BREVE INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA DE
SISTEMAS DE NIKLAS LUHMANN
Javier Brown César
La teoría de sistemas del gran
sociólogo Niklas Luhmann es de tal manera comprensiva que una exposición
detallada sería enciclopédica. Valgan estas breve líneas para presentar algunos
de sus principales supuestos.
La teoría de Luhmann,
revoluciona la tradicional concepción de los sistemas sociales, pero debido a
su complejidad, no ha sido todavía ampliamente difundida en México[1].
El marco teórico que presento, no pretende sustituir la lectura de obras como Sistemas
sociales, Teoría de la sociedad y La ciencia de la sociedad,
sino que es, como el GLU o la presentación de Javier Torres Nafarrate
del libro Teoría de la sociedad[2], una primera
aproximación. La dificultad de la teoría es patente cuando se considera que la
obra introductoria tiene, en su edición española, más de 400 páginas redactadas
con un estilo denso y profundo. Además, la novedad del aparato conceptual
luhmanniano y la pretensión de universalidad del mismo[3]
dificultan en muchos sentidos la labor de estudio; por ello, y para facilitar
la comprensión de la teoría, he puesto entre paréntesis, en alemán, algunos de
los conceptos fundamentales.
1. SISTEMA/ENTORNO
Durante más de dos
milenios, y sobre todo a raíz del perfeccionismo platónico, el cosmos se
concibió a partir de su referencia a lo inmutable, a lo ideal. El punto
culminante del pensamiento sobre lo inmutable se dio cuando los primeros
pensadores cristianos pensaron lo inmutable como lo Uno y Creador, y lo
cambiante como lo múltiple y creado. La Suma Teológica de Santo Tomás es
sin duda el punto de inflexión en la reflexión sobre la unidad: la Suma
comienza en las cuestiones sobre el Creador para terminar con lo creado, va de
lo uno a lo múltiple.
El punto de partida de
la teoría de sistemas de Niklas Luhmann es la diferencia, no la unidad. El
pensar debe entonces caracterizarse no como la actividad que forma conceptos,
sino como una operación que introduce distinciones en el mundo. Luhmann es un
constructivista radical: los conceptos, teorías, leyes y esquemas analíticos
son constructos que permiten hacer frente a la complejidad de la realidad.
Introducir distinciones es la operación fundamental porque permite aproximarse
a la realidad a partir de esquemas diferenciadores: así por ejemplo, el ojo
conoce gracias a la posibilidad de diferenciar los colores[4]
y la razón gracias a la posibilidad de diferenciar conceptos.
La diferenciación
resulta de una operación que introduce como distinción una forma bilateral,
indicándose primero un lado de la forma y dejando el otro sin marcar, lo que
implica la posibilidad de realizar una operación ulterior que permita pasar del
lado marcado al lado no marcado de la forma[5].
Los sistemas resultan de una particular construcción operativa, son ante todo
entidades analíticas y no realidades materiales. En la teoría se hace uso de la
diferenciación para marcar el sistema, distinguiéndolo de su entorno, dándose
así una forma doble: sistema/entorno, que funge como articuladora de la teoría.
De esta forma, el tema central que articula la teoría de sistemas de Niklas
Luhmann es la diferencia entre sistema y entorno (System/Umwelt)[6].
Los sistemas se pueden definir como unidades que deben conservar su estructura
mediante operaciones ordenadoras que se dan al interior de ellos mismos, lo
cual les permite mantener la diferencia con el entorno.
En contraste con el
paradigma sistemas abiertos/sistemas cerrados, Luhmann parte de que en todo
sistema hay clausura autopoiética. El concepto de autopoiesis[7]
fue desarrollado por el biólogo chileno Humberto Maturana[8]
para definir la organización de los organismos vivos, la cual se caracteriza
por la capacidad de producir y reproducir[9],
por sí misma, sus elementos constitutivos, Luhmann entiende este concepto de
manera formal[10] y así lo aplica para
desarrollar su teoría de la sociedad; por ello, la utilización de la noción de
autopoiesis no es una mera transposición de un concepto biológico a las
ciencias sociales; el concepto de autopoiesis se introduce con un fin
heurístico: sugerir conexiones que son de particular interés para la sociología[11].
A diferencia del
paradigma de los sistemas abiertos, Luhmann plantea que los sistemas no reciben
ningún tipo de input[12]
de materiales del entorno, la relación sistema/entorno se da mediante un
acoplamiento estructural[13]
(strukturelle Kopplung) que brinda al sistema los presupuestos factuales del
entorno que éste no puede producir. En un entorno caracterizado por la
contingencia y la complejidad (Komplexität), el sistema necesita mantener una
cierta invariabilidad en sus límites y en su estructura (Struktur). Esta labor
se realiza a partir de la reproducción y la diferenciación
(Ausdifferenzierung/Differenzierung). “Los sistemas se constituyen y se
mantienen mediante la creación y la conservación de la diferencia con el
entorno... la conservación de los límites (boundary maintenance) es la
conservación del sistema”[14].
El que los sistemas tengan límites no significa que estén aislados del entorno[15],
sino que las operaciones del sistema son internas. Esto implica clausura
operacional[16]: “En el plano de las
operaciones propias del sistema no hay ningún contacto con el entorno”[17].
Así, el nuevo paradigma
de la teoría de sistemas parte del agotamiento a que habían llegado los
intentos explicativos que se basaban en el paradigma sistemas
abiertos/cerrados. La nueva concepción de sistemas implica que éstos ya no son
abiertos, sino que ante todo operan a partir de la clausura. Los sistemas son
autopoiéticos y lo que les permite subsistir es precisamente su clausura
operativa, la cual no significa independencia causal ni aislamiento recíproco;
pero en las relaciones entre sistemas, lo único que puede alcanzarse es la
vinculación por medio del acoplamiento estructural, con una mutua influencia
entre sistemas, compatible con la completa autonomía en la esfera de sus
respectivas operaciones: “La dependencia mutua se reduce a una irritación
recíproca que solamente es percibida y es objeto de elaboración en el sistema
irritado”[18].
El funcionalismo, como
método[19],
implica que lo que define a los sistemas no es la conformación de sus elementos
o el establecimiento de relaciones con el entorno, ni siquiera sus estructuras
o sus procesos, sino las operaciones que realizan[20].
Estas operaciones permiten mantener los límites y la unidad del sistema a
partir de la diferenciación sistema/entorno. Existe una segunda distinción
constitutiva que hay que introducir en la diferencia sistema/entorno: ésta es
la que existe entre elemento y relación. El elemento es “aquella unidad no más
reductible del sistema... “No más reductible” significa... que un sistema sólo
puede constituirse y cambiar relacionando elementos, y nunca mediante la desintegración y la
reorganización”[21]. Elementos y relaciones
se implican mutuamente: “Así como no hay sistemas sin entorno, o entornos sin
sistemas, así tampoco hay elementos sin una vinculación relacional, o
relaciones sin elementos”[22].
Por otro lado, el
entorno es siempre más complejo que el sistema, esta asimetría obliga al
sistema a la selectividad respecto de su entorno: “La selección es... una
operación que es resultado del establecimiento de una diferencia... toda
selección presupone restricciones (constraints). Una diferencia directriz
organiza esa encrucijada, bajo el aspecto útil/inútil, sin fijar la
elección misma”[23].
La selección es una necesidad inherente al sistema toda vez que el entorno
presenta siempre más posibilidades de las que el sistema puede actualizar. A su
vez, la distinción sistema/entorno se puede repetir al interior del sistema, en
esta “construcción”, el sistema se usa a sí mismo como entorno para construir
sistemas parciales, los cuales constituyen distinciones sistema/entorno propias
“presuponiendo la reducción de la complejidad operada por el sistema más
comprensivo con respecto al entorno indeterminado”[24].
Pero el entorno no es
un sistema, por ello “es necesario distinguir entre el entorno de un sistema y
los sistemas en el entorno de dicho sistema. Esta distinción tiene un
significado apenas valorado. Por consiguiente, hay que distinguir, sobre todo,
las relaciones de dependencia entre entorno y sistema, de las relaciones de
dependencia entre los sistemas”[25].
Adicionalmente, hay que establecer que “Al igual que en la cosmología de
Einstein... la observación del mundo con ayuda de la distinción entre sistema y
entorno depende de la ubicación del observador”[26].
El concepto de observador es fundamental en la teoría de sistemas de Luhmann:
nuestro conocimiento del mundo depende, sin duda, de la forma como lo
observamos y del punto de vista o lugar desde el cual observamos.
El constructivismo
radical define precisamente al conocimiento como construcción de un observador:
“El conocimiento se definirá mediante operaciones de observación y descripción
de observaciones. Esto incluye observaciones de las observaciones y
descripciones de las descripciones. El observar se lleva al cabo cuando algo
queda distinguido y cuando, en dependencia de la distinción, queda indicado”[27].
Así, las operaciones fundamentales son la observación, la descripción de
observaciones, la observación de observaciones (observación de segundo nivel o
de segundo orden) y la descripción de descripciones. Gracias a estas
operaciones, se pueden introducir distinciones para indicar lados de una forma
dual.
A partir de la diferencia entre
sistema y entorno y de la diferencia entre elemento y relación se pueden
establecer dos maneras de examinar la descomposición de un sistema: “Una se
dirige a la formación de sistemas parciales dentro de los sistemas (o con más
precisión: a las relaciones internas entre sistema y entorno). La otra
descompone en elementos y relaciones. En el primer caso se trata del cuarto de
una casa; en el segundo, de las piedras, las vigas, los clavos... La primera
forma de descomposición es proseguida por la teoría de la diferenciación de los
sistemas. La otra desemboca en la teoría de la complejidad de los sistemas”[28].
2. SISTEMAS SOCIALES
El objetivo de la teoría de sistemas
de Luhmann es ante todo de carácter sociológico: “Se trata de formular una
teoría universal de la disciplina como no se ha intentado desde Parsons”[29].
El marco de referencia para el desarrollo de una teoría de los sistemas
sociales es la teoría general de sistemas, la cual sienta las bases para describir
cualquier tipo de sistemas. A partir de esta base común, se deben distinguir
cuatro tipos de sistemas: las máquinas, los organismos, los sistemas sociales
(soziales System) y los sistemas psíquicos. A semejanza de los sistemas
psíquicos (psychisches System) y orgánicos, el sistema social se refiere a sí
mismo mediante cada una de sus operaciones. La autorreferencia (Selbstreferenz)
“designa la unidad constitutiva del sistema consigo mismo: unidad de elementos,
de procesos, de sistema. “Consigo mismo” quiere decir independiente del ángulo
de observación de otros. El concepto no sólo define, sino que también incluye
una afirmación de un estado de cosas, ya que sostiene que la unidad sólo puede
llevarse a cabo mediante una operación relacionante”[30].
Si bien la autorreferencia define en
parte al sistema social, el factor constitutivo que permite diferenciar a éste
de otros sistemas es la comunicación (Kommunikation): las operaciones y
elementos constitutivos últimos del sistema social son comunicaciones. La
comunicación “Es una operación social porque presupone el concurso de un gran
número de sistemas de conciencia, pero precisamente por eso, como unidad, no
puede ser imputada a ninguna conciencia sola. Es social porque de ningún modo
puede ser producida una conciencia común
colectiva, es decir, no se puede llegar al consenso en el sentido de un acuerdo
completo; y, sin embargo, la comunicación funciona. Es autopoiética... en la
medida en que puede ser producida sólo en un contexto recursivo con otras comunicaciones
y, por tanto, sólo en una trama a cuya reproducción concurre cada una de las
comunicaciones”[31]. Lo que distingue a la
comunicación de los procesos biológicos y la hace una operación específica de
los sistemas sociales es que “es una operación provista de la capacidad de
autoobservarse”[32].
La autoobservación es una operación
propia de los sistemas de sentido (Sinn), que les permite remitir a otras
posibilidades más allá del dato actualizado. El sentido, en tanto que experimentar o actuar se determina
sólo en las operaciones de un sistema social (comunicaciones) o de un sistema
psíquico (pensamientos). “En su totalidad, el sentido es... un procesamiento
conforme a diferencias que, a decir verdad, no están supuestas como tales, sino
que adquieren su aplicabilidad operativa sólo debido a la plenitud del sentido
mismo... La automovilidad del acontecimiento de sentido es, por excelencia,
autopoiesis”[33]. Mediante la
autoobservación, los sistemas sociales y psíquicos pueden informarse a sí
mismos y recabar nuevos conocimientos de sí.
En la teoría de la sociedad de
Luhmann comunicación e información se distinguen entre sí. En la comunicación,
el emisor puede denominarse (un poco inusualmente) alter y el receptor ego. “La
diferencia entre información y acto de comunicar abre por sí sola extensas
posibilidades para el análisis. Dado que ambas requieren interpretaciones con
sentido, el comunicador alter se ve ante un dilema. Dos enlaces incompatibles
se ofrecen a su autocomprensión. Respecto de la información, se tiene que
comprender a sí mismo como parte del mundo con sentido, en el cual la
información es correcta o falsa relevantemente: el acto de comunicar es válido,
puede ser entendido. Como alguien que comunica, tiene que otorgarse a sí mismo
la libertad de hacerlo o no; en un sentido, debe entenderse a sí mismo como
parte del conocimiento universal que se puede conocer, ya que la información lo
remite a si mismo (de otra manera no podría manejarla). En el otro sentido,
dispone de sí mismo como sistema autorreferencial”[34].
Para clarificar aún más la diferencia entre información y comunicación debe
considerarse que, mientras que la información es ante todo “un acontecimiento
que selecciona estados del sistema”[35],
la comunicación es una unidad de tres cifras: “El primer término designa la
propia selectividad de la información; el segundo, la selección de su
contenido; el tercero, la expectativa[36]
de éxito, es decir, la expectativa de una selección de aceptación”[37].
Así, la comunicación debe entenderse como la síntesis de tres selecciones, como
unidad de información, acto de comunicar y acto de entender (comprensión).
La binariedad facilita el paso de un
valor de la distinción a un valor contrapuesto (por ejemplo legalidad e
ilegalidad) pero presenta la dificultad de que al excluir un tercer valor puede
llevar a la presencia de paradojas, latentes o no. La paradoja (Paradoxie) se
crea cuando las condiciones de posibilidad de una operación son al mismo tiempo
condiciones de su imposibilidad (un ejemplo podría ser el siguiente: supongamos
dos enunciados A y B; el enunciado A dice: el enunciado B es verdadero, el
enunciado B dice: el enunciado A es falso). Por ello, al formar estructuras,
cada sistema debe actuar para excluir la paradoja, para desparadojizarse,
evitando así el bloqueo de sus propias observaciones. Esta desparadojización
puede realizarse al introducir condiciones que vuelvan asimétrica la
circularidad de la autorreferencia, impidiendo así el corto circuito de los
envíos al interior de la distinción utilizada. La asimetrización
(Asymmetrisierung) interrumpe así la autorreferencia pura de la tautología
inherente al código.
El problema de las relaciones
alter/ego al interior de la comunicación como función constitutiva del sistema
social da particular relevancia al tema de la doble contingencia (doppelte
Kontingenz). La situación básica de la doble contingencia es sencilla: “dos
cajas negras, a causa de quién sabe qué casualidades, entablan relación una con
la otra; cada una determina su propia conducta por medio de operaciones
autorreferenciales complejas dentro de sus propios límites. Lo que queda a la
vista es, por lo tanto, y necesariamente una reducción. Cada una presupone lo
mismo respecto de la otra. Por eso, las cajas negras, pese a todo el esfuerzo y
a toda la inversión de tiempo (¡ellas mismas siempre son más rápidas!),
permanecen sin transparencia una para la otra”[41].
A estos sistemas no transparentes de ego y el alter, se les puede agrupar bajo
la denominación de personas, entendido esté término como “aquellos sistemas
psíquicos que son observados por otros sistemas psíquicos o sociales”[42].
El problema de la intransparencia de las personas no solamente se relaciona con
la pregunta de cómo sea posible el orden social, sino también con el hecho de
que la comunicación es un evento extremadamente improbable: no solamente ego
puede rechazar las comunicaciones de alter, sino porque también, implica de
parte de ego la comprensión del mensaje de alter[43]:
“La comunicación es selectividad coordinada. Sólo se genera cuando ego fija su
estado con base en una información que se ha comunicado”[44].
Las improbabilidades que se
presentan en la comunicación son de tres tipos: las referidas a la selección de
la información, las referidas a la comunicación y las referidas a la
comprensión o acto de entender. La “superación de estas barreras” se da a
partir de logros evolutivos[45]
que sirven funcionalmente para transformar lo improbable en probable. Los
medios son estos logros evolutivos que “sirven funcionalmente para transformar
lo improbable en probable”[46].
Para hacer probable que ego entienda lo que pretende alter se ha desarrollado
el lenguaje (Sprache), el cual intensifica la comprensión de la comunicación
más allá de lo perceptible. Con base en el lenguaje, se han podido desarrollar
los medios de difusión (Verbreitungsmedien): la escritura, la imprenta, el
teléfono, el telefax, la radio, el cine y la televisión; estos media hacen
probable el que la comunicación alcance a sus destinatarios. Por último, para
asegurar la probabilidad del éxito de la comunicación, es decir, para que se la
acepte y tome en cuenta, se han desarrollado los medios de comunicación
simbólicamente generalizados (Symbolisch generalisierte Kommunickationsmedien):
la verdad científica, el amor, el dinero
(o propiedad/dinero), el poder (o poder/derecho), el arte (Kunst), y los
valores (Werte). Así, puede afirmarse
que “las improbabilidades del proceso comunicacional y la manera como se
superan y transforman en posibilidades, regularizan a la vez la construcción de
los sistemas sociales”[47]
Por ello: “Hay que entender el proceso de la evolución sociocultural como
transformación y expansión de las oportunidades para una comunicación exitosa,
como consolidación de las expectativas alrededor de las cuales la sociedad
construye más tarde sus sistemas sociales”[48].
Pero el giro
más radical de la teoría de la sociedad de Luhmann es que el sistema social no
está constituido por personas: las personas son el entorno del sistema social.
Esta revolucionaria y radical concepción es quizá una de los aspectos de más
difícil apropiación. La concepción tradicional de los sistemas sociales
adscribía al hombre al sistema social, lo hacía parte de él como un engrane es
parte de una máquina; pero bajo la óptica de Luhmann, el hombre no aparece como
una sustancia asimilable a un sistema, sino como un entorno de enorme
complejidad que no puede adscribirse, como unidad, a ningún sistema en
particular: El que el hombre es parte del entorno “ha sido entendido como si el
ser humano no desempeñara ningún papel en esta teoría, como si se tratara de
una magnitud descuidada. Quien llegue a esta conclusión no ha entendido el
planeamiento... En esta teoría, el hombre no se pierde como entorno del
sistema, sólo cambia la posición jerárquica de la que gozaba en la antigua
teoría europea de la sociedad civil. Quien considera seriamente al ser humano
como una unidad concreta y empírica, formada física y química, orgánica y
psicológicamente, no puede concebir al individuo como parte del sistema
social... A la sociología tradicional que como teoría de la acción remite al
“sujeto”, habría que reprocharle que, precisamente ella, no toma en serio al
ser humano cuando habla de él mediante construcciones nebulosas y sin
referencias empíricas”[49].
Finalmente, cabe mencionar que, a
diferencia del planteamiento teórico de Talcott Parsons, en el que se habla del
sistema social en singular, Luhmann propone distinguir tres tipos de sistemas
sociales: interacciones, organizaciones y sociedades. Estos sistemas son
irreductibles entre sí, aunque todos ellos son sistemas que producen sentido.
La interacción (Interaktion) es un sistema social que requiere de la presencia
física de los interlocutores de la comunicación para formar límites de interacción
y para la selección de lo que se ha de admitir como comunicación. La
organización (Organisation) es un sistema social que se constituye con base en
reglas de reconocimiento que lo hacen identificable y que le permiten
especificar sus estructuras propias. La sociedad (Gesellschaft) es el sistema
social que comprende todas las comunicaciones, por ende, fuera de la sociedad,
no existe comunicación posible.
Un esquema puede servir para resumir
los niveles análisis de los sistemas mencionados:
sistemas
| |||||
máquinas
|
organismos
|
sistemas sociales
|
sistemas psíquicos
| ||
|
|
interacciones
|
organizaciones
|
sociedades
|
|
2.3. LA DIFERENCIACIÓN
DE LA SOCIEDAD
La llamada
postmodernidad nos inquieta porque su definición cabal se nos escapa de las
manos. Lyotard la concibe desde un punto de vista cognoscitivo: postmoderna es
una humanidad para la que ya han dejado de existir grandes relatos,
meta-relatos; estos relatos articulaban expectativas sociales bajo principios
únicos, por lo que el pluralismo de las sociedades contemporáneas los hace
inviables como interpretaciones válidas del mundo, de la salvación o redención
del género humano y de la realidad social o natural. Esta es sólo una forma de
ver las cosas, una perspectiva. Luhmann explica esta transformación mediante una
teoría de la evolución social: se trata del paso de un orden estratificado a
una sociedad funcionalmente diferenciada.
La teoría de la
evolución social de Luhmann identifica cuatro formas fundamentales de
organización (diferenciación) social, a las que corresponden sendos períodos
históricos: a) las sociedades segmentarias, en las cuales la familia se
constituye en la forma a partir de la cual la sociedad es diferenciada (esto
corresponde a las sociedades arcaicas, tribales); b) las sociedades citadinas, las
cuales se apoyan en formas de diferenciación que se basan en la existencia de
desigualdades sociales (en este caso se encuentran los primeros imperios); c)
sociedades estratificadas, que nacen porque un estrato superior se cierra y
diferencia con respecto a un estrato inferior, por ello, la “identificación de
los subsistemas requiere una definición jerárquica de sus entornos en términos
de rango o de igualdad/desigualdad”[50]
(aquí nos encontramos ya en la Europa del tardo Medioevo y del inicio de la
modernidad); d) sociedades funcionalmente diferenciadas, en las cuales se dan
subsistemas parciales para las funciones sociales (esta diferenciación se
inicia, siguiendo las ideas de Max Weber, sobre todo en los campos de la
economía y el derecho que constituye el poder estatal moderno[51])
y que cobra plena forma en el siglo XX.
El orden funcional de
la sociedad dinamita las jerarquías sociales y relativiza el papel de los
subsistemas: ninguno puede reclamar, para sí mismo, la prioridad; ni siquiera
el sistema económico: “Una sociedad organizada en subsistemas no dispone de
ningún órgano central. Es una sociedad sin vértice ni centro. La sociedad no se
representa a sí misma por uno de sus, por así decir, propios subsistemas
genuinos”[52]. En este orden social
funcional: “La diferenciación de un sistema parcial para cada función significa
que para este sistema (y sólo para éste) tal función goza de prioridad ante las
demás funciones”[53].
La sociedad
contemporánea es el primer caso de una sociedad mundial en la que las fronteras
geográficas cerradas se desdibujan colapsando en sus cimientos la base teórica
de los Estados modernos: el concepto de Estado nacional, el cual sin duda no
puede ser sustituido ya por la Nación estado. Además, el viejo concepto de
Estado, propio de un orden bidimensional, suponía un esquema de dominación
basado en la división gobernantes y súbditos o la dicotomía artificial entre
sector público y sector privado, pero las sociedades contemporáneas requieren
de un sistema político tridimensional: “En el ámbito del sistema social, el
tránsito de una diferenciación estratificada a otra funcional ha provocado
modificaciones decisivas. En el sistema político esto corresponde al tránsito
de una diferenciación bidimensional a otra tridimensional”[54].
Así, se da paso a “la triple diferenciación de Política, Administración y
Público, a las que, en particular en el ámbito de la Administración, pueden
incorporarse jerarquías de competencias y mandatos”[55].
Podemos hablar también
de poderes emergentes en nuestras sociedades contemporáneas. Ante el poder de
los gobernantes se confronta el poder de los ciudadanos, desgraciadamente,
expresado de forma muy esporádica en las urnas; ante el poder de la economía y
la política se opone el poder de los medios, el cual debe aceparse como algo
dado: “Tanto el público como la política han de aceptar algo como dado que no
se puede alterar: un campo de resonancia para actividades y acontecimientos,
que si bien puede influenciar en sus propias acciones, no puede ser nunca
controlado del todo por ellos. Lo que elude el control no son tanto los
acontecimientos individuales, cuanto el contexto al que la opinión pública se
refiere y en el que ésta adquiere su sentido propio”[56].
Comienza a surgir
también el llamado tercer sector, el cual se caracteriza por evadir la lógica
de pago inexorable del sistema económico y la lógica electoral del sistema
político para consolidarse como un sector no lucrativo, que articula prácticas
sociales e iniciativas solidarias[57].
[1] La excepción es la Universidad
Iberoamericana, donde Javier Torres Nafarrate ha realizado una importante labor
de difusión y edición del corpus luhmanniano.
[2] Esta presentación se ha reproducido mutatis
mutandis, en la revista Metapolítica, No. 8, octubre-diciembre de
1998.
[3] “Las teorías con pretensión universal
son fáciles de reconocer: se presentan a sí mismas como su objeto; si quisieran
renunciar a ello, tendrían que renunciar a su universalidad... Las teorías con
pretensión de universalidad son teorías autorreferenciales”. Niklas Luhmann. Sistemas
sociales. p. 8-9.
[4] Los ciegos no pueden diferenciar color
alguno, su visión es apta para la ausencia de color, pero no para la presencia
de él. Por ello, aprenden a distinguir los colores por analogía: al palpar la
textura de algo, pueden percibir su calor y la cohesión de sus moléculas.
[5] En la terminología de George
Spencer Brown: distinction, indication, crossing. La distinción marked/unmarked
como forma de observación es una construcción propia de la semántica
lingüística.
[6] ... el objeto primero de la teoría de
sistemas no es un objeto (o un tipo de objeto), sino la diferencia entre
sistema y entorno. Niklas Luhmann. Sistemas sociales. p. 92.
[7] “La autopoiesis no nos dice que el
sistema exista por sí mismo, por sus propias fuerzas y sin ninguna aportación
del entorno. Más bien lo que se dice es que la unidad del sistema y, con ella,
todos los elementos que conforman el sistema son producidos por el sistema
mismo”. Niklas Luhmann. La ciencia de la sociedad. p. 27
[8] “... el concepto de autopoiesis de
Humberto Maturana significa un elemento nuevo. Los sistemas autopoiéticos son
los que producen por sí mismos no sólo sus estructuras, sino también los
elementos de que están compuestos, precisamente en la trama de estos
elementos”, Niklas Luhmann, Raffaele De Georgi. Teoría de la sociedad.
p. 39.
[9] La reproducción consiste en la
continuidad de las operaciones del sistema, lo que a la vez reproduce la
diferencia entre sistema y entorno.
[10] Jürgen Habermas interpreta el
planteamiento luhmanniano de manera fundamentalmente material: “En nuestro
contexto es mucho más importante una segunda dificultad, que es asimismo una
dificultad de principio y que no puede hacerse derivar de la variabilidad
estructural comparativamente alta de las sociedades frente a los organismos”...
“Al no percatarse del fracaso de su tentativa de generalizar las categorías
cibernéticas hasta el punto de que puedan servir también de soporte a una
teoría sistémica de la sociedad, Luhmann incurre, a mi juicio, al definir la
reducción de complejidad mediada por el sentido, en un error categorial preñado
de consecuencias”. “Discusión con Niklas Luhmann (1971): ¿Teoría sistémica de
la sociedad o teoría crítica de la sociedad?” En La lógica de las ciencias
sociales. p. 315, 319.
[11] “... no manejamos el argumento de que,
puesto que existen reproducción autopoiética, “cerradura operativa”, evolución,
etcétera, en el nivel de las células vivas, dichas estructuras deben existir en
los sistemas sociales. Preferimos formular la siguiente pregunta: ¿la
existencia de este estado de cosas se pude demostrar en los sistemas sociales,
es decir, que se trata de estructuras generales que se pueden realizar tanto
dentro del orden vital como del social? Luhmann. Sistemas sociales. p.
14.
[12] “No hay input ni output de elementos en
el sistema o desde el sistema: esto es lo que se entiende con el concepto de
autopoiesis. El sistema es autónomo no únicamente en el plano estructural, sino
también en el plano operativo. Niklas Luhmann, Raffaele De Georgi. Op. cit. p.
40.
[13] “Inclusive el contexto operacional de
la conciencia y la comunicación no es sino un acoplamiento que varía a cada
momento, un acoplamiento que renueva una y otra vez, al término de cada evento
particular, la libertad de los sistemas para llevar a cabo movimientos propios.
Maturana... llama a esto acoplamiento estructural... El acoplamiento no conduce
a una utilización común de los elementos por parte de los distintos sistemas,
no conduce a un “sharing of elements by different organisations”, esto es, a un
hecho que Gotthard Günther llamaría intersección. Niklas Luhmann. La ciencia
de la sociedad. p. 28, nota 34.
[15] “Con clausura no se entiende
aislamiento termodinámico, sino solamente cerradura operacional, es decir, que
las operaciones propias del sistema se vuelven recursivamente posibles por los
resultados de las operaciones propias del sistema”. Niklas Luhmann, Raffaele de
Georgi. Op. cit., p. 50.
[16] “Con este concepto naturalmente no hay
referencia a lo que pudiera ser entendido como aislamiento causal, como falta
de contacto o como una especie de segregación del sistema”. Ibid., p. 40
[19] Respecto al método funcional, Cf. los
ensayos contenidos en: Niklas Luhmann. Ilustración sociológica.
[20] “Lo revolucionario de este
entendimiento... estriba en que los sistemas ya no serán entendidos como objetos, sino
fundamentalmente como operaciones. Hay pues en ello una intelección radical
operativa de los sistemas como condición para captar su unidad”. Javier Torres
Nafarrete. “Prefacio a la primera edición”. En Sistemas sociales. p. 19.
[24] Giancarlo Corsi, Elena Esposito y
Claudio Baraldi, GLU: Glosario sobre la teoría social de Niklas Luhmann.
p. 150.
[36] Las expectativas (Erwartungen) tienen
como función orientar de modo relativamente estable la comunicación y el
pensamiento de cara a la complejidad y la contingencia del mundo. En este
sentido, las expectativas se forman a partir de la selección de un repertorio
limitado de posibilidades a las cuales se puede orientar un sistema: las
expectativas se forman mediante la selección intermedia de un repertorio más
estrecho de posibilidades respecto de una mejor y más rápida orientación”. Ibid., p. 107.
[43] “Si se entiende la comunicación como
síntesis de tres selecciones, como unidad de información, acto de comunicar y
acto de entender, entonces la comunicación se realiza cuando y hasta donde se
genera la comprensión” Ibid., p. 148.
[45] En Luhmann, la teoría de la evolución
(Evolution) describe y explica el hecho de que un sistema, estructuralmente
determinado, pueda cambiar sus estructuras mediante sus propias operaciones.
[51] “Max Weber entiende la modernización de
la sociedad como el proceso por el que emergen la empresa capitalista y el
Estado moderno. Ambos se complementan en sus funciones estabilizándose
mutuamente... El medio organizativo, así de la economía capitalista y del
Estado moderno como de sus relaciones mutuas, lo constituye el derecho
formal...” Jürgen Habermas. Teoría de la acción comunicativa: I. p. 214,
216. Para una perspectiva de la modernización desde el ámbito de las
organizaciones Cf. Niklas Luhmann. Organización y decisión. p. 56.
[57] Un ejemplo de este tipo de grupos de
acción política es la organización Mothers Against Drunk Driving (MADD), la
cual “comenzó como un grupo de mujeres que había experimentado la pérdida de un
ser querido o su grave lesión por culpa de un conductor borracho”. Fernando
Flores, Charles Siponoza y Hubert L. Dreyfus. Abrir nuevos mundos. p.
166. MADD “fue capaz de convencer a
miembros de muchos grupos para que asumieran distintas prácticas de
responsabilidad plena, contando con una fuerza social dada vez mayor”. Ibid.,
p. 172. De esta forma, lo que MADD logró fue cambiar prácticas sociales
mediante la apropiación cruzada, un modo de hacer historia en la vida cotidiana
(los autores entienden el hacer historia como una forma de cambiar “el modo en
que nos entendemos a nosotros mismos y nuestro vínculo con las cosas”. Ibid.,
p. 25). La apropiación cruzada “ocurre cuando personas de un ámbito determinado
generan una práctica y la entregan a personas de otro mundo, que pueden
recibirla y utilizarla sin haberla generado por sí misma”. Ibid., p. 171.
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