- El primer experimento que hice fue
un fracaso. Traté de construir un ser que utilizara sus extremidades para algo
diferente a la defensa y el ataque, le di la capacidad de transformar su
entorno gracias a nuevas habilidades motrices, y mira lo que ha hecho: se
dedicó a devastar su medio natural de vida, se volvió el peor ser de su mundo,
asesinó y torturó; le di la razón y la utilizó para inventar fantasmagorías
inútiles, creó seres irreales y perversos, entidades absurdas a su imagen y semejanza.
Ha diseñado ideas desquiciadas para acabar con poblaciones enteras, todo en
aras de sus locas especulaciones y elucubraciones. Y ahora no sé que hacer con
él. ¿Lo matamos?
- Este ser ha ido de mal en peor. Al
principio asesinó a su vecino para quedarse con sus tierras, sus animales y su
mujer, después ambicionó más y al día de hoy extermina a pueblos enteros, sin
piedad y sin miramientos, y lo que es peor, sin que le remuerda la conciencia.
Antes era un pequeño delincuente común, ahora es parte de una gran organización
criminal que mata y extermina al por mayor. Hace mucho tiempo desarrolló armas
para defenderse de las fieras y de quien pudiera quitarle lo suyo, luego
utilizó las armas para cazar fieras por deporte y para quitarle lo suyo al
vecino, y después extinguió especies, colonizó vastos territorios y violó y
ultrajó a quien se le confrontara. Desde hace milenios el mal triunfó. Eso pasó
cuando asesinaron a un emisario divino. Desde ese entonces estos seres han ido
de mal en peor.
- Te reitero lo dicho: déjalo
sufrir. Al final de cuentas las armas que diseñó acabarán por exterminarlo,
entonces la faz del mundo creado quedará libre de ese ser asqueroso y
repugnante.
Septiembre 9 de 2015
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