EL
HOMBRE MÁS BELLO DEL MUNDO
En
algún momento de la vieja historia de Inglaterra, el nombre Hanfullson estuvo
vinculado al de una de las familias nobles más prósperas y magnánimas de las
regiones del norte, pero con el nacimiento del Hijo de Lord George Hafullson
II, el nombre de la familia comenzó a ser sinónimo de tragedia y ruina. El día
que George Hanfullson III nació, la partera que testificó el primer aliento del
pequeño exclamó: ¡Helo aquí! ¡El hombre más bello que hay y que habrá en la
Tierra! Ella fue en realidad la primera víctima del pequeño George: los pocos
días que vivió no volvió a pronunciar palabra y murió en un asilo, totalmente
desquiciada.
Esa
fue la historia de una vida: toda mujer que conocía al hijo de Lord Hanfullson
enloquecía por él, algunas no dejaban de pronunciar incesantemente su nombre,
otras morían de hambre contemplándolo extasiadas, otras más, enamoradas, se
suicidaban ante la imposibilidad de ver realizado su amor, ya que George era un
ser ególatra, déspota y malicioso. Los hombres de la comarca, al ver la
tragedia de sus mujeres se convirtieron en fieras y un día de primavera
iniciaron una revuelta, asaltando el castillo de los Hanfullson. La revuelta
fue de dimensiones colosales, pocos hombres sobrevivieron.
Los
sobrevivientes y lo que quedó de la guardia de Lord Hanfullson firmaron un
pacto que satisfizo a ambas partes: George Hanfullson III, que en ese entonces
tenía ya 16 años, fue forzado a utilizar una grotesca máscara de oro que
recordara los horrores que había producido su belleza y fue encerrado en la
torre principal del castillo Hanfullson; a su vez, los aldeanos repararían los
daños causados al castillo.
Al tiempo que la comarca se recuperaba,
gracias a los matrimonios que se realizaron entre los pocos sobrevivientes de
la revuelta y mujeres de comarcas aledañas, el nombre de George Hanfullson III
quedaba en el olvido. Hasta que un buen día, el viejo y moribundo George
Hanfullson II, siguiendo la tradición familiar, mandó pintar el retrato de su
hijo para colocarlo en la galería familiar; ¡por fin todos sabrían cómo fue el
hombre más bello del mundo! Para la labor se designaron tres personas: los
siameses Oxgord y Hogstein, quienes deberían desarmar la dura coraza que cubría
la cabeza del encadenado George y un pintor, que realizaría el último retrato
de un Hanfullson.
Todo
lo había preparado Lord Hanfullson, de manera detallada: habría suficiente
alimento y agua para todos, y pintura y tela en cantidades ingentes. Pero las
cosas salieron mal: mientras rompían la máscara de oro, los siameses comenzaron
a reñir por el derecho de ver el rostro de George, hasta que, ya casi a punto
de desmontar la masa de oro que cubría el rostro del hombre más bello del
mundo, el desquiciado Oxgord tomó una cuña y mató a su hermano. Al darse cuenta
de su acto, se hirió de muerte, con una certera puñalada en el cerebro.
Entonces yo, que era el pintor, al ver como morían los siameses, tomé un mazo y
derribé el último obstáculo que quedaba entre los ojos del pintor y el rostro
más hermoso del mundo.
Es
en realidad un espectáculo inigualable, creo que estoy enloqueciendo por culpa
de su belleza, temo que no podré pintarlo, temo...
P.
S. Nadie nunca supo como fue en realidad George Hanfullson III, el hombre más
bello del mundo. En un ataque de locura, el pintor tomó el mazó y mató al
indefenso George de un certero golpe, que a la vez desfiguró brutalmente sus
facciones. Después, se arrojó de la torre, cuarenta metros al vacío y murió.
Este texto fue encontrado en su mano derecha. Cuentan algunos que hasta hace no
mucho tiempo, la lápida de Lord George todavía existía y que en ella podía
leerse el siguiente epitafio:
lies
here the man that never loved
but
was loved by everyone
on
earth, the must beautiful one
No
amó a nadie, pero fue amado por todas las mujeres que le conocieron, aquí yace,
el hombre más bello del mundo. (N. Del T. La versión del epitafio original dice
literalmente: aquí yace el hombre que nunca amó, pero que fue amado por todos.
Pero el contenido del texto del pintor, que ha llegado a nosotros, desmiente esta
idea más bien legendaria. Los estudiosos creen que el
epitafio decía en realidad: lies here the man that never loved/but that was
loved by every women/on earth the must beautiful man).
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