo, la escritura introduce una diferencia esencial en el plano temporal:
mientras que la comunicación oral exige presencia simultánea y comprensión
entre alter y ego (emisor y receptor) la comunicación escrita puede
desarrollarse en ausencia de alter y no requiere de ningún tipo de presencia
simultánea[88]: alter puede comunicarse con
ego desde la tumba: “Para las expresiones escritas no es necesario que el
escritor siga vivo: uno de los usos más remotos específicamente comunicativos
de la escritura consistía, en efecto, también en el hecho de que ofrecía a los
muertos la ocasión de hablarles a los vivos. En particular los egipcios, en sus
inscripciones funerarias, han usado intensamente esta posibilidad de la
autocontinuación más allá de la muerte”[89].
Las primeras evidencias de lenguaje escrito se encuentran en
las pinturas rupestres[90],
aunque en estas obras, la escritura se confunde a tal grado con el arte y la
magia, que es difícil desentrañar los significados escritos si se prescinde de
los aspectos mágicos[91].
De cualquier forma, la plasmación de imágenes en algún tipo de soporte físico
marca uno de los más importantes acontecimientos en la historia del género
humano, ya que permite dar mayor permanencia y duración al lenguaje, mediante
algún tipo de soporte o medio físico. El hecho de que la comunicación oral
requiera de la simultaneidad, plantea el tema de la memoria, del recuerdo y del
olvido. En este sentido, las primeras formas ideadas por el hombre para
conservar su mensaje por un tiempo indefinido, fueron “auxiliares de la
memoria”[92]. Así, puede afirmarse,
que el largo proceso de evolución de la escritura que dio lugar al alfabeto
tiene que ver con un problema de memorización: “En el caso del alfabeto parece
que lo que echó a andar la reproducción por escrito de todo el patrimonio
cultural fue la preocupación y el cuidado por mejorar la mnemotecnica para los
textos orales, quizá bajo la presión de la competencia de un gran número de
cantores y poetas”[93].
El desarrollo de la escritura representó un notable avance
en la historia de la humanidad y un paso que iba más allá de la forma de
transmisión oral del conocimiento. El lenguaje escrito, inicialmente
pictográfico[94], o sea formado por
imágenes que representaban acontecimientos e interpretaciones de la naturaleza,
comenzó a evolucionar. La imagen que representa a la batalla tiene el
inconveniente de que para poder representarla es necesario reproducirla casi en
su totalidad (algo parecido a la narración de Jorge Luis Borges en que el plano
de una ciudad es esta ciudad misma reproducida con todo detalle, de tal manera
que terminan existiendo dos ciudades: la real y la plasmada por el plano, la
cual es idéntica a la real). Con esto se da paso a una nueva forma de lenguaje
escrito, el ideograma[95],
el cual es un signo que representa, ya no un hecho real y concreto, sino una
idea más general (este lenguaje ideográfico escrito es el que prevalece aún en
nuestros días en China y, con ciertas transformaciones y simplificaciones, en
Japón).
El lenguaje escrito ideográfico y pictográfico, al referirse
directamente a una imagen, representa un estadio evolutivo anterior a la
vinculación de signos con sonidos. Este logro evolutivo se puede ver claramente
en los fonogramas egipcios y mexicanos, los cuales utilizan imágenes que no
representan ya un objeto sino un fonema, bajo la forma de fonograma[96].
Los fonogramas egipcios[97]
se hayan en un nivel mayor de complejidad, que los ideogramas chinos, ya que el
ideograma tiene un carácter monosilábico, pero el fonograma es polisilábico
(cabría aquí recordar las dificultades que Champollion tuvo para descifrar la
piedra de Roseta y cómo el descifrar la palabra Cleopatra permitió un enorme
avance en el desciframiento de los jeroglíficos egipcios[98]). Los fonogramas polisilábicos egipcios y los
fonogramas mexicanos son una especie de paso previo a la escritura silábica
cuneiforme de Babilonia[99]
y al alfabeto semita[100].
El alfabeto, con su mayor nivel de abstracción y su capacidad de
representación, ha prevalecido hasta nuestros días como forma ideal de
comunicación escrita[101].
La escritura representa un logro evolutivo de enorme
repercusión, cuyos efectos resume Luhmann así:
“1.
La escritura refuerza la diferenciación del sistema social a través de una
procesualización de los símbolos comunicativos, que es posible sólo en la
sociedad y a través de la ampliación y la delimitación autodeterminada de un
radio de acción para la selección;
2. en cuanto que excluye los controles de la interacción, la
escritura acrecienta el riesgo de la autoilusión y de la heteroilusión y el
riesgo del rechazo de las comunicaciones; también ante esto es posible
reaccionar sólo en la sociedad mediante apropiadas instituciones auxiliares;
3. la escritura lleva a una más fuerte diferenciación y
elaboración de las distintas dimensiones de sentido, con la ayuda,
respectivamente, de dimensiones específicas; es decir, lleva a la objetivación
de la dimensión temporal, a la objetivación de los temas de la comunicación...
y al aislamiento de la dimensión social, en la cual los puntos de vista y las
pretensiones de posición de los participantes pueden estar reflejadas en un
proceso de comunicación”[102].
3.2. EVOLUCIÓN DE LOS MEDIOS DE DIFUSIÓN
La escritura como logro evolutivo originado en el esquema
recuerdo/olvido y en las limitaciones de la memoria individual[103],
es un medio de comunicación del conocimiento que requiere de algún tipo de
soporte físico para existir. La escritura es propiamente una forma de
transmisión del conocimiento que requiere de un medio: este medio es el soporte
documental o documento[104].
Por ello, la evolución de la escritura y la evolución de los medios de difusión
(documentos) de la misma son procesos que corren, en cierta forma,
paralelamente. Junto con la escritura también evolucionan los diferentes
soportes o medios físicos que permitían de alguna manera "almacenar" los
signos que conforman el lenguaje escrito, para su posterior difusión. Las
cortezas de los árboles pueden ser sustituidas por piedras[105],
ya que estas últimas se deterioran con mayor lentitud. Pero la dificultad de
trabajar con piedras es también grande, por lo que el hombre desarrolla otros
soportes. Algunos soportes presentan semejanzas con las piedras en cuanto a su
dureza, aunque gravar sobre éstos era más sencillo, nos referimos a las
tablillas de arcilla[106]
desarrolladas sobre todo por la civilización Babilónica[107].
De las tablillas de barro y arcilla hay un paso muy
importante a soportes mucho más delicados y que permitían trabajar, ya no con
instrumentos de grabado, sino propiamente con instrumentos de escritura, ya no
con cuñas, sino con "plumas" y "tintes" naturales. Nos
referimos al papiro[108],
desarrollado en Egipto[109]
y obtenido de la planta del mismo nombre. El papiro presentaba ventajas
notables con relación a las tablillas de barro y arcilla, no sólo en cuanto a
la facilidad para "escribir" sobre él, sino también en cuanto al
menor espacio que ocupaba, a la mayor cantidad de signos que era posible gravar
sobre él y a la facilidad que presentaba su almacenamiento (ya que podía
hacerse rollo). Durante mucho tiempo los rollos de papiro fueron el soporte
ideal, pero las grandes dificultades relativas a la poca abundancia de esta
planta llevaron a su sustitución gradual por otros tipos de soportes,
desarrollados sobre todo en el Imperio Romano y durante la Edad Media: las
tablillas de cera[110]
y el pergamino[111].
Las tablillas de cera[112]
presentaban una gran desventaja (además de que en cierta forma son una
involución a la forma de soporte del tipo de la tablilla de barro): no eran un
medio permanente o un soporte que permitiera que los signos contenidos en ellas
permanecieran por mucho tiempo, inclusive este carácter permitió que se
desarrollaran los palimpsestos, los cuales eran de alguna forma soportes
reutilizados (o como diríamos ahora, reciclados), en los que los viejos signos
eran borrados y raspados para incorporar nuevos signos, y en el fondo un nuevo
texto, y por ende otro documento diferente[113].
El pergamino, desarrollado a partir de las pieles de los animales
(principalmente la de cabras y ovejas[114])
proporcionó un medio físico en el que era posible trabajar haciendo uso de
técnicas de escritura. Pero la necesidad de contar con grandes cantidades de
pieles presentaba la desventaja relativa a la poca abundancia[115]
de animales con piel adecuada y a los problemas relativos al tratamiento del
material (muerte del animal, extracción de la piel, raspado y secado de la
misma y preparación para que pudiera funcionar como soporte documental).
El papel[116],
inventado por los chinos, permitió contar con un medio físico más abundante que
el pergamino y con un proceso de tratamiento y preparación mucho más sencillo.
El auge del papel como soporte ha sido enorme, ya que los materiales con los
que se elabora, se encuentran con mayor abundancia en la naturaleza, además,
permite la mayor permanencia de los signos, la fácil escritura sobre él y su
fácil almacenamiento y manejo. A la par, el desarrollo de la imprenta de tipos
móviles realizado por Gutenberg[117]
permitió la producción y reproducción masiva del libro como un notable logro
evolutivo de alto impacto[118].
Los impactos de la imprenta y del libro son analizados por Luhmann de la
siguiente manera:
1.
“La impresión del libro y las clases en la escuela con base en los textos
impresos exigen que la lengua se uniforme. A partir del siglo XVI se afirman
las lenguas nacionales estandarizadas, que pronto se vuelven un instrumento
político de nacionalización y sustituyen cada vez más al latín como lengua de
la tradición del saber[119].
Además, con la imprenta, se vuelve útil fijar textos que transmitan el saber
que antes se transmitían oralmente.
2. “Por primera vez se hace visible la complejidad del
material existente como, por ejemplo, en la jurisprudencia. Se puede examinar,
erigir, confrontar, mejorar. Algunas costumbres jurídicas regionales se ponen
por escrito para la imprenta y así, gradualmente son sustraídas de la
jurisdicción local (el propietario fundante).
Ahora se puede disponer de manera centralizada. Aun para el resto se ve
únicamente, sólo ahora, que tan confuso, contradictorio y casi imposible de
aprender, por lo cual nace una necesidad urgente de disponer de cuadros
generales de simplificaciones, de métodos nuevos de sistematización; se detecta
una necesidad de descartar todo lo que ha sido superado y lo inútil.
3. “También bajo otros aspectos la imprenta tiene relación
con la orientación de la comunicación en la dimensión temporal. Por ejemplo, se
vuelve sensato el dirigir la comunicación a muchos destinatarios que viven
contemporáneamente. Las introducciones de los libros entregados a la imprenta
dan una imagen clara de que esta posibilidad se percibe como nueva.
4. “Hasta la imprenta, se partía de un primado de la
comunicación oral, y a la escritura se le veía esencialmente como medio para
anotar y para afirmar contenidos que aún debían comunicarse o, al menos, no se
había concebido una distinción clara entre medio de anotación y medio de
comunicación. Communicatio significaba: producir comunidad, dar a conocer: y
así, después de la invención de la imprenta, se podía tener la idea de que la
máquina misma comunica. Por último la imprenta hace imposible comprender la
escritura como simple anotación[120]”.
Pero el papel no es el soporte más reciente, ni el libro el
único medio de difusión posible. Principalmente en nuestro siglo[121]
han surgido una gran cantidad de medios como: los fotográficos (fotografías y
películas), electromagnéticos (cintas, casetes y videos) y los ópticos (discos
compactos). Estos últimos medios físicos o soportes que se han desarrollado
principalmente en este siglo[122],
no han sustituido todavía al papel, inicialmente por razones de costo y poca
abundancia de los materiales, pero fundamentalmente porque para su utilización
se requieren instrumentos (o máquinas) de decodificación (reproductores de
cintas, casetes y videos, computadoras y lectores de discos compactos) complejos,
que no pueden funcionar con energía puramente mecánica y que no son accesibles
para muchas personas.
La revolución de los microprocesadores transformó
radicalmente el mundo de los documentos. En la actualidad, hablamos de páginas
de Internet, de libros electrónicos y de bibliotecas virtuales. Pero, a pesar
de las innovaciones tecnológicas, el documento sigue siendo una realidad, en la
que ciertamente se ha transformado el formato y el medio material de
existencia. Cuando hablamos, por ejemplo, de una página de Internet, también
nos referimos a un documento o conjunto de documentos que ocupan un lugar, este
lugar esta dado por la dirección de la página y se refiere a una posición que
el documento tiene en el vasto ciberespacio.
3.3. EVOLUCIÓN DE LA ORGANIZACIÓN DOCUMENTAL
Las bibliotecas han tenido una historia que, en cierta
forma, corre de manera paralela a la de la escritura y los medios de difusión
denominados documentos[123].
Las primeras bibliotecas nacieron a raíz de la necesidad de contar con un
recinto donde cierto tipo de documentos pudieran resguardarse. Esto
significaba, entre otras cosas, que algunos de los primeros soportes
desarrollados tenían un contenido que no era de uso colectivo. Además, estas
primeras bibliotecas estaban por lo común en templos religiosos[124]
o en los palacios de quienes gobernaban las primeras ciudades[125].
El contenido material de estos acervos era fundamentalmente: conocimientos
astronómicos y médicos, relación de tributos y territorios, y leyes y códigos
de carácter predominantemente civil y político. Los primeros bibliotecarios
quizá fueron sacerdotes, lo que se explica fácilmente debido al enorme poder
que el saber de carácter religioso tenía en la antigüedad[126].
En un principio, el médico brujo, chamán o líder religioso
de la tribu, era el hombre facultado para servir de intermediario entre las
fuerzas de la naturaleza y los deseos de los hombres de la tribu, era poseedor
de un saber esotérico transmitido por las generaciones anteriores, el cual era
atesorado y resguardado con celo. Gracias a su poder sobre las fuerzas
naturales el líder religioso tenía una estrecha relación con el gobernante de
la ciudad (poder político y poder religioso se encontraban estrechamente
vinculados; esto es, por un lado el poder para dominar a los hombres, por el
otro, el poder para dominar a las fuerzas naturales). Los acervos de este tipo
de bibliotecas, al ir creciendo poco a poco, plantearon ya los primeros
problemas de organización de los soportes y los primeros intentos de solución de
los mismos (almacenamiento en canastas e identificación de las mismas mediante
"etiquetas de arcilla"). Este tipo de bibliotecas con sus acervos,
donde la administración se mezclaba con la magia, y donde el líder religioso
realizaba funciones de bibliotecario, comenzó a ceder terreno con el desarrollo
de nuevos saberes y con la decadencia del poder religioso (lo que se puede
denominar como proceso de desencantamiento de las imágenes del mundo o
racionalización, en el sentido que este último concepto tiene en Weber).
En Grecia, no sólo el líder religioso comenzó a perder
fuerza ante el líder político (las pitias -pitonisas- y el oráculo de Delfos
eran cada vez menos consultados, hasta que las generaciones posteriores a
Aristóteles perdieron toda fe en ellos[127]),
sino que también las nuevas formas de organización social y política llevaron a
un cambio en las bibliotecas. El nacimiento de la filosofía y de las primeras
escuelas de filosofía cambió la historia de la humanidad y de las bibliotecas.
La Academia de Platón y el Liceo de Aristóteles contaban con importantes
bibliotecas donde ya no se encontraban solamente tributos y leyes, sino también
una gran variedad temática de los acervos. La biblioteca del Liceo de
Aristóteles es un buen ejemplo de ello: ahí se encontraban, entre otras, una
colección de las Constituciones de la época, obras sobre física, ética,
botánica, zoología, política, metafísica, psicología, etc[128].
Esta diversidad temática planteaba interesantes retos respecto a la
organización de un saber tan amplio (se sabe específicamente, que el nombre que
se le ha dado a la Metafísica de Aristóteles proviene precisamente de que las
obras que conformaban este cuerpo teórico, estaban organizadas después de las
que versaban sobre temas físicos, de ahí el nombre de Metafísica, o sea, más
allá de la física, el cual se deriva no tanto del contenido, sino de una forma
de organización documental). Esto representa ya una diversificación de los
acervos, lo que permite enunciar un principio: entre más se desarrolla una
cultura desde el punto de vista del saber y de la organización política, más se
diversifica el contenido material de los acervos de sus bibliotecas.
Con la caída de Grecia y el auge de Roma, las escuelas de
filosofía comenzaron también a decaer (la Academia de Platón y el Liceo de
Aristóteles terminaron cerrándose[129])
con lo que estas primeras bibliotecas de tipo "académico" comenzaron
a desaparecer y sus acervos se integraron a las colecciones privadas. El mayor
desarrollo material de Roma y la existencia de una clase noble y poderosa,
permitió no sólo el desarrollo del Derecho, sino la mayor riqueza individual de
los nobles. En esta época nos encontramos con una relativa abundancia de
bibliotecas privadas[130],
las cuales eran, sobre todo, un privilegio de los nobles.
El Estado romano fundó las primeras bibliotecas públicas[131],
pero éstas, junto con las bibliotecas privadas y el mismo Imperio, terminaron
sucumbiendo a las invasiones de auténticas “olas de bárbaros” provenientes del
norte de Europa (en la primera oleada bárbara, caída de Roma[132])
y de Asia Menor (segunda oleada bárbara, caída de Constantinopla a manos de los
Turcos[133]). Pero además, la
revelación de la religión cristiana comenzó a poner en el centro del saber a la
religión, con lo que, de alguna manera, se volvió a la época precedente de las
bibliotecas en los templos religiosos.
La larga Edad Media, con sus claroscuros, es una de las
épocas más injustamente olvidadas en la historia del hombre, y también en el
desarrollo de las bibliotecas. El poder religioso comenzó a consolidarse con el
Concilio de Nicea[134]
(el cual tuvo lugar en el año 325 de nuestra era y fue decisivo porque ahí se
fijaron los dogmas definitivos de la religión católica) y por la aceptación de
Constantino de la religión cristiana y el fin a la persecución de los fieles[135].
El poder religioso, fundamentado en la imagen y mensaje de un Cristo redentor
fue no sólo el pilar sobre el que se sostuvo el poder ideológico del
cristianismo, sino también el factor que permitió mantener unida a Europa en
medio de guerras e incertidumbres constantes. Los primeros tiempos después de
la caída de Roma fueron de enorme incertidumbre, al grado de que la cultura y
los saberes transmitidos por las generaciones anteriores tuvieron que ser
celosamente resguardados para no perderse de manera irremediable para las
generaciones futuras. Gracias a las bibliotecas abiertas en Constantinopla y en
el Imperio Bizantino[136],
al establecimiento de monasterios[137]
en Europa y Asia Menor y a la existencia de monjes copistas y bibliotecarios,
el saber de la humanidad pudo conservarse y transmitirse[138].
De no haber sido así, a la gran tragedia de la quema del acervo de la
biblioteca de Alejandría habríamos tenido que sumar la devastación total de
Europa y la quema de todas las obras de Esquilo, Eurípides, Aristófanes,
Platón, Aristóteles, Plotino, Cicerón, Séneca, Marco Aurelio, Plauto, Terencio,
y otros. La larga Edad Media se caracterizó además, por la emergencia del modo
de producción feudal, el cual se basaba en relaciones de servidumbre vinculadas
con la tierra y en la existencia de señores poseedores de amplias extensiones
de tierra (feudos).
Durante la Edad Media, los monjes copistas, con su devoción
religiosa y su fe inquebrantable, mantuvieron la tradición de reproducción de
las obras de la antigüedad clásica en la que la copia de las obras era una
labor verdaderamente sagrada. Copiar la Biblia era algo similar a reproducir la
palabra de Dios, de ahí su énfasis en los aspectos artísticos de las copias,
las cuales llegaron a ser auténticas obras de arte (similares a las catedrales
góticas). La era de Carlomagno[139],
la influencia de los Árabes[140]
y el nacimiento de la Escolástica, junto con la emergencia de un nuevo modo de
producción, llevaron a la Edad Media a
su fin. Durante la baja Edad Media se desarrollaron las bibliotecas
catedralicias y se abrieron las primeras universidades[141],
con lo que se comienza a vislumbrar el fin de una Europa sumida en la
incertidumbre. Mucho se ha hablado de la Edad Media como una época de oscuridad,
pero esta oscuridad no es tanto la de la carencia de saber o ignorancia, sino
la oscuridad de una Europa sumida en constantes guerras e invasiones.
El fin de la Edad Media marca una nueva era para las
bibliotecas. El desarrollo de la imprenta de tipos móviles y la consiguiente
proliferación de impresores en Europa y en el Nuevo Continente (América) llevó
a una producción de libros sin paralelo en toda la historia de la humanidad. El
uso del papel permitió contar con un medio físico para la producción de
soportes relativamente abundante, la imprenta de tipos móviles permitía
imprimir, en pocos días, obras que a un monje copista le llevaban meses e
inclusive años en reproducir.
En el siglo XVIII, la Revolución Francesa[142]
representa un momento de gran interés y una especie de símbolo de un espíritu,
de un ethos, que comenzó a inundar a Occidente. En fechas posteriores a la
Revolución, puede rastrearse uno de los primeros intentos conocidos en la Edad
Moderna, de sistematización en la transmisión de saberes relacionados con la
representación documental: la École de Chartres de bibliografía que surge
durante la época napoleónica[143].
Los ideales de la Revolución (igualdad, libertad y fraternidad) se expresan en
el vasto proyecto de la Enciclopedia[144].
Si bien la Enciclopédie no fue la primera obra de este tipo que la historia
registra ( ya que antes podemos encontrar no sólo las Etimologías de San
Isidoro de Sevilla[145],
sino el mismo corpus aristotelicum -las obras de Aristóteles-, que era
en su época, una auténtica enciclopedia que compendiaba casi todo el saber de
su época) sí pone en evidencia la ambigüedad inherente a la actitud del hombre
hacia el libro: “la nación que se había embarcado en la más grande empresa
editorial conocida hasta el momento, prohibiría también la publicación de las
obras de un autor contemporáneo del gran proyecto de la Enciclopédie: Donatien
Alphonse Francoise, Marqués de Sade. Hasta el día de hoy circulan en Francia
sólo ediciones privadas de La Nouvelle Justine, La Histoire de Juliette, Les
120 journées de Sodome y La Philosophie dans le boudoir, porque han sido
expresamente prohibidas por la Chambre Correctionelle y la Cour dÁppel de
París. La Enciclopédie sólo vio interrumpida su publicación en 1759, cuando el
gobierno pidió que la obra se publicara hasta que estuviera terminada; pero las
obras del Marqués de Sade han sido censuradas sin reserva alguna. Esta es una
gran paradoja inherente a los libros, que refleja una especie de ambigüedad o
naturaleza dual que se da también en el hombre: la creación es un espejo de su
creador”[146].
Esta ambigüedad inherente a la
actitud hacia el libro es lo que plantea el tema del efecto alienador del libro
y de la biblioteca y la crítica a toda visión redentorista que fundamenta la
existencia de un ámbito bibliotecario sobre la utopía de una sociedad
ilustrada, auténtica y por completo desalienada. Cabe aquí citar nuevamente a
Luhmann: “... lentamente se manifiestan desarrollos ulteriores. Se detectan los
efectos negativos de la lectura de libros, por ejemplo, los que se producen si
las mujeres leen novelas de amor o si los hombres leen novelas de caballería
(Don Quijote). Se comienza a notar la orientación de la producción observando
al lector. Sólo hacia la (sic.) mediados del siglo XIX se llega a una imprenta
cotidiana de masas a bajo precio que produce un abatimiento planificado del
umbral de la comprensión”[147].
La proliferación de universidades y la expansión de la producción editorial comenzó
a plantear los primeros retos relativos a la organización de colecciones, que
ya no podían contarse, como antes, en cientos de volúmenes, sino en miles (ya
mencioné la École de Chartres, la cual da inicio a una larga tradición
bibliográfica). La necesidad de organización, que va unida a la proliferación
de bibliotecas en todo el mundo llega a su punto culminante a finales del siglo
XIX[148]
y principios del XX, cuando la enormidad de los acervos documentales y la
cantidad de bibliotecas llevan a los primeros intentos sistemáticos de
organización bibliográfica. Nacen los primeros sistemas de clasificación
complejos[149] y ya en el siglo XX se
desarrollan normas más detalladas para la representación bibliográfica.
Inicialmente, a la descripción del libro o bibliografía se
suma el estudio del libro o bibliología. Y ya en este siglo nace una nueva
ciencia, la Biblioteconomía, la cual no estudia la descripción del libro, ni al
libro en sí mismo, sino su mejor forma de organizarse en bibliotecas. El
término Biblioteconomía es sustituido recientemente por Bibliotecología, con lo
que se le trata de dar un estatuto de mayor cientificidad a la teoría
bibliotecaria. En Estados Unidos se desarrolla la Library Science y en Europa
la Documentología.
Así, la teoría bibliotecaria nace después de un largo
periodo de historia humana. Su desarrollo corre parejo al desarrollo de las
bibliotecas y a la así denominada explosión de la información (o según los
Toffler, tercera ola). Como antecedentes necesarios para el desarrollo de la
actividad bibliotecaria y de las bibliotecas tenemos el desarrollo del lenguaje
escrito y el desarrollo de los diferentes tipos de soportes. La teoría
Bibliotecaria no tiene su origen en aspectos mágicos ni en el advenimiento de
un estadio positivo de la humanidad (como pretendía Comte), sino que nace de la
necesidad de ordenar grandes colecciones de documentos al interior de las
bibliotecas, y de lograr que esta organización fuera sistemática.
En la actualidad, la biblioteca se ha transformado
significativamente, junto con el medio que nos rodea, debido a los avances de
la ciencia y la tecnología; de tal manera que nuestras bibliotecas ya no sólo
tienen libros, sino también discos compactos, casetes y discos, películas,
computadoras y disketes de computadoras, etc[150].
La enorme explosión científica y tecnológica ha hecho que la definición
etimológica de biblioteca como lugar donde se guardan libros, deje de responder
a la nueva realidad de las bibliotecas.
El recorrido histórico realizado aquí no tiene otro cometido
que sostener la siguiente tesis: si existe una teoría bibliotecaria y una
actividad bibliotecaria profesional, su razón de ser radica en la necesidad de
hacer frente a realidades emergentes y a un entorno de enorme complejidad.
Estas realidades emergentes se vinculan con la explosión y diversificación de
documentos y plantean la necesidad de que exista, no sólo el sistema donde
éstos se ordenan, sino también una base teórica sólida, que permita que las
ordenaciones sean sistemáticas y teóricamente fundamentadas. Esto nos conduce
directamente al problema de la teoría bibliotecaria en tanto que dominio
cognoscitivo que pretende hacer frente a los problemas derivados de un entorno
cada vez más complejo, y que se vuelve una necesidad a raíz de la
profesionalización de la actividad bibliotecaria.
4. CAMBIO TECNOLÓGICO Y ACTIVIDAD BIBLIOTECARIA
“Las nuevas fronteras son Internet y
el ciberespacio, y el nuevo lema es “ser digitales”... el mundo multimedia es
un mundo interactivo (y, por tanto, de usuarios activos) y polivalente (de
múltiple utilización) cuya máquina es un ordenador que recibe y transmite
mensajes digitalizados”[151].
Si Sartori tiene razón y el nuevo mundo que se vislumbra es interactivo,
polivalente y mediado por ordenadores, ¿no acaso estamos ante una revolución
tecnológica que puede cambiar drásticamente no sólo las perspectivas laborales
de bibliotecarios y archivistas, sino también la forma como debemos pensar
teóricamente ambas actividades?
La idea de que la revolución
tecnológica de los microprocesadores, las telecomunicaciones, la Internet y las
bibliotecas virtuales produce cambios es correcta, siempre y cuando no demos
una valoración a priori, sobre el sentido y las posibilidades del cambio
mismo o realicemos un pronóstico no fundamentado en criterios analíticos. Si
por ejemplo, afirmamos que todo cambio tecnológico es bueno per se, y
que la incorporación de tecnología en cualquier ámbito de la vida humana
produce progreso de manera necesaria, perdemos de vista el hecho de que el
cambio sólo tiene sentido y adquiere significado para nosotros, y que sólo
puede ser valorado, cuando ponderamos con seriedad un conjunto de factores: las
causas que lo provocaron, los actores que intervienen en él, los efectos
estructurales que produce (las
instituciones que modifica, los patrones y roles que transforma, los cambios o
mutaciones culturales que motiva, etc.) y las oportunidades y retos que
plantea. Además, la idea de que todo cambio implica necesariamente progreso
debe ser vista con sospecha.
En la filosofía positivista de
Comte, el ideal de progreso tiene, además de una “carga moral” eminentemente
positiva, un carácter casi fatalista: el ideal es que la humanidad pasará por
una serie de etapas sucesivas y progresivas en las que cada vez se irá
imponiendo un mayor orden social, para llegar inevitablemente al progreso, ya
sea intelectual, en la actividad o en los afectos; en este ideal, la naturaleza
egoísta del hombre se desarrolla de tal modo que los sentimientos altruistas se
robustecen cada vez más hasta sublevar todo resquicio de egoísmo[152].
Comte deja de lado dos aspectos fundamentales que desarmarían la idea utópica
del progreso como perfeccionamiento máximo y como anulación total del egoísmo:
1. Así como a la sociedad le es inherente un orden que garantice instituciones
estables, también el desorden le es necesario[153].
2. Ninguna sociedad puede vivir sin una cierta dosis de “maldad” y egoísmo[154].
Una interpretación diferente del
progreso es dada por uno de los cinco textos clásicos anónimos, que “fueron
recopilados por los literatos confucianos bajo la dinastía Han, entre los sigs.
II y I a. C. y se consideraron un canon filosófico, moral-político y literario
fundamental”[155]: el libro de las
mutaciones[156] o I Ching. Es importante
considerar que se pueden proponer al menos dos usos del I Ching: 1. El más
socorrido, en la actualidad, consiste en recurrir a él como oráculo, utilizando
monedas para formar líneas yin y yang, y adivinar acontecimientos futuros o
plantear preguntas relevantes relacionadas con situaciones específicas. 2. Se
puede concebir al I Ching como un complejo sistema hermenéutico-cosmológico que
permite identificar 64 situaciones básicas posibles que reflejan estados
necesarios cuya interpretación se fundamenta en los principios del yin y del
yang[157].
Esta es la perspectiva de Carl Gustav Jung: “... los sesenta y cuatro
hexagramas del Yi Ching son el instrumento mediante el cual puede determinarse
el significado de sesenta y cuatro situaciones diferentes, y por otra parte
típicas. Estas interpretaciones equivalen a explicaciones causales. La conexión
causal es estadísticamente necesaria y puede por lo tanto ser sometida al
experimento”[158]. Es en esta forma como interpretaremos los
signos del progreso y del oscurecimiento de la luz, con la consideración
adicional de que las conexiones causales pueden constatarse históricamente
(esto es, puede estudiarse si toda etapa de progreso acelerado ha llevado aneja
una época de falta de claridad, de oscurecimiento).
En los comentarios a los hexagramas
Chin[159]
y Ming I[160], se encuentra una
concepción diferente del progreso a la planteada por Comte. El hexagrama Chin
expresa la situación de progreso como una expansión: “El signo representa al
sol que va elevándose sobre la tierra; da por lo tanto la imagen de un progreso
rápido, fácil, que al mismo tiempo equivale a una expansión y claridad de
alcance cada vez mayor”[161].
Progreso fácil y rápido, expansión y mayor claridad son sólo una parte de la
visión del progreso que debe ser completada con el hexagrama Ming I[162]:
“la expansión tropezará seguramente con resistencia y deterioro”[163].
Retomando el tema del cambio
tecnológico, si se da “progreso” no solamente se puede presentar una expansión
cuantitativa y cualitativa en varios ámbitos de nuestro mundo de vida[164],
sino también un posible deterioro, falta de claridad[165]
y resistencias individuales, sociales y culturales. De acuerdo con estos
planteamientos, habría que identificar los posibles ámbitos de expansión que se
dan con el uso de tecnologías, por ejemplo, su uso para la enseñanza: abierta,
asistida por computadora, a distancia, etc.; su uso para la automatización de:
procesos, rutinas y actividades; su uso para el procesamiento de datos; su uso
creativo como herramienta al servicio del desarrollo de nuevas habilidades,
etc. Adicionalmente, deben identificarse áreas donde puedan darse resistencias
(sindicales, legales, institucionales, culturales, etc.), ámbitos del mundo de
la vida cotidiana que puedan deteriorarse (relaciones familiares y laborales,
relaciones políticas, transacciones económicas, emergencia de patologías
sociales y problemas psicológicos, etc.[166]).
4.1. EL PROBLEMA DE LA DEFINICIÓN DE LA PROFESIÓN BIBLIOTECARIA
La falta de claridad puede darse al
interior del discurso bibliotecario con la introducción y el uso intensivo y
extensivo de nuevas tecnologías. La falta de claridad se puede considerar como
una situación de duda e incertidumbre; la duda se traduce en preguntas que en
ocasiones no admiten sólo un sí/no como respuesta, y la incertidumbre se puede
manifestar como temor o angustia. Muchas preguntas se pueden plantear los
bibliotecarios a raíz de los cambios mundiales que se están dando, agruparemos
estas preguntas con fines de aclaración en el siguiente cuadro:
PREGUNTAS GENERADAS POR LA
EMERGENCIA DE NUEVAS COMPLEJIDADES[167]
|
¿Es lo mismo una biblioteca que un
centro de documentación?
¿Es lo mismo una biblioteca real
que una biblioteca virtual?
¿Será el libro de papel sustituido
por el libro electrónico?
|
PREGUNTAS RELATIVAS A LA IDENTIDAD
PROFESIONAL DEL BIBLIOTECARIO
|
¿Es el bibliotecario un profesional
de la información?
¿Qué tipo de profesionista es el
bibliotecario?
|
PREGUNTAS RELATIVAS A LA ACTIVIDAD
DEL BIBLIOTECARIO
|
¿Qué hacen y qué deben hacer los
bibliotecarios?
¿Qué pueden y qué no pueden hacer
los bibliotecarios?
|
PREGUNTAS RELATIVAS A LA ENSEÑANZA-APRENDIZAJE
DE LA BIBLIOTECONOMÍA
|
¿Qué deben aprender los aspirantes
a bibliotecarios profesionales si quieren insertarse competitivamente en el
mundo laboral?
|
Debido a que las preguntas aquí
planteadas se refieren a problemas tan complejos como la didáctica de la
biblioteconomía, la ética de la profesión y la interacción con otros
profesionistas, nos limitaremos a apuntar, en este trabajo, algunas sugerencias
para clarificar las preguntas que se plantean con la introducción de nuevas
tecnologías y las que se refieren a la identidad profesional del bibliotecario.
Como punto de partida vamos a plantear tres paradojas que se vinculan con
ámbitos analíticos, para a continuación tratar de desparadojizar estos ámbitos
mediante un proceso de aclaraciones y recodificaciones sucesivas.
Paradoja del libro: si en las
bibliotecas hay libros, entonces donde hay discos compactos y otro tipo de
documentos no es en las bibliotecas.
Paradoja de la profesión
bibliotecaria: si el bibliotecario estudia bibliotecas (reales) y libros,
entonces no debe ampliar su ámbito de actividad al estudio de bibliotecas
virtuales, centros de documentación o centros de documentación e información.
Paradoja de la biblioteca: si la
biblioteca es un lugar donde se guardan libros, entonces no se le puede llamar
biblioteca a un lugar donde también hay discos compactos multimedia, casetes,
películas, videocasetes e inclusive hasta revistas.
Como ya se afirmó anteriormente, las
paradojas que aquí se mencionan tienen un origen doble: se arraigan tanto en
las dificultades que hay para explicar, describir y correlacionar fenómenos
sociales, económicos e individuales desde los supuestos del discurso
bibliotecario, como en los problemas derivados del uso de una terminología
especializada no debidamente regulada (normalizada). Cada una de las paradojas
mencionadas será el eje para articular las secciones del libro que seguirán a
continuación, y que constituyen la parte medular de nuestra propuesta de
Elementos para una teoría bibliotecaria. Por ende, las grandes secciones
que siguen se pueden desprender de cada grupo de paradojas: a) respecto al
libro, se introduce la noción de documento con el fin de dar claridad a qué es
lo que hay en las bibliotecas; b) respecto a la profesión, se trata de hacer
frente a lo que tiene de científico y de técnico intentando deslindar con
claridad su ámbito de estudio propio; c) respecto a las bibliotecas, se buscará
un concepto que permita definirlas en estos tiempos de cambio tecnológico.
El problema del cambio tecnológico nos obligó a introducir
las nociones abstractas de documento, ciencia bibliotecaria y sistemas de
gestión documental. Así, se forman las siguientes estrategias conceptuales; a)
mediante la adopción de una definición amplia de documento, como base material
de conocimiento, se permite su aplicación tanto a documentos electrónicos como
a tablillas de arcilla; b) mediante el uso del concepto de ciencia
bibliotecaria se propone ir más allá de la disyuntiva planteada por la
biblioteconomía o la bibliotecología como saberes teóricos, para preguntar lo
que es específicamente científico (epistémico) de la actividad bibliotecaria;
c) mediante la teoría de los sistemas de gestión documental, se pretende
explicar funcionalmente tanto a las bibliotecas virtuales como a las
bibliotecas tradicionales.
4.2. INTRODUCCIÓN AL NUEVO PARADIGMA DE LO BIBLIOTECARIO:
LOS SISTEMAS DE GESTIÓN DOCUMENTAL
Definidos
desde la epistemología social de Kuhn, las teorías científicas son paradigmas
explicativo-descriptivos de la realidad; en términos kantianos, se trataría de
esquemas a priori y en términos wittgensteinianos, se trataría de figuras que
tocarían de una forma u otra a la realidad[168].
El concepto de paradigma tiene un origen platónico: las ideas de todas las
cosas se configuran como sus patrones de medida, sus modelos. De tal forma, un
paradigma también es un cierto modelo o patrón de medida. Uno de los problemas
centrales de la profesión bibliotecaria es la proliferación de los nombres con
los que solemos designar a todo aquello que puede agruparse bajo el ámbito de
lo bibliotecario (centros de documentación, centros de documentación e
información y bibliotecas). Provisionalmente, entonces, diremos que existe algo
así como “lo bibliotecario”, esto es, una región o aspecto de la realidad y un
dominio epistemológico que se caracteriza ante todo porque en él se dan hechos
bibliotecarios. Este mundo de los hechos[169]
bibliotecarios será llamado aquí “lo bibliotecario”.
Por el
momento, no existe a nuestra disposición, un término que permita abarcar
realidades que en el concepto son diferentes, pero que en la realidad son en
extremo similares. En la propuesta de esta obra, los términos biblioteca,
centro de documentación, y centro de documentación e información caen todos bajo
una denominación común, que los abarcará, serán denominados: Sistemas de
Gestión Documental (SGD). La forma como entenderemos a estos sistemas, será
a partir de la óptica de la teoría de Niklas Luhmann, por lo que nos alejaremos
de las consideraciones tradicionales de la teoría de sistemas abiertos:
input/output, entropía, feedback, etc. Lo central de la concepción de Luhmann
para la teoría de los Sistemas de Gestión Documental es el establecimiento de
una diferencia con el entorno: el sistema de gestión documental se constituye
gracias a una diferenciación, que lo hace distinguible de otro tipo de sistemas
de gestión (sistemas de gestión financiera, sistemas de gestión política o
pública, etc.).
Comenzaremos definiendo a los
Sistemas de Gestión Documental (SGD), mediante una caracterización de lo que no
son (definición negativa). Con esta forma de proceder podría pensarse que se
logra caracterizar claramente lo que se quiere definir, pero ninguna definición
enunciada negativamente tiene suficiente valor explicativo[170];
por ello, para caracterizar con claridad qué entendemos como sistemas de
gestión documental realizaremos, posteriormente, un análisis funcional, que
tiene como marco de referencia a la teoría de la sociedad de Niklas Luhmann.
1. Los SGD no se caracterizan por
“tener” libros o inclusive cualquier otro tipo de documentos. No se
caracterizan porque haya anaqueles y libreros. Tampoco se caracterizan por que
existan catálogos públicos.
2. Los SGD no se caracterizan porque
estén en un edificio o por ocupar un local ad hoc para bibliotecas o
archivos.
3. Los SGD no se caracterizan por
realizar procesos como desarrollo de colecciones, organización técnica o
servicios.
Cuando definimos a las bibliotecas o
a los centros de documentación de manera tradicional nos enfrentamos a un
conjunto de paradojas en apariencia irresolubles. En primer lugar bosquejaré
estas paradojas para después introducir un conjunto de recodificaciones en
términos de teoría de sistemas, con el intento de desparadojizar la visión
tradicional de las bibliotecas.
1.1. Paradoja del libro. Cuando se
define a los SGD como lugares donde hay libros se dejan de lado otro tipo de
documentos como discos compactos, casetes, e incluso revistas.
1.2. Paradoja del documento. Si para
resolver la paradoja anterior, se dice que los SGD son lugares donde hay
documentos, entonces se forma una definición accidental y ambigua, porque
existen lugares donde hay documentos y que no son propiamente SGD (por ejemplo:
librerías, puestos de periódicos).
1.3. Paradoja del mobiliario. Se
podría decir que las bibliotecas se caracterizan porque tienen mobiliario para
biblioteca. Esta definición no corresponde ya a las bibliotecas virtuales.
1.4. Paradoja de los catálogos. Si
se dice que los SGD son lugares donde hay catálogos públicos para poder acceder
a los documentos, entonces se les define de manera accidental y ambigua, porque
existen otros lugares donde hay catálogos públicos (tiendas de muebles, de
joyas, librerías).
2.2. Paradoja del local. Cuando se
define a los SGD como aquellos que ocupan un local para biblioteca o centro de
documentación se deja de lado a la biblioteca virtual.
3.1. Paradoja de los procesos. No
sólo los SGD realizan procesos de desarrollo de colecciones (también algunas fundaciones
y los coleccionistas privados desarrollan importantes colecciones de arte e
inclusive de documentos), organización técnica (técnicamente organizadas se
encuentran muchas cosas en la actualidad; por ejemplo: líneas de montaje,
maquiladoras, etc.) y servicios al público (la economía terciaria se ha
desarrollado de manera asombrosa en nuestro siglo, dándose una multiplicidad de
servicios comerciales, bancarios, de esparcimiento y recreativos, médicos,
etc.).
Para resolver estas paradojas, se
puede proponer una definición de los SGD que abarque varios de estos elementos.
Por ejemplo: SGD son todas aquellas unidades administrativas donde se procesan
diferentes tipos de documentos con técnicas de organización documental que
permiten construir medios de acceso para proporcionar servicios de préstamo de
documentos y de información documental.
La definición anterior parece
adecuada; sin embargo, una definición funcional de los SGD, permite aclarar
mejor cuáles son los elementos comunes, tanto a una biblioteca tradicional,
como a un centro de documentación e información y a una biblioteca virtual.
Procedamos ahora al momento
afirmativo de la definición. Los SGD se caracterizan ante todo por el tipo de
operaciones que realizan, por los medios o elementos que utilizan para
realizarlos, y por el tipo de interacciones e intercambios constantes que
mantienen con su entorno. Los SGD son sistemas que deben diferenciarse con
claridad de su entorno mediante operaciones específicas que les permitan
interactuar con éxito para no ser absorbidos por el entorno. Las operaciones
que realizan los SGD son similares a las de otros sistemas, por ello, es
fundamental agregar no sólo los elementos funcionales de los Sistemas, sino
también el tipo de relación que mantienen con su entorno.
A. Todo SGD (sea biblioteca, centro
de documentación o biblioteca virtual) realiza tres operaciones: integración,
representación y disposición; estas funciones tienen como factor constante al
documento. Debido a que el entorno de los sistemas es siempre más complejo, las
funciones que se realizan son altamente selectivas: ningún sistema de gestión
documental puede integrar todos los documentos existentes, ningún sistema de
representación puede ni debe duplicar lo representado, y ningún sistema de
disposición puede poner a la mano de un usuario todos los documentos del
sistema.
La integración es la operación
mediante la cual los SGD incorporan documentos. Los documentos incorporados
son, inicialmente, un conjunto de documentos que todavía no conforman un
sistema.
La representación es la operación
mediante la cual los SGD, representan selectivamente elementos formales de los
documentos, creando subsistemas de documentos y medios de acceso para un
usuario determinado.
La disposición es la operación
mediante la cual los SGD ponen a la mano de un usuario documentos de su
subsistema de documentos.
Estas operaciones están planteadas
en un nivel alto de generalidad. Esto lo hago con el fin de explicar también el
funcionamiento de las bibliotecas virtuales, entendidas como SGD. Se puede
afirmar que una biblioteca virtual “realiza” estas operaciones: integra
documentos mediante diversos procesos como la digitalización; cuenta con un
medio de acceso con representaciones de los documentos integrados; y, facilita
documentos a un usuario. Con el nuevo enfoque se puedan abarcar a las bibliotecas
virtuales, las cuales quedan de lado cuando se piensa a la biblioteca como
edificio, o se le concibe a partir de la existencia de libros. Los Sistemas de
Gestión Documental (SGD) son sistemas autopoiéticos y autorreferenciales que se
caracterizan por realizar tres funciones: incorporación, representación y
disposición, todas ellas permiten constituir un sistema de documentos que
quedan “a la mano” de determinados usuarios.
El sistema funciona de la siguiente manera: mediante la
integración, el sistema constituye lo que gracias al uso de métodos, técnicas,
herramientas y medios de representación, constituirá un sistema de documentos;
este sistema se pone a disposición de un usuario. Lo característico de estas
funciones es que el sistema opera con documentos: el documento está presente en
la integración, en la representación y en la disposición; ciertamente también
la comunicación es un elemento constantemente presente, pero lo fundamental es
distinguir al sistema de gestión documental del sistema social[171].
La operación de integración, per se, constituye un
conjunto más o menos disperso de documentos, que mediante la representación,
conforman unidades diferenciadas (colecciones, formatos, temas, autores), lo
que permite hablar ya de un sistema de documentos[172];
estas actividades son realizadas por un gestor[173].
Mediante la disposición, el facilitador[174]
del sistema de gestión documental permite el contacto entre usuario y documentos.
Por lo tanto, un sistema al que le falte cualquiera de las operaciones
mencionadas (integración, representación o disposición) y que no lo haga con
documentos, no es un sistema de gestión documental. Puede ser, por ejemplo,
parte de un sistema de gestión documental: o sea un documento (digamos el
CD-ROM de la Encyclopaedia Britannica) o un sistema de información (una
estación de radio o de televisión). Indispensable es además que el sistema
cuente con: un gestor, un facilitador, y sobre todo, con un usuario, en
caso contrario, el sistema no puede operar o carece de sentido (porque carece
de usuario). El gestor realiza típicamente las funciones de integración y
representación, a la vez que reproduce los elementos del sistema necesarios
para integrar un sistema de documentos; el facilitador realiza la función de
disposición de documentos y de información documental; al gestor le corresponde
también administrar el sistema, observarlo, describirlo y conservar los límites
y las diferencias del sistema con el entorno; finalmente, el usuario da sentido
a las operaciones del sistema, ya que para él existe.
Por otro lado, gestores, facilitadores y usuarios pueden o
no ser personas (tanto un facilitador como un usuario pueden ser máquinas),
pero lo fundamental para la concepción de la teoría de sistemas es que, tanto
los llamados tradicionalmente bibliotecarios (los que trabajan en el sistema de
gestión documental o los que están ahí[175])
como los usuarios (los que no trabajan en el sistema de gestión o van ahí) son
el entorno del sistema y no parte del mismo. Esta visión revoluciona el campo
de los Sistemas de Gestión Documental, ya que antes se consideraba que las
personas eran parte de estos sistemas, pero tomadas las cosas con seriedad,
¿qué es lo que de la persona se integra al sistema de gestión documental? ¿El
sistema orgánico o acaso el psíquico? ¿O una combinación de ambos? ¿Pero en
este último caso donde queda el sistema de interacciones y el sistema de
comunicación? Tampoco ganamos nada si decimos que es la totalidad de la persona
la que es parte del sistema, porque esto es radicalmente falso: si el
bibliotecario es parte del sistema de gestión, entonces es una especie de
engrane de máquina, pero ¿no acaso es la persona mucho más compleja como para
ser considerada un simple engrane? ¿No acaso todo bibliotecario tiene una vida
privada independiente de los SGD, la cual no sería posible si fueran partes de
éste?
Así, las partes del sistema de gestión documental, o mejor
dicho, sus subsistemas puede ser: el subsistema de documentos (subsistema
documental), el subsistema de máquinas (subsistema tecnológico), el subsistema
de integración (realizado por un gestor que realiza selecciones de documentos
del entorno), el subsistema de representación (realizado por un gestor que
selecciona de los documentos, elementos a ser representados generando
instrumentos de representación, como medios de acceso e interfases), el
subsistema de gestión (realizado por un administrador que observa, describe y
conserva al sistema) y el subsistema de disposición (realizado por un
facilitador que proporciona a un usuario determinados elementos del subsistema
documental o que simplemente proporciona informaciones que se basan, en última
instancia, en determinados elementos del subsistema de documentos).
En la función de integración, la incorporación de documentos
no constituye todavía un sistema hasta que no se realiza un proceso de
diferenciación documental a través de la representación. La representación
permite establecer diferencias al interior del conjunto de documentos,
generando así subsistemas específicamente diferenciados: acervo general,
colección de obras de consulta, videoteca, etc. El sistema de gestión
documental se encuentra ante un entorno complejo, que impone asimetrías o
factores de asimetrización, de ahí varias necesidades inherentes: la necesidad
de mantener los límites del sistema (en caso contrario será absorbido por el
entorno); la necesidad de permanecer en relación de acoplamiento estructural
con el entorno, manteniendo una especial sensibilidad que permita percibir las
irritaciones provenientes de éste; la necesidad de realizar procesos altamente
selectivos, debido a que el entorno ofrece muchas más posibilidades de las que
el sistema puede actualizar en cada momento; la necesidad de reproducir
constantemente sus estructuras y las relaciones correspondientes, para mantener
su unidad en medio de un entorno altamente contingente; la necesidad de
realizar funciones de diferenciación de manera recurrente, lo que le permite al
sistema mantenerse como tal, etc.
Un cuestionamiento válido y urgente puede hacerse en este
momento: ¿y los tradicionales procesos de desarrollo de colecciones,
organización técnica y servicios, con sus respectivos subprocesos de selección,
evaluación, adquisición (desarrollo de colecciones), catalogación,
clasificación y proceso físico (organización técnica) e información, préstamo y
consulta (servicios), dónde quedan? ¿No desaparecen acaso estos procesos bajo
las funciones descritas? No y esto es lo que hay que apuntar con claridad:
todos los procesos y subprocesos mencionados pueden subsumirse bajo alguna de
las funciones consideradas. Valga el siguiente cuadro como resumen:
PROCESOS
|
FUNCIONES
|
Evaluación, selección, adquisición
|
Integración (gestor)
|
Catalogación, clasificación, proceso físico y organización
de catálogos
|
Representación (gestor)
|
Información, consulta, préstamo y reprografía
|
Facilitación (facilitador)
|
El cambio de paradigma no es arbitrario, ni propone ser una
visión única del quehacer bibliotecario, pero bajo éste, no existe la
limitación tecnológica: cualquier biblioteca virtual es un sistema de gestión
documental en tanto mantenga la diferencia con el entorno a partir de las tres
funciones de integración, representación y disposición y en tanto cuente con
gestores, facilitadores y usuarios. Adicionalmente, debe distinguirse con toda
claridad entre el sistema de gestión documental y su entorno, este entorno está
conformado a su vez por otros sistemas con sus respectivos entornos. En el
entorno de todo sistema de gestión documental se encuentran las personas
(usuarios, bibliotecarios, e incluso personas que puedan realizar labores de
gestión y facilitación), el sistema político, el sistema económico, el sistema
social, máquinas, sistemas psíquicos, sistemas biológicos, etc. Este entorno
(hiper)complejo solamente da una idea de los retos a los que se enfrenta todo
sistema de gestión documental para conservar sus límites y para no ser
“digerido” por el entorno. El tema de la complejidad del entorno será tratado
posteriormente.
Los SGD caracterizados por las
funciones de integración, representación y disposición y por sus elementos
(gestores/facilitadores), no resultan adecuadamente definidos; por ello, el
concepto de documento debe introducirse aquí. La característica particular de
los SGD es que constituyen sistemas de documentos que ponen a disposición de un
usuario. El documento es el factor constante de toda actividad, interacción o
relación con el entorno en los SGD. La referencia última de todas las
actividades, procesos, funciones y subsistemas de los SGD es el documento (y no
como otros pretenden, la información). Inclusive el concepto de información
debe referirse en los SGD al documento constituyéndose así el término información
documental. Debido a la complejidad del tópico, el siguiente apartado se avoca
a desarrollar el tema del documento de manera más o menos amplia.
[1] Alejandro Llano. Humanismo cívico.
p. 55-56. Llano, siguiendo a MacIntyre, propone sustituir el paradigma de la certeza
por el paradigma de la verdad: “El ideal metódico del paradigma de la certeza
implica una racionalidad monocorde y unívoca, mientras que el paradigma de la
verdad supone un uso abierto y analótigo de la razón”. Ibid., p. 59.
[2] El cometido fundamental del Tractatus
de Wittgenstein, es ante todo delimitar lo que puede ser dicho y lo que no
puede ser dicho: “El punto fundamental es la teoría de lo que puede ser
expresado (gesagt) mediante proposiciones -esto es, mediante el lenguaje- (y,
lo que es lo mismo, lo que puede ser pensado) y lo que no puede ser expresado
mediante proposiciones, sino sólo mostrado (gezeigt); creo que esto es el
problema cardinal de la filosofía”. “Carta de Ludwig Wittgenstein a Bertrand
Russel de agosto de 1919” .
Citada en Jacobo Muñoz e Isidoro Reguera. Introducción al Tractatus. p.
viii. De esta forma, la filosofía analítica puso en evidencia las limitaciones
del paradigma de la certeza: no todo puede ser pensado ni expresado en
proposiciones lógicas, hay una región de lo inexpresable, de lo que sólo puede
ser mostrado. Adicionalmente, si tomaramos como punto de partida la filosofía
del Tractatus, no podríamos hablar sobre las ciencias sociales o sobre
las humanidades. Así lo manifiestan claramente los siguientes aforismos: “4.113.
La filosofía delimita el ámbito disputable de la ciencia natural”. “4.114 Debe
delimitar desde dentro lo impensable por medio de lo pensable”. 24.1212. Lo que
puede ser mostrado no puede ser dicho”. Las ciencias sociales caen, desde
luego, fuera del ámbito de lo pensable, y por ende, según la filosofía del
primer Wittgenstein nada podría ser dicho con sentido sobre ellas, sólo podría
ser mostrado.
[3] Cf. Richard
Rorty. La filosofía y el espejo de la naturaleza. p. 64 ss.
[4] Cf. Ibid., p. 38-44.
[5] La excepción es la Universidad
Iberoamericana, donde Javier Torres Nafarrate ha realizado una importante labor
de difusión y edición del corpus luhmanniano.
[6] Esta presentación se ha reproducido mutatis
mutandis, en la revista Metapolítica, No. 8, octubre-diciembre de
1998.
[7] “Las teorías con pretensión universal
son fáciles de reconocer: se presentan a sí mismas como su objeto; si quisieran
renunciar a ello, tendrían que renunciar a su universalidad... Las teorías con
pretensión de universalidad son teorías autorreferenciales”. Niklas Luhmann. Sistemas
sociales. p. 8-9.
[8] “En la filosofía de Descartes, el
pensamiento es... la base para entender a los seres humanos. El pensamiento
siempre adquiere precedencia... El pensamiento es la base del ser. La razòn es
lo que nos hace humanos”. Rafael Echeverría. Ontología del lenguaje. p.
25. Si la razón es lo que nos hace humanos, entonces el hombre se define, como animale
rationale (animal racional); sin embargo, la perspectiva postmoderna, de la
cual hablaremos más adelante, no define ya al hombre por su racionalidad, sino
por su locuacidad: el hombre es un ser que habla, un homo loquens.
[9] “Lo que es
racional es real; y lo que es real es racional”. Filosofía del Derecho.
Prefacio.
[10] Los ciegos no pueden diferenciar color
alguno, su visión es apta para la ausencia de color, pero no para la presencia
de él. Por ello, aprenden a distinguir los colores por analogía: al palpar la
textura de algo, pueden percibir su calor y la cohesión de sus moléculas.
[11] En la
terminología de George Spencer Brown: distinction, indication, crossing. La distinción
marked/unmarked como forma de observación es una construcción propia de la
semántica lingüística.
[12] ... el objeto primero de la teoría de
sistemas no es un objeto (o un tipo de objeto), sino la diferencia entre
sistema y entorno. Niklas Luhmann. Sistemas sociales. p. 92.
[13] “La autopoiesis no nos dice que el
sistema exista por sí mismo, por sus propias fuerzas y sin ninguna aportación
del entorno. Más bien lo que se dice es que la unidad del sistema y, con ella,
todos los elementos que conforman el sistema son producidos por el sistema
mismo”. Niklas Luhmann. La ciencia de la sociedad. p. 27
[14] “... el concepto de autopoiesis de
Humberto Maturana significa un elemento nuevo. Los sistemas autopoiéticos son
los que producen por sí mismos no sólo sus estructuras, sino también los
elementos de que están compuestos, precisamente en la trama de estos
elementos”, Niklas Luhmann, Raffaele De Georgi. Teoría de la sociedad.
p. 39.
[15] La reproducción consiste en la
continuidad de las operaciones del sistema, lo que a la vez reproduce la
diferencia entre sistema y entorno.
[16] Jürgen Habermas interpreta el
planteamiento luhmanniano de manera fundamentalmente material: “En nuestro
contexto es mucho más importante una segunda dificultad, que es asimismo una
dificultad de principio y que no puede hacerse derivar de la variabilidad
estructural comparativamente alta de las sociedades frente a los organismos”...
“Al no percatarse del fracaso de su tentativa de generalizar las categorías
cibernéticas hasta el punto de que puedan servir también de soporte a una
teoría sistémica de la sociedad, Luhmann incurre, a mi juicio, al definir la
reducción de complejidad mediada por el sentido, en un error categorial preñado
de consecuencias”. “Discusión con Niklas Luhmann (1971): ¿Teoría sistémica de
la sociedad o teoría crítica de la sociedad?” En La lógica de las ciencias
sociales. p. 315, 319.
[17] “... no manejamos el argumento de que,
puesto que existen reproducción autopoiética, “cerradura operativa”, evolución,
etcétera, en el nivel de las células vivas, dichas estructuras deben existir en
los sistemas sociales. Preferimos formular la siguiente pregunta: ¿la
existencia de este estado de cosas se pude demostrar en los sistemas sociales,
es decir, que se trata de estructuras generales que se pueden realizar tanto
dentro del orden vital como del social? Luhmann. Sistemas sociales. p.
14.
[18] “No hay input ni output de elementos en
el sistema o desde el sistema: esto es lo que se entiende con el concepto de
autopoiesis. El sistema es autónomo no únicamente en el plano estructural, sino
también en el plano operativo. Niklas Luhmann, Raffaele De Georgi. Op. cit. p.
40.
[19] “Inclusive el contexto operacional de
la conciencia y la comunicación no es sino un acoplamiento que varía a cada
momento, un acoplamiento que renueva una y otra vez, al término de cada evento
particular, la libertad de los sistemas para llevar a cabo movimientos propios.
Maturana... llama a esto acoplamiento estructural... El acoplamiento no conduce
a una utilización común de los elementos por parte de los distintos sistemas,
no conduce a un “sharing of elements by different organisations”, esto es, a un
hecho que Gotthard Günther llamaría intersección. Niklas Luhmann. La ciencia
de la sociedad. p. 28, nota 34.
[20] Niklas Luhmann. Sistemas sociales.
p. 40.
[21] “Con clausura no se entiende
aislamiento termodinámico, sino solamente cerradura operacional, es decir, que
las operaciones propias del sistema se vuelven recursivamente posibles por los
resultados de las operaciones propias del sistema”. Niklas Luhmann, Raffaele de
Georgi. Op. cit., p. 50.
[22] “Con este concepto naturalmente no hay
referencia a lo que pudiera ser entendido como aislamiento causal, como falta de
contacto o como una especie de segregación del sistema”. Ibid., p. 40
[23] Ibid., p. 49.
[24] Niklas Luhmann.
La ciencia de la
sociedad. p. 32.
[25] Respecto al método funcional, Cf. los
ensayos contenidos en: Niklas Luhmann. Ilustración sociológica.
[26] “Lo revolucionario de este
entendimiento... estriba en que los sistemas ya no serán entendidos como objetos, sino
fundamentalmente como operaciones. Hay pues en ello una intelección radical
operativa de los sistemas como condición para captar su unidad”. Javier Torres
Nafarrete. “Prefacio a la primera edición”. En Sistemas sociales. p. 19.
[27] Niklas Luhmann. Sistemas sociales.
p. 45.
[28] Ibid., p. 44.
[29] Ibid., p. 54.
[30] Giancarlo Corsi, Elena Esposito y
Claudio Baraldi, GLU: Glosario sobre la teoría social de Niklas Luhmann.
p. 150.
[31] Niklas Luhmann. Sistemas sociales.
p. 41.
[32] Ibid., p. 14.
[33] Niklas Luhmann. “El conocimiento como construcción”. En Metapolítica.
No. 2, 1997, p. 170.
[34] Niklas Luhmann.
Sistemas sociales. p. 44.
[35] Ibid., p. 9.
[36] Ibid., p. 55.
[37] Niklas Luhmann, Raffaele De Georgi. Teoría
de la sociedad. p. 45.
[38] Ibid., p. 45.
[39] En Wittgenstein,
el sentido que pueda tener una frase para nosotros depende de las
circunstancias: “If, for example, someone says that the sentence “This is here”
(saying which he points to an object in front of him) makes sense to him, then
he should ask himself in what special circumstance this sentence is actually
used. There it does make sense”. [“Si alguien dice, por ejemplo, que la oración
“Esto esta aquí” (y al decir esto señala un objeto que está enfrente de él)
esto tiene sentido para él, entonces él debe preguntarse a sí mismo en qué
circustancias especiales esta oración se usa actualmente. Ahí es donde tiene
sentido”] Philosophical Investigations.“ 117.
[40] Niklas Luhmann. Sistemas sociales. p. 83.
[41] Ibid., p. 143.
[42] Ibid., p. 83.
[43] Las expectativas (Erwartungen) tienen
como función orientar de modo relativamente estable la comunicación y el
pensamiento de cara a la complejidad y la contingencia del mundo. En este sentido,
las expectativas se forman a partir de la selección de un repertorio limitado
de posibilidades a las cuales se puede orientar un sistema: “las expectativas
se forman mediante la selección intermedia de un repertorio más estrecho de
posibilidades respecto de una mejor y más rápida orientación”. Ibid., p. 107.
[44] Ibid., p. 143.
[45] Ibid., p. 144.
[46] Giancarlo Corsi, Elena Esposito,
Claudio Baraldi. GLU. p. 40.
[47] Ibid. p. 42.
[48] Niklas Luhmann. Sistemas sociales.
p. 118.
[49] Ibid., p. 117.
[50] “Si se entiende la comunicación como
síntesis de tres selecciones, como unidad de información, acto de comunicar y
acto de entender, entonces la comunicación se realiza cuando y hasta donde se
genera la comprensión” Ibid., p. 148.
[51] Ibid., p. 153.
[52] En Luhmann, la teoría de la evolución
(Evolution) describe y explica el hecho de que un sistema, estructuralmente
determinado, pueda cambiar sus estructuras mediante sus propias operaciones.
[53] Niklas Luhmann. Sistemas
sociales. p. 158.
[54] Ibid., p. 157.
[55] Ibid., p. 157.
[56] Esta idea puede encontrarse en Thomas
Hobbes, quien sostenía la tesis de que toda la realidad es corporal, por lo que
la sociedad política es un cuerpo artificial conformado artificialmente por
afectos y pasiones, y naturalmente por cuerpos humanos individuales. Cf.
Guillermo Fraile. Historia de la filosofía: III. p. 724 ss.
[57] Niklas Luhmann. Sistemas
sociales. p. 15.
[58] Niklas Luhmann. Teoría
de los sistemas sociales. p. 77.
[59] “Max Weber entiende la modernización de
la sociedad como el proceso por el que emergen la empresa capitalista y el
Estado moderno. Ambos se complementan en sus funciones estabilizándose
mutuamente... El medio organizativo, así de la economía capitalista y del
Estado moderno como de sus relaciones mutuas, lo constituye el derecho
formal...” Jürgen Habermas. Teoría de la acción comunicativa: I. p. 214,
216. Para una perspectiva de la modernización desde el ámbito de las
organizaciones Cf. Niklas Luhmann. Organización y decisión. p. 56.
[60] Niklas Luhmann. Teoría
política en el Estado de bienestar. p. 43.
[61] Niklas Luhmann y Raffaele de Georgi. Op. cit., p. 340.
[62] Ibid., p. 62.
[63] Idem.
[64] Ibid., p. 78.
[65] Un ejemplo de este tipo de grupos de
acción política es la organización Mothers Against Drunk Driving (MADD), la
cual “comenzó como un grupo de mujeres que había experimentado la pérdida de un
ser querido o su grave lesión por culpa de un conductor borracho”. Fernando
Flores, Charles Siponoza y Hubert L. Dreyfus. Abrir nuevos mundos. p.
166. MADD “fue capaz de convencer a
miembros de muchos grupos para que asumieran distintas prácticas de
responsabilidad plena, contando con una fuerza social dada vez mayor”. Ibid.,
p. 172. De esta forma, lo que MADD logró fue cambiar prácticas sociales
mediante la apropiación cruzada, un modo de hacer historia en la vida cotidiana
(los autores entienden el hacer historia como una forma de cambiar “el modo en
que nos entendemos a nosotros mismos y nuestro vínculo con las cosas”. Ibid.,
p. 25). La apropiación cruzada “ocurre cuando personas de un ámbito determinado
generan una práctica y la entregan a personas de otro mundo, que pueden
recibirla y utilizarla sin haberla generado por sí misma”. Ibid., p. 171.
[66] “La proposición del fundamento reza: Nihil
est sine ratione. Se traduce: nada es sin fundamento”. Martin Heidegger. La
proposición del fundamento. p. 25.
[67] Cf. Bases teóricas y filosóficas de
la bibliotecología. p. 38 ss.
[68] Ibid., p. 39-40.
[69] Misión del bibliotecario. p. 58.
[70] El ser y el tiempo. 38.
[71] “La caracterización del “ser
relativamente a la muerte” propio proyectado existenciariamente puede resumirse
en la siguiente fórmula: el “recursar" desemboca al "ser ahí" el
"estado de perdido” en el “uno mismo”, poniéndolo ante la posibilidad...
de ser él mismo, pero él mismo en la apasionada LIBERTAD RELATIVAMENTE A LA
MUERTE, desligada de las ilusiones del uno, fáctica, cierta de sí misma y que
se angustia”. Martin Heidegger. El ser y el tiempo. 53. (Las mayúsculas
son de Heidegger).
[72] José Ortega y Gasset. Op. cit. p. 69.
[73] En este sentido, el documento tiene un
potencial bélico y alienante innegable: recordemos sólo la forma como los
regímenes totalitarios hacen uso de la propaganda con fines alienantes: “Como
los movimientos totalitarios existen en
un mundo que en sí mismo no es totalitario, se ven forzados a recurrir a lo que
comúnmente consideramos como propaganda”. Hannah Arendt. Los orígenes del
totalitarismo. p. 426. “El verdadero objetivo de la propaganda totalitaria
no es la persuasión, sino la organización... Para este objetivo, la originalidad
del contenido ideológico sólo puede ser considerada como un obstáculo
innecesario”. Ibid. p. 447. et passim.
[74] “To guard
ourselves against the dangers of manipulation and misunderstanding, we must
strive for clarity of thought and expression all time. There is some safety in
the very diversity of our media of communication provided they are not
concentretad in too few hands. We are free to chose between them, and, because
they are competing for our approval, their controllers may respond to criticism”.
[“Para
protegernos a nosotros mismos de los peligros de la manipulación y de los malos
entendidos, debemos buscar claridad de pensamiento y expresión a la vez. Hay
alguna seguridad en la propia diversidad de nuestros medios de comunicación
debido a que no se encuentran concentrados en unas pocas manos. Por ende, somos
libres para escoger entre ellos y, debido a que ellos compiten por nuestra
aceptación, los encargados de los mismos deben responder a la crítica” ]. Communication and
language: networks of thought and action. p. 27.
[75] El ser y el tiempo. 74.
[76] Inicialmente, la actividad
bibliotecaria debe haber compartido con otras actividades el carácter de un
oficio (quizá más técnico que otros, pero finalmente un oficio) o de una
práctica, pero con la extensión que en el siglo XX se dio a las diversas
actividades profesionales, la actividad bibliotecaria pasó gradualmente a
incorporarse a los saberes profesionales, impartidos en las Instituciones de
Educación Superior.
[77] “El gradiente de complejidad, tomado
como diferencia y sujeto a la diferencia entre entorno y sistema, desempeña una
función muy importante: obliga a buscar distintas formas de tratamiento de la
reducción de complejidad, según se trate de la complejidad del entorno o de la
complejidad del sistema” Niklas Luhmann. Sistemas sociales. p. 177.
[78] El largo proceso
que dio origen a nuestra especie se remonta a 4 millones de años, al
Antropopitecus robustus y a su pariente cercano, el Australophitecus africanos.
No obstante, el Homo Sapiens, aparece sólo hace unos 25 mil años. Las primeras
culturas datan del paleolítico superior, y se desarrollan en las fases
Auriñaciense (entre el 30,000 y el 27,000 a . C.) y
Perigordiense (entre el 31,000 y el 22,000 a . C.). Historia Universal Oceáno.
v. 1 p. 5 ss.
[79] “... el carácter es la segunda
naturaleza o índole segunda (second nature) del hombre, que reemplaza a sus
instintos, poco desarrollados”. Erich Fromm. Anatomía de la destructividad
humana. p. 19.
[80] Respecto al origen del lenguaje oral
existe un halo de misterio en apariencia indescifrable: “We shall probably
never know exactly where language originated. Probably it appeared in many
places at different times”. [“Probablemente nunca sabremos dónde se originó el
lenguaje. Probablemente apareció en varios lugares en momentos diferentes”]
Harry Elmer Barnes. An intelectual and cultural history of the western
world. v. 1 p. 54.
[81] Puede afirmarse
que este logro evolutivo no responde a las características particulares del aparato de fonación
humano, sino a la complejidad de su cerebro: “Many people have thought that
man´s vocal apparatus, wich is certainly an extremely verstatile and efficient
mecanism, has given him an extra advantage in development a complex language.
The truth is, however, that many animals have competent sound-producing organs,
which might also be capable of something close to our speech if those animals
had a controlling brain of man´s caliber”. Communication and language:
networks of thought and action. p. 47. [“Muchas personas piensan que
el aparato de fonación humano, que es un mecanismo en extremo versátil y
eficiente, le ha dado la ventaja adicional que implica desarrollar un lenguaje
complejo. La verdad es, no obstante, que muchos animales tienen órganos
competentes para producir sonidos, los cuales podrían acercarse a nuestro
lenguaje, si aquellos animales tuvieran un cerebro controlador del tamaño del
cerebro humano.”] Respecto
al aparato de fonación humano Cf. Ibid. p. 50-51. También Ferdinand de
Saussure. Curso de lingüística general. p. 70 ss.
[82] “The hunter´s
gesture to his follower is a very simple form of sing language. Human social
life is full of such signs. We use them all the time, ussually to emphasize our
words, sometimes to replace them entirely”. [“El gesto del cazador a su
seguidor es una forma muy simple de lenguaje sígnico. La vida social humana
está llena de este tipo de signos. Los usamos todo el tiempo, usualmente para
enfatizar nuestras palabras, a veces para reemplazarlaspor completo”] Communication
and language: networks of thought and action. p. 84.
[83] “Con estos movimientos el agente
interviene literalmente en el mundo”. Jürgen Habermas. “Acciones, operaciones,
movimientos corporales”. En Teoría de la acción comunicativa: complementos y
estudios previos. p. 234.
[84] Niklas Luhmann. La ciencia de la
sociedad. p. 40.
[85] Del cual debe afirmarse, entre otras cosas,
que posibilita la verbalización de la cultura: “A spoken language made possible
the verbalization of human culture, thus permiting it to be better integrated
and more easily transmitted from one generation to another. Human institucions
were now supplied with verbal defense, analysis and rationalization”. [El lenguaje oral
hizo posible la verbalización de la cultura humana, permitiendo por ende, que
ésta fuera sistematizada y transmitida con mayor facilidad de una generación a
la siguiente. Las instituciones humanas se encontraban ahora provistas con
defensas verbales, analíticas y racionales”] Harry Elmer Barnes. Op. cit. v. 1. p.
55.
[86] “... el lenguaje sigue siendo una
estructura que hace posible la autopoiesis de la comunicación bajo condiciones
sistémicas siempre más complejas”. Luhmann. La ciencia de la sociedad.
p. 40.
[87] “... writing must
have developed slowly and gradually”. [“La escritura debe haberse desarrollado
de manera lenta y gradual”] Communication and language: networks of thought
and action. loc. cit.
“Two things were
needed for its development. The first need was some experience of drawing,
since in its earliest forms Sumerian writing was purely pictorial. The second
was the idea that lies behind all writing, the idea of communicating with
someone who is not there to receive the message by word of mouth”. [“Dos cosas eran
necesarias para su desarrollo: la primera era cierta experiencia del dibujo, ya
que en sus formas primitivas, el alfabeto sumerio era puramente pictórico; la
segunda era la idea que subyace en la escritura, la idea de poder comunicarse
con alguien que no está ahí para recibir el mensaje por la palabra oral”] Harry
Elmer Barnes. Loc. cit.
[88] Si en la Política Aristóteles podía
afirmar que “... así como dijimos que la población debe ser fácilmente
accesible a la mirada, así también el territorio [de la ciudad]” Libro VII, 5.,
con la aparición de la imprenta y los posteriores desarrollos de los medios de
difusión, el mundo mismo es una ciudad o una aldea global en la que los
documentos “abarcan con una sola mirada todo el territorio” (en el sentido de
que los documentos recorren el sistema de la sociedad).
[89] Niklas Luhmann, Rafaelle de Georgi. Teoría
de la sociedad. p. 112.
[90] “The origins or
writing can be linked with the pictograms wich appear on the implements and
cave walls of the Paleolithic era”. [“Los orígenes de la escritura pueden vincularse
a los pictogramas que aparecieron en los implementos y paredes de las cuevas de
la era Paleolítica”] Harry Elmer Barnes. V. 1. p. 89. “Las más antiguas pinturas conocidas son
obras de artistas de la era paleolítica... Desechada la hipótesis de que se las
idease para servir como decoración, es más probable que se las destinase a un
propósito mágico... Por lo tanto, existe un sentido en esas pinturas
primitivas; pero si las clasificamos como escritura pictográfica, debemos
hacerlo sólo en el sentido más elemental, porque difícilmente pudieron idearse
para servir como comunicación de un pensamiento a otras personas”. A. C. Moorhouse. Historia del alfabeto. p. 15-16. Para un listado de cavernas con pinturas
rupestres Cf. especialmente la obra de Herbert Kühn titulada El despertar de
la humanidad. p. 226- 231. El listado detalla el lugar donde se encuentran
las pinturas y la fecha en que fueron halladas en: Francia (72 cuevas), España
(35 cuevas), Italia (3 cuevas) y Alemania (1 cueva).
[91] “El arte auriñaciense y magdaleniense
tuvo... un propósito práctico, habiendo sido concebido para asegurar la
provisión de aquellos animales de los cuales dependía la tribu para
alimentarse... Indudablemente, las pinturas estaban conectadas con otras
ceremonias mágicas”. V. Gordon Childe. Los orígenes de la civilización. p. 81
[92] A. C. Moorhouse.
Op. cit. p. 15.
[93] Niklas Luhmann, Rafaelle de Georgi. Op.
cit. p. 254.
[94] “Un pictograma puede definirse como un
signo separado que significa el objeto representado”. A. C. Moorhouse. Op. cit. p.
26.
[95] “En la escritura pictográfica se hace
hincapié en el dibujo, y estamos muy lejos de un sistema que pueda compararse a
la escritura tal como la conocemos. Pero ahora llegamos a una etapa mucho más
altamente desarrollada... a la que se da el nombre de pictográfico-ideográfica”.
A. C.
Moorhouse. Historia del
alfabeto. p. 25. Para
lo que sigue. Cf. p. 25 ss.
[96] Cf. A. C.
Moorhouse. p. 32 ss.
[97] “Around 3000 B.C.
the Egyptians had taken an important step in developing and alphabet by using
twenty-four hieroglyphic signs to indicate twenty-four consonantal sounds. Buy
they continued to use many additional symbols for words and syllabes, and
therefore failed to develop a strictly phonetic alphabet”. [Alrededor del 3,000 a .C. los egipcios
dieron un importante paso al desarrollar el alfabeto utilizando 24 signos
jeroglíficos para indicar los 23 sonidos consonantes. Pero ellos siguieron
utilizando muchos símbolos adicionales para ciertas palabras y sílabas, por lo
que no lograron desarrollar un alfabeto estrictamente fonético”] Elmer Barnes. Vol. 1, p.
91.
[98] Cf. A. C.
Moorhouse. p. 59 ss.
[99] “La escritura cuneiforme de Babilonia
es un ejemplo de silabario”. A. C. Moorhouse. p. 36.
[100] El cual constituye “dos grupos: el
semita del norte (incluyendo el fenicio, el arameo, el hebreo y el moabita) y
el semita del sur (especialmente el sabeo, en el sur de Arabia y en Yemen y el
etíope”. G. E. Moorhouse. Historia
del alfabeto. p.
133-134. Por otro lado Barnes sostiene que: “Our alphabet probably goes back to
the Egyptian by way of Phoenician and Greek elaborations. A certain Semite of
the of the nineteenth century B.C., perhaps a Phoenician from Byblos, seems to
have invented a true alphabet based on Egyptian antecedents.... the phoenician
alphabet contanined thenty-one letters, all consonants”. [“Nuestro alfabeto probablemente se
remonta al de los egipcios el cual llegó a nosotros a través de las
elaboraciones fenicias y griegas. Un semita del siglo XIX a.C. quizá un fenicio
de Biblos, parece que fue quien inventó un verdadero alfabeto basado en los
antecedentes egipcios... el alfabeto fenicio contenía 21 letras, todas
consonantes”] v. 1. p. 90.
[101] “The alphabet is
the best system of writing that man has invented, so it is not surprising that
wherever one or other of its forms has been introduced it has replaced other
kinds of writing”. [“El
alfabeto es el mejor sistema disponible de escritura inventado por el ser
humano, por ello, no debe sorprender que dondequiera que una u otra de sus
formas han sido introducidas, ha reemplazado otros tipos de escritura”] Communication
and language: networks of thought and action.p. 116.
[102] Niklas Luhmann y Rafaelle de Georgi. Teoría
de la sociedad. p. 117.
[103] “Ya que la escritura es siempre un
auxilio nemotécnico (sic.), transforma el significado de la memoria. Si se
comienzan a resolver los problemas de la memoria mediante anotaciones, el
tiempo ya no puede ser apropiadamente comprensible como el poder de olvidar
(léthe), del cual es posible sustraerse sólo con la ayuda de las musas. en
lugar de esta representación del tiempo surge la idea de un movimiento que
puede ser medido, la idea de una dimensión que puede ser descrita, en la cual
se garantiza la simultaneidad de lo no simultáneo... La cualidad sacra de la
memoria se reforma como recuerdo de un pasado que constituye el fundamento”.
Niklas Luhmann, Rafaelle de Georgi. Teoría de la sociedad. p. 108-109.
[104] La distinción entre medio y forma es
fundamental. Vid . Infra. Segunda parte. 3.2.
[105] Por ejemplo, en los guijarros azilanos
del sur de Francia “Aparecen un gran número de signos con diversas formas”. A. C. Moorhouse. Historia del alfabeto. p. 17. Además la piedra “Es la
principal fuente de inscripciones que ha sobrevivido del antiguo Oriente; se
usó para esculpir las leyes y los convenios. en un bloque de piedra está
grabado el Código de Hamurabi, al que se tiene por uno de los documentos más
importantes de la historia de la humanidad”. Gastón Litton. Del libro y su
historia. p. 27.
[106] “En Mesopotamia existió desde el cuarto
milenio antes de la era cristiana otro precedente del libro, la tablilla de
arcilla, sobre la que el escriba grababa con caracteres cuneiformes textos
políticos, comerciales o religiosos. Se han encontrado cerca de medio millón de
tales tablillas, escritas por ambos lados, algunas de las cuales estaban
agrupadas formando series. Con frecuencia, en la primera tablilla de una serie
figuraba el título de la obra, el nombre del propietario y el del escriba. En
esta época se conoce la existencia de una floreciente literatura. Especialmente
destacable es la colección de Nínive, reunida hacia el 650 a .C. por el rey asirio
Asurbanipal. Los hititas, también en el Asia menor, dejaron colecciones de
tablillas cuneiformes y catálogos de las mismas”. Libro. En Enciclopedia
Hispánica [CD-ROM] (Todas las citas de la Enciclopedia Hispánica se
refieren al disco compacto y no a la obra impresa, aunque los artículos pueden
encontrarse tanto en la obra impresa como en el disco).
[107] “En la antigüedad se utilizaron
tablillas de arcilla cocida como material de escritura, especialmente en el
Cercano Oriente, donde su uso se veía favorecido por el clima. en las
excavaciones de Nínive y Babilonia se descubrieron muchas bibliotecas de
tablillas de arcilla, en las cuales habían sido grabados importantes textos de
toda índole”. Gastón Litton. Op. cit. p. 27.
[108] “Hacia el tercer milenio antes de la
era cristiana, los egipcios utilizaron ya los tallos del papiro, una planta
herbácea que crece a orillas del Nilo, para preparar un material laminar
semejante al papel gracias al cual han llegado hasta nuestros días algunas de
las obras más antiguas de la humanidad, entre ellas el célebre Libro de los
muertos, que han permitido un conocimiento más profundo de la milenaria
civilización de las pirámides”. Papiro. En Enciclopedia Hispánica.
[109] The Egyptians
were the fist to have what we call books -papyri dating from 4000 B.C. or
earlier- and theirs is the oldest literature preserved. The greater part of it
was moral and religious”. [“Los
egipcios fueron los primeros en tener lo que nosotros denominamos libros
–papiros que datan del 4000 a .C.
o aún antes- y la suya es la literatura más antigua que se ha conservado. La
mayor parte de ella era de carácter moral y religioso”]. Harry Elmer
Barnes. Vol. 1, p. 91.
[110] “Por su mayor durabilidad, los antiguos
griegos y romanos utilizaron tablillas hechas de una gran variedad de
materiales, incluyendo el marfil y el bronce... Las tablillas estaban
recubiertas con una capa de yeso o cera sobre la cual se escribía”. Gastón
Litton. Op. cit., p. 27.
[111] “El proceso de presentación de cueros
para usarlos como material de escritura se perfeccionó notablemente a
principios del siglo II antes de nuestra era, por obra de Eumenes II (197-158 a . de C.), rey de
Pérgamo, Asia Menor”. Gastón Litton. p. 32.
[112] “Los códices vinieron a reemplazar a
los rollos o volumina comúnmente utilizados en la antigüedad. Las
tablillas rectangulares de madera, ahuecadas y rellenadas con cera, y luego
unidas por medio de cuerdas o alambres, fueron utilizadas por los griegos y los
romanos para mantener la contabilidad y como textos de estudio; constituyen los
antepasados inmediatos de los códices. La sustitución del papiro por el
pergamino, a partir del siglo IV, significó la difusión del códice como soporte
para la escritura”. Códices. En Enciclopedia Hispánica.
[113] La palabra palimpsesto “viene del
griego palin, nuevamente, y psestos, raspado. Se refiere a la técnica de borrar
el texto de manuscritos viejos para escribir nuevamente sobre ellos. Este
proceso, impuesto por la escasez de pergamino al tiempo que aumentaba el
volumen de libros que debían ser copiados, se extendió también a las tablillas
enceradas, el papiro y otros materiales”. Gastón Litton. p. 49.
[114] “Los cueros tienen diferentes
calidades. Las pieles de vaca y de cerdo eran las menos apreciadas para la
escritura por su excesivo grosor. Las más estimadas para los finos códices eran
las de ternera, oveja y cabra”. Gastón Litton. p. 32.
[115] “Hasta que el papel pudo fabricarse a
máquina, acontecimiento que lo colocó al alcance de las masas por primera vez,
era difícil conseguir material para escribir”. Gastón Litton. p. 49.
[116] “Según la tradición, los
árabes obtuvieron el secreto del papel en 751 de dos artesanos chinos. Poco
después, se instaló en Samarkanda la primera fábrica y la segunda, en Bagdad,
en 794” . Gaston Litton. p.
33.
[117] “Los primeros libros impresos
por xilografía aparecieron en el siglo XV. Una versión en metal de la plancha
xilográfica, que conformó la técnica llamada metalografía, se desarrolló poco después.
Apenas quedaba entonces un paso para la invención -atribuida al neerlandés
Laurens Coster- de los tipos móviles y reutilizables, para los que los
alfabetos romano y griego -debido a su reducido número de signos- son
especialmente adecuados. Correspondió, sin embargo, al alemán Johannes
Gutenberg, a mediados del siglo XV, el honor de ser el iniciador de los
modernos procedimientos de las artes gráficas. La prensa de Gutenberg utilizaba
tipos móviles metálicos que llevaban grabadas las letras, los signos de
puntuación y los números en una de sus caras, y que, a diferencia de los
tallados en madera, podían ser utilizados muchas veces. Los tipos se colocaban
uno tras otro, a mano, en una vara de madera que los sujetaba. Las palabras
quedaban separadas por un tipo sin relieve alguno y que no imprimía nada. Las
líneas así obtenidas se ordenaban en una caja y, después de mojarlas con tinta,
se aplicaba sobre ellas una hoja de papel. Una plancha, llamada platina,
descendía sobre la caja, por obra de un tornillo, y los caracteres quedaban
grabados por presión. El método de Gutenberg era mucho más flexible que la
xilografía, producía impresos de más calidad y permitía imprimir ambos lados de
cada hoja”. Imprenta y artes gráficas. En Enciclopedia Hispánica.
[118] El recorrido que hemos realizado hasta
ahora lo resume Barnes en los términos siguientes: “The first writing material
was stone. Then came the clay bricks of Mesopotamia .
The Egyptians used papyrus, britlle fabric made from de fiber of a reed. The
later Mesopotamians used parchment, chiefly sheep skin, and papyrus. The Greeks
and the Romans employed both, but relied mainly on papyrus, wich gradually went
out of use in the early medieval period... Further, the codex, or first paged
book, then became popular, and papyrus was not so well adapted for this as for
the scroll book -papyrus or other material rolled on a rod”. [“El primer material para
escritura fue la piedra. Entonces llegaron las tablillas de arcilla de
Mesopotamia. Los egipcios utilizaron el papiro, una fibra frágil hecha a partir
de una caña. Los habitantes posteriores de Mesopotamia, utilizaron el
pergamino, principalmente elaborado a partir de las pieles de ovejas, y el
papiro. Los griegos y los romanos emplearon ambos, pero preferían el papiro, el
cual fue gradualmente sustituido en el medioevo temprano... Posteriormente, el
códice, el primer libro paginado, se hizo popular, y el papiro demostró no
adaptarse tan bien a esta forma, ya que el papiro y otros materiales tenían que
ser enrollados alrededor de una varilla”] Barnes. Vol. 2. p. 575.
[119] Respecto al surgimiento de literaturas
nacionales Cf. Barnes. Op. cit. Vol. 2. p. 598 ss.
[120] Niklas Luhmann y Raffaele de Georgi. Teoría
de la sociedad. p. 119-121.
[121] “Los nuevos medios de este siglo han
ampliado, una vez más, en modo considerable las posibilidades universales de
comunicación. vuelven más aguda, de esta manera, la discrepancia ente
comunicación posible y comunicación que actualmente tiene lugar. Con esto se
vuelve más agudo el problema de la selección ante el que la sociedad reacciona,
por una parte, mediante la organización y, por otra, mediante la privatización
de la selección. Disuelven la prudente unidad de la comunicación en un modo que
aún hace pocos decenios no se consideraba posible... Parece que así la sociedad
moderna haya alcanzado un límite en el cual ya no hay nada incomunicable, con
la única antigua excepción: la comunicación de la sinceridad”. Ibid. p. 125.
[122] “This technical
revolution, in turn, added the camera, the proyector, the microphone, the tape
and disk recorders, the transmitter, and the computer to the available tools of
communication -all within a little over a hundred years... this entire process
has been foreshortened, the information media have stimulated a revolution of
rising aspirations and are themselves among the goals of these aspirations”. [“En su momento, la revolución
tecnológica adicionó la cámara, el proyector, el micrófono, los aparatos
reproductores de discos y casetes, los transmisotres y la computadora, a los
medios de difusión disponibles -todo esto en poco más de 100 años... ha
acortado el proceso: los medios de difusión han estimulado una revolución con
expectativas crecientes siendo, ellos mismos, parte de estas metas y
aspiraciones”] Wilbur Schramm. Men, messages, and media. p. 16.
[123] “Libraries are at
least as ancient as the clay tables of Babylon
and the stones and papyri of Alexandria ”.
[“Las bibliotecas son al menos
tan antiguas como las tablillas de arcilla de Babilonia y las piedras y papiros
de Alejandría”] Wilbur Schramm. Men, messages and media. p. 132.
[124] “Tres mil años antes de la
era cristiana, los templos egipcios rebosaban ya de papiros científicos y
teológicos.” Bibliotecas y Biblioteconomía”. En Enciclopedia Hispánica.
[125] “… hacia el 650 a .C. la biblioteca del
rey asirio Asurbanipal contenía unas 25.000 tabletas con documentos Literarios,
jurídicos e históricos”. “Bibliotecas y Biblioteconomía” . En Enciclopedia
Hispánica.
[126] En esta forma de organización social,
“El ejercicio del dominio y la religión no pueden separarse”. Niklas Luhmann,
Raffaele de Georgi. Teoría de la sociedad. p. 313.
[127] Dice Roberto Calasso en Las bodas de
Cadmo y Harmonía: “Con el alfabeto, los griegos aprenderían a vivir los
dioses en el silencio de la mente, ya no en la presencia plena y normal…” p.
351.
[128] “La colección de libros
reunida por Aristóteles pasó a la muerte de éste a su discípulo Teofrasto,
segundo jefe de la escuela peripatética, quien a su vez la legó a Neleo de
Escepsis; enterrada a la muerte de éste por sus herederos, a fin de substraerla
a las pretensiones de los reyes de Pérgamo, y exhumada más tarde, adquirióla
Apeliconte de Teios, primer editor de Aristóteles. Sila, conquistador de
Atenas, la trasladó a Roma”. Agustín Millares Carlo. Introducción a
la historia del libro y de las bibliotecas. p. 227-228.
[129] “... en el 529 d.C. se cierra la última
escuela filosófica precristiana de Atenas, y en 643 d.C. la de Alejandría”.
Enrique Dussel. Ética de la liberación. p. 48, n. 126.
[130] “Muchas de las primeras
bibliotecas privadas de Roma se iniciaron teniendo como base un botín de
guerra...” Gaston Litton. p. 216. Al concluir el período republicano de Roma (27 a . de C.) existían
innumerables bibliotecas privadas, entre ellas la de Virgilio... la de Marco Terencio
Varrón... la de Persio”. Ibid. p. 217.
[131] “La primera biblioteca
pública de que se tiene noticia fue la fundada en 39 a . C., con el botín de su
campaña en Dalmacia, por Asinio Polión...” Agustín Millares Carlo. op. cit. p.
233.
[132] “En el año 410, el rey godo Alarico
saqueó Roma. Las fuerzas imperiales, sumadas a las de los aliados bárbaros,
consiguieron todavía una última victoria al derrotar a Atila en los campos
Catalúnicos, en el 451. El último emperador de occidente, Rómulo Augústulo, fue
depuesto por el rey hérulo Odoacro en el año 476. El imperio de oriente
prolongó su existencia, con diversas vicisitudes, durante un milenio, hasta la
conquista de Constantinopla por los turcos en 1453.” Roma Antigua”. En Enciclopedia
Hispánica.
[133] “En 1422, durante los últimos años del
reinado de Manuel II, los turcos otomanos sitiaron por primera vez
Constantinopla. Las conquistas otomanas se extendieron a Tesalónica en 1430 y
los constantinopolitanos se vieron obligados a recurrir a los países latinos.
La unión de Florencia formulada en un concilio celebrado en esta ciudad acudió
en ayuda del imperio bizantino, pero sufrió una grave derrota en Varna en 1444.
Éste fue el último intento de occidente por salvar a Constantinopla”.
“Bizantino, Imperio”. En Enciclopedia Hispánica.
[134] “En el 325... Constantino convocó un
concilio en Nicea -confirmado por el papa Silvestre I- para restablecer la paz
de la iglesia, amenazada por el arrianismo, herejía que consideraba al Hijo
inferior al Padre en el misterio de la Trinidad”. “Concilios”. En Enciclopedia
Hispánica. Cf. Barnes. Op. cit. Vol.
1. p. 282.
[135] “Cuando este emperador romano elevó el
cristianismo al rango de religión de Estado, las múltiples responsabilidades
organizativas, dogmáticas y disciplinarias que recayeron sobre los obispos les
exigieron mantener una biblioteca funcional anexa a su sede”. Gastón Litton. p.
224.
[136] “En
Constantinopla recibieron notable impulso, sobre todo después del traslado a
dicha ciudad de la capital del Imperio por obra de Constantino, quien fundó una
biblioteca, objeto de particular cuidado por sus sucesores, y que en tiempos de
Teodosio contaba con ciento veinte mil volúmenes”. Agustín Millares Carlo. op.
cit. p. 233-234.
[137] “San Basilio
Magno, obispo de Cesarea de Capadocia, fundó en el siglo IV numerosas
comunidades en el Asia menor... En occidente, san Agustín reunió a algunos
clérigos bajo unas normas de vida común, y san Martín de Tours formó una gran
comunidad en Marmoutier, de donde partieron muchos monjes para formar nuevas
comunidades en Irlanda. El gran legislador de la vida monástica fue san Benito
de Nursia, quien escribió para sus monjes de Monte Cassino (Italia) una regla
que ha quedado como modelo clásico. Enciclopedia Hispánica. Monasterios y
Conventos. Algunos monasterios importantes fueron: Montecassino, fundado por
san Benito de Nursia, Cluny, Solesmes, Silos y Montserrat. Cf. “Ordenes
religiosas”. En Enciclopedia Hispánica. Respecto al movimiento monástico
Cf. además Barnes, op. cit. Vol. 1. p. 291 ss.
[138] “From the sixth
to the 12th centuries, most European books were made -and used- in monasteries.
Monastic scribes ensured the survival of learning in the West by copying out
not only religious texts but also the works of Greek and Roman authors”. [“Desde el siglo sexto al 12,
la mayor parte de los libros europeos fueron hechos -y utilizados- en
monasterios. Los escribanos de los monasterios, aseguraron la supervivencia del
bagaje cultural de Occidente copiando no sólo textos religiosos, sino también
obras de autores griegos y romanos”] Communication and language: networks of
thought and action. p. 118.
[139] “Carlomagno,
preocupado por la escasa cultura del clero y de los funcionarios imperiales,
mandó construir escuelas de enseñanza en monasterios y catedrales, e incluso en
su propia corte, asentada en Aquisgrán, creó la Escuela Palatina, donde
impartieron sus enseñanzas las personalidades de la ciencia y las letras más
renombradas de la época, entre las que sobresalía Alcuino de York. La obra del
emperador sentó las bases de la futura idea de Europa como unidad religiosa y
cultural”. “Edad Media”. En Enciclopedia Hispánica.
[140] “En los países
islámicos hubo importantes bibliotecas desde el siglo Vlll, entre las que
destacaron las de Bagdad, El Cairo y Basora. En la España musulmana fueron
famosas las de Córdoba, Granada y Toledo, contemporánea esta última de una
famosa escuela de traductores”. “Bibliotecas y Biblioteconomía”. En Enciclopedia
Hispánica. “En Córdoba, el califa Al-Hakan II (961-976) llegó a tener en su
biblioteca 400,000 manuscritos (con 44 volúmenes de catálogos), mientras un
Carlos V de Francia (hijo de Juan el Bueno) tenía 900 manuscritos en la misma
época”. Enrique Dussel. Ética de la liberación. p. 40.
[141] “Los orígenes de
la moderna universidad se sitúan en el Medievo europeo. Los estudios generales
eran instituciones en las que, al amparo de catedrales y conventos, se educaba
a monjes y clérigos. A partir de los estudios generales, a los que acudían
alumnos de tierras muy lejanas, se formaron las universidades, corporaciones
integradas por estudiantes y profesores, que al principio eran meramente
privadas y tenían como finalidad procurar servicios (vivienda y alimento
baratos, asistencia jurídica, independencia de las autoridades) a unos y otros.
Estudiantes y maestros elegían de forma conjunta a los rectores, y la enseñanza
era enteramente financiada por los alumnos, que procedían en su inmensa mayoría
de la naciente burguesía... De modo progresivo, las universidades fueron
obteniendo reconocimiento público y privilegios de papas, reyes y
emperadores... Los estudios, especialmente de derecho, cobraron un auge
inusitado en la Bolonia del siglo XII. Esta universidad surgió como una
comunidad de estudiantes, y formó juristas que influyeron decisivamente en las
principales cortes europeas, como consejeros de reyes y regidores de ciudades.
“Universidad”. En Enciclopedia Hispánica.
[142] “Parece que a finales del siglo XVIII
haya comenzado su ocaso la forma de la evolución de las ideas ligada a una
variación que estaba referida a la escritura, a una selección plausible o
evidente y a una estabilidad normativa o dogmáticamente indudable. La
Revolución francesa es una señal visible desde todas partes; y, en cuanto que
en la estructura de la sociedad provoca pocas transformaciones, sus efectos
sobre el mundo de las ideas de los tiempos posteriores no pueden ser
sobrevalorados. En Könisberg y en Berlín se busca una vez más el dar nueva
protección al mundo de las ideas mediante un concepto filosófico de la
ciencia”. Niklas Luhmann, Raffaele de Georgi. Teoría de la sociedad. p.
269.
[143] “Napoleón I elevó la bibliografía al
rango de ciencia auxiliar de la historia y las grandes corrientes del
pensamiento creador que abrirían las puertas a las ideas eruditas del siglo
XIX, se afianzaron definitivamente. En 1821, se estableció la enseñanza de la
bibliografía en la École de Chartres”. Gloria Escamilla. Manual de
metodología y técnica bibliográficas.
p. 17
[144] “Denis Diderot
dirigió y escribió 990 artículos para la Enciclopédie ou Dictionnaire
raisonné des sciences, des arts et des métiers, síntesis y expresión
acabada de los principios y del espíritu de la Ilustración. El primer volumen
de la obra apareció en París en 1751 y el segundo en 1752. La publicación de la
obra se interrumpió, pero gracias a la protección de la marquesa Pompadour se
reanudó con la aparición del tercer tomo en 1753. En 1757 se publicó el séptimo
tomo, hasta llegar en 1765 a
17. De 1776 a
1772, se imprimieron once tomos más en planchas de cobre, y de 1776 a 1777 cinco
suplementos. La reimpresión de la obra,
realizada en Ginebra en 1777, abarca 39 volúmenes, con una tabla analítica en
dos volúmenes. En el gran proyecto de la Enciclopédie colaboraron, entre otros,
D´Alembert, Rousseau, Buffon, Holbach,
Condillac, Boulanger, Montesquieu, Quesnay y Turgot”. Javier Brown César. “Libros, lectores y
bibliotecas”. p. 130.
[145] “,,, san Isidoro
fue ante todo el autor de las Etimologiae (Etimologías), vasto tratado
en veinte libros a menudo considerado como la primera enciclopedia y en el que
se recogían ampliamente todos los conocimientos de la época, desde las siete
artes liberales -gramática, retórica, dialéctica, geometría, aritmética,
astronomía y música- hasta la teología, el derecho, la historia, la mineralogía
o las artes militares. El nombre del libro, "etimologías", se debe a
que san Isidoro consideraba que el nombre de todo objeto era un signo de su
esencia y, por tanto, proporcionaba información sobre dicho objeto. El mundo
sería así un "texto de Dios", idea que tendría gran influencia
posterior”. “Isidoro de Sevilla”, San. En Enciclopedia Hispánica.
[146] Javier Brown César. “Libros, lectores y
bibliotecas”. p. 130.
[147] Niklas Luhmann, Rafaelle de
Georgi. Teoría de la sociedad. p. 122
[148] “Antonio Panizzi,
que en 1831 se encargó de organizar la biblioteca del Museo Británico. Fue el
autor de su primer catálogo, y estableció el concepto de que una biblioteca
debe permitir el acceso rápido y cómodo a los volúmenes”. “Bibliotecas y
Biblioteconomía”. En Enciclopedia Hispánica.
[149] Uno de los más
conocidos es el de Melvil Dewey, que fue publicado por vez primera en 1876, y
que es un sistema jerárquico que permite dividir y organizar los libros y
documentos de una biblioteca, según su contenido temático y de conformidad con
un principio decimal.
[150] “Se denomina
biblioteca a toda colección semejante, privada o pública, de obras escritas
para la lectura, el estudio y la recreación, y también a los muebles y las
habitaciones que alojan los volúmenes. Muchas veces las bibliotecas, sobre todo
las de creación más antigua, incluyen también dibujos y pinturas, piezas
numismáticas -monedas y medallas- y antigüedades. Las de mayor tamaño suelen
albergar periódicos, revistas y materiales audiovisuales tales como películas,
fotografías, microfilmes y programas para computadoras u ordenadores”.
“Bibliotecas y Biblioteconomía”. En Enciclopedia Hispánica.
[151] Giovannni Sartori. Homo videns: la
sociedad teledirigida. p. 53.
[152] Cfr. Curso de filosofía positiva.
Lección 48.
[153] “... para Karl Friedrich, aunque “el
orden ha sido lógicamente, el fin obvio de toda política y, en cierto sentido,
la teoría política gira alrededor del problema de cómo alcanzar un orden”, éste
no debe ser entendido nunca como una meta racional o absoluta de la política o
un fin en sí mismo, ante el cual otros valores se subordinan. Por el contrario,
aunque pueda ser paradójico, el orden sólo tiene sentido a partir del desorden,
del movimiento y del conflicto”. Juan Antonio Le Clercq. “El federalismo como
forma política y como forma de vida”. En Bien común y gobierno. No. 48,
noviembre de 1998. p. 47.
[154] La famosa fábula de las abejas de
Mandeville es quizá la mejor moraleja al respecto: en la colmena –que es una
metáfora de la sociedad humana-, reinan las virtudes y los vicios y a pesar de esta
mezcla rebosa la colmena de vida, actividad, prosperidad y poder. “Thus every part
was full of vice, Yet the whole was a paradise” [“Y aunque cada parte estaba llena de vicios, aún así
el todo era un paraíso”]. Un
día un bribón se quejó de los vicios y otros como él, pidieron a Júpiter el fin
de la corrupción y el inicio de la honradez. Así, Júpiter los escuchó y se
reformaron las costumbres. Entonces desapareció el lujo y la hipocresía, se
saneó la economía y desapareció la pobreza y reinó la abundancia y la paz. Pero
también cesaron las artes y la navegación. La población disminuyó y la colmena
fue atacada por un enemigo superior que hizo sucumbir a la mayor parte de las
avejas. La moraleja es clara: el reino exclusivo de la virtud equivale a la destrucción
de las artes y las ciencias y, en último término, de la sociedad misma.
[155] Enciclopedia de la literatura.
Barcelona, Garzanti. p. 1077.
[156] “El libro de las mutaciones es un texto
de adivinación, basado en un sistema de 64 figuras de seis líneas (hexagramas).
Cada hexagrama está seguido por una breve definición... en una época
posterior... se le añadieron unos comentarios llamados Yiyuan (es decir, las
“Diez alas”), que constituyen un sistema cosmológico fundado en los principios
opuestos del yin y el yang”. Idem.
[157] “Recientemente los términos yin y yang
se han vuelto muy populares en Occidente, pero rara vez se los utiliza con el
sentido que tienen en la filosofía del extremo oriente... Los símbolos
relacionados con estos términos son, entre otros:
“Yin Yang
tierra cielo
luna sol
noche día
invierno verano
humedad sequedad
frío calor
interior exterior
“En la cultura china estos polos nunca
han sido relacionados con valores morales. El bien no se halla solamente en el
yin o en el yang, sino en el equlibro entre ambos...
“Desde los comienzos de la civilización
china el yin se relacionaba con lo femenino y el yang con lo masculino. Hoy es
extremadamente difícil deducir el significado de esta antigua asociación debido
a que los términos han sido reinterpretados y distorsionados en las épocas
patriarcales subsiguientes”. Fritjof Capra. El punto crucial: ciencia,
sociedad y cultura naciente. p. 38.
“El principio yin-yang no es... lo que
corrientemente llamamos dualismo, sino... una dualidad explícita que expresa
una unidad implícita... resulta curioso el hecho de que su emblema es la doble
hélice que es al mismo tiempo el modelo de la comunicación sexual y de la
galaxia en espiral”. Alan Watts. El camino del Tao. p. 70.
[158] Carl Gustav Jung. “Prólogo al I Ching”.
p. 25.
[159] El hexagrama Chin (el progreso) se
forma por los hexagramas K´un (la tierra) abajo y Li (el fuego) arriba.
[160] El hexagrama Ming I es opuesto a Chin:
Li (el fuego) se encuentra abajo y K´un (la tierra) arriba.
[161] I Ching: el libro de las
mutaciones. p. 218.
[162] “La expansión demasiado rápida también
encierra por cierto peligros, como se verá en el próximo hexagrama [Ming I]”.
Ibid. p. 650.
[163] Ibid. p. 655.
[164] Utilizo este término de acuerdo a la
caracterización que Habermas realiza en la Teoría de la acción comunicativa.
Vol.
2. p. 193 ss.
[165] El hexagrama I Ming se llama el
oscurecimiento de la luz.
[166] Algunos de estos temas son tratados en
la parte final del libro, la cual versa sobre el cambio tecnológico.
[167] En este libro consideraremos que las
tecnologías constituyen emergencias sistémicas que representan complejidades
nuevas e introducen diferencias en diversos ámbitos. Estas complejidades
emergentes pueden plantear problemas técnicos, financieros, de interacción
social, ambientales, políticos, filosóficos, etc.
[168] En la filosofía del Tractatus,
la teoría de la figura es una parte central del sistema. En 2.12 se afirma que
“La figura es un modelo de la realidad” y más adelante, que la figura “es como
un patrón de medida aplicado a la realidad” (2.1512) y que “La relación
figurativa consiste en las coordinaciones entre los elementos de la figura y
los de las cosas” (2.1514).
[169] Nuevamente, recurrimos al Tractatus
de Wittgenstein en un par de ideas centrales: que un mundo es una totalidad de
hechos: “El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas” (1.1), y,
que: “El mundo se descompone en hechos” (1.2.). De esta forma, el mundo
bibliotecario se conforma por todos los hechos bibliotecarios. Ahora bien, qué
tipo de hechos sean los hechos bibliotecarios es algo que esperamos alumbrar a
lo largo de este libro; de entrada se puede afirmar solamente que los hechos
bibliotecarios son hechos humanos, hechos sociales (como las necesidades, las
motivaciones y sus formas de expresión) y no hechos meramente naturales (como
el crecer de las plantas o el reproducirse de los animales).
[170] “La definición no debe ser negativa,
cuando puede ser afirmativa.
“La razón para dar esta regla es que una
definición debe explicar lo que un término significa, y no lo que no significa.
La regla es importante porque para la gran mayoría de los términos hay
demasiadas cosas que no significan para que una definición negativa pueda
abarcarlas a todas”. Irving M. Copi. Introducción a la lógica. p. 159.
[171] El cual se caracteriza por ser un
sistema de comunicación fuera del cual no puede haber comunicación alguna.
[172] El cual es un subsistema del SGD.
[173] El concepto de gestor lo había definido
como “la persona o conjunto de personas encargadas de todas las actividades
relacionadas con el establecimiento de metas y objetivos institucionales, la
definición de los medios necesarios para alcanzar las metas, la coordinación y
supervisión de los esfuerzos individuales para el logro de los objetivos organizacionales,
la evaluación y control constantes de las diferentes tareas y actividades, y...
las labores de representación y comunicación...” Javier Brown César. “Sistema
general de categorías de la Ciencia Bibliotecaria”. p. 11. Para esta obra la
definición de gestor se amplía a toda aquella persona o máquina que realiza las
funciones de integración y representación, así como la conservación y
mantenimiento de sistemas y subsistemas, y su observación y descripción.
[174] Había definido al facilitador como “aquella
persona que trabaja en las unidades de gestión documental y que facilita los
soportes documentales o proporciona información sobre soportes documentales o
información en general”. Ibid. p. 11. En este libro definiré al facilitador
como la persona o máquina que pone a disposición de un usuario documentos del
subsistema de documentos o proporciona información basada en documentos de
dicho subsistema (información documental).
[175] Las categorías “están ahí” y “van ahí”
las utilicé en mi artículo “Primera investigación fenomenológica sobre la
biblioteca” (Cf. p. 40-41) para diferenciar entre bibliotecarios (los que
“están” en la unidad de gestión) y usuarios (los que “van” a la unidad de
gestión. En esta obra la distinción se utiliza para diferenciar entre gestores/facilitadores
(los que “están ahí”) y usuarios (los que “van ahí”).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario