domingo, 13 de octubre de 2013

Cuento: El hombre más bello del mundo


EL HOMBRE MÁS BELLO DEL MUNDO

Por Javier Brown César

En algún momento de la vieja historia de Inglaterra, el nombre Hanfullson estuvo vinculado al de una de las familias nobles más prósperas y magnánimas de las regiones del norte, pero con el nacimiento del Hijo de Lord George Hafullson II, el nombre de la familia comenzó a ser sinónimo de tragedia y ruina. El día que George Hanfullson III nació, la partera que testificó el primer aliento del pequeño exclamó: ¡Helo aquí! ¡El hombre más bello que hay y que habrá en la Tierra! Ella fue en realidad la primera víctima del pequeño George: los pocos días que vivió no volvió a pronunciar palabra y murió en un asilo, totalmente desquiciada.
 
Esa fue la historia de una vida: toda mujer que conocía al hijo de Lord Hanfullson enloquecía por él, algunas no dejaban de pronunciar incesantemente su nombre, otras morían de hambre contemplándolo extasiadas, otras más, enamoradas, se suicidaban ante la imposibilidad de ver realizado su amor, ya que George era un ser ególatra, déspota y malicioso. Los hombres de la comarca, al ver la tragedia de sus mujeres se convirtieron en fieras y un día de primavera iniciaron una revuelta, asaltando el castillo de los Hanfullson. La revuelta fue de dimensiones colosales, pocos hombres sobrevivieron.
 
Los sobrevivientes y lo que quedó de la guardia de Lord Hanfullson firmaron un pacto que satisfizo a ambas partes: George Hanfullson III, que en ese entonces tenía ya 16 años, fue forzado a utilizar una grotesca máscara de oro que recordara los horrores que había producido su belleza y fue encerrado en la torre principal del castillo Hanfullson; a su vez, los aldeanos repararían los daños causados al castillo.
 
Al tiempo que la comarca se recuperaba, gracias a los matrimonios que se realizaron entre los pocos sobrevivientes de la revuelta y mujeres de comarcas aledañas, el nombre de George Hanfullson III quedaba en el olvido. Hasta que un buen día, el viejo y moribundo George Hanfullson II, siguiendo la tradición familiar, mandó pintar el retrato de su hijo para colocarlo en la galería familiar; ¡por fin todos sabrían cómo fue el hombre más bello del mundo! Para la labor se designaron tres personas: los siameses Oxgord y Hogstein, quienes deberían desarmar la dura coraza que cubría la cabeza del encadenado George y un pintor, que realizaría el último retrato de un Hanfullson.
 
Todo lo había preparado Lord Hanfullson, de manera detallada: habría suficiente alimento y agua para todos, y pintura y tela en cantidades ingentes. Pero las cosas salieron mal: mientras rompían la máscara de oro, los siameses comenzaron a reñir por el derecho de ver el rostro de George, hasta que, ya casi a punto de desmontar la masa de oro que cubría el rostro del hombre más bello del mundo, el desquiciado Oxgord tomó una cuña y mató a su hermano. Al darse cuenta de su acto, se hirió de muerte, con una certera puñalada en el cerebro. Entonces yo, que era el pintor, al ver como morían los siameses, tomé un mazo y derribé el último obstáculo que quedaba entre los ojos del pintor y el rostro más hermoso del mundo.
 
Es en realidad un espectáculo inigualable, creo que estoy enloqueciendo por culpa de su belleza, temo que no podré pintarlo, temo...
 
P. S. Nadie nunca supo como fue en realidad George Hanfullson III, el hombre más bello del mundo. En un ataque de locura, el pintor tomó el mazó y mató al indefenso George de un certero golpe, que a la vez desfiguró brutalmente sus facciones. Después, se arrojó de la torre, cuarenta metros al vacío y murió. Este texto fue encontrado en su mano derecha. Cuentan algunos que hasta hace no mucho tiempo, la lápida de Lord George todavía existía y que en ella podía leerse el siguiente epitafio:
 
lies here the man that never loved
but was loved by everyone
on earth, the must beautiful one
 
No amó a nadie, pero fue amado por todas las mujeres que le conocieron, aquí yace, el hombre más bello del mundo. (N. Del T. La versión del epitafio original dice literalmente: aquí yace el hombre que nunca amó, pero que fue amado por todos. Pero el contenido del texto del pintor, que ha llegado a nosotros, desmiente esta idea más bien legendaria. Los estudiosos creen que el epitafio decía en realidad: lies here the man that never loved/but that was loved by every women/on earth the must beautiful man).

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