lunes, 20 de julio de 2015

Cuento: Johnny Botarga

Por Javier Brown César

Un día llegó al orfanato una botarga, o por lo menos eso creyeron en su momento las monjas que vieron el pequeño cesto de mimbre. Pensaron que era una broma hasta que la botarga bostezó. Le pusieron Johnny, nadie sabe en honor o en recuerdo de quién y desde pequeño todos lo conocieron como Johnny Botarga.

Todos tenemos una misión en la vida, que tarde o temprano se revela a las inteligencias más lúcidas, y que en el caso de la mayor parte de la humanidad puede llegar a no ser descubierta jamás. Un hombre sabio me dijo un día: tu misión en la vida es aquello en lo que eres mejor que todos los demás, descubre esa habilidad o talento que te hace único y explótala al máximo, porque ahí está el sentido de tu existencia. Es una lástima que muchas personas, por vivir en la miseria y en la opresión no puedan desarrollar al máximo sus potencialidades; otras encuentran ese talento, pero por desidia, estupidez o mediocridad no lo desarrollan.

Johnny fue el tipo de persona capaz de desplegar al máximo su misión: era una botarga. A donde fuera hacía lo mejor que podía hacer, que era representarse a sí mismo. Él era su mejor personaje, su obra maestra. Hay que alabar la congruencia de su vida, siempre fue una persona confiable hasta las últimas consecuencias.

Un buen día, Johnny se quiso deshacer de sí mismo para encontrar su verdadera identidad. Ese día se dio cuenta, muy tarde, de que no podía dejar de ser botarga. Vagó por las calles sin que nadie le hiciera caso. Había perdido la gracia que tenía para todos quienes se quedaban pasmados en las plazas y jardines ante su impactante presencia y que luego comentaban entre sí la experiencia de haber visto a la más extraordinaria botarga de todas. Parecía tan real, que no era posible pensar que debajo hubiera un ser humano, se solía comentar.

Pero ahora Johnny vaga sin sentido ni identidad, es uno más de esa masa anónima e impersonal que se encuentra todos los días en las calles y que no tendrá ningún efecto ni consecuencia en nuestras vidas. Si alguien, en algún momento, encuentra a Johnny ya no lo sabrá reconocer. Esa es la tragedia de quien una vez fue gloria para muchos y ahora es nada para nadie.

Descanse en paz, Johnny Botarga.

Julio 20 de 2015

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