sábado, 18 de febrero de 2017

Cuento: La estraña teoría del bibliotecario

Por Javier Brown César

A Jorge Luis Borges, el inefable


Un buen día, como todo diletante, fui a buscar al sabio bibliotecario al que suelo frecuentar cuando estoy aburrido, sólo para escuchar una más de sus muy disparatadas teorías, que en resumidas cuentas, dice más o menos así:


"Todos los libros son la creación de un único y supremo autor universal. Quienes creen que escriben lo hacen movidos por un gran arquitecto que es quien en realidad dicta cada frase de cada obra, cada línea de cada novela, cuento o narración; cada estrofa de los diversos poemas que al final no son sino uno; los escritores son como títeres en manos de un diestro titiritero que ha escrito y escribirá absolutamente todo lo que existe en el planeta: desde libros sagrados como la Biblia, el Corán o el Bhagavad Gita hasta obras consideradas por muchos como prohibidas, comos Los 120 días de Sodoma del Marqués de Sade, la Historia del ojo de Georges Bataille, El Anticristo de Friedrich Nietzsche y los Trópicos de Henry Miller. Todos los libros establecen la enunciación suprema de quien ha querido revelar facetas de sí mismo a los seres humanos, y que tiene que hacerlo de acuerdo a la forma como es cada quien, por eso no puede haber un solo libro universal que congregue a toda la humanidad en torno a él; no es posible que exista un libro sagrado, ni siquiera una gran novela que sea bien recibida por todos en todas partes: el Quijote tuvo y tiene sus detractores, como también la Divina comedia, Hamlet o Tartufo, por mencionar algunas de las más insignes obras, que no pocos consideran como dignas de crédito y aceptación unánimes. Con los libros pasa como con las religiones, la revelación no puede ser una sino que tiene que ser múltiple, para adecuarse a las diversas culturas e inteligencias, a las diferentes sensibilidades y animadversiones. Los seres humanos nunca comprendieron la enseñanza detrás de Babel, que no es otra que la plasmación metafórica de una de las pocas verdades que, junto con la muerte, deber ser unánimemente aceptada: no hay una sola interpretación del sentido de la existencia humana que sea válida para todos y en todo lugar. Las guerras interminables por motivos ideológicos e incluso religiosos nacen de la incomprensión de esta verdad fundamental y del intento por demás absurdo de tratar de imponer las ideas de unos a otros por medios violentos. Si Babel no fue posible, menos lo es y llegará a ser cualquier misión planetaria ideológica, destinada a imponer un solo mito humano hegemónico; la diversidad humana nos hermana tanto como la muerte".

 

Febrero 18 de 2017

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