lunes, 10 de julio de 2017

Cuento: El enciclopedista

Por Javier Brown César


Tengo un amigo que leyó todos los tomos de la Encyclopaedia Britannica, los treinta de la última edición, página por página. Su tarea de lectura comenzó como la práctica de una religión: cada noche, antes de acostarse, leía al menos 100 páginas que lo mantenían despierto hasta la madrugada. Así vivió varias décadas de su vida, si consideramos que la gran obra, en la quinceava edición, que era la que él tenía, abarcaba cerca de 30,000 páginas. Cuando terminó de leer y casi sin darse cuenta, habían muerto sus abuelos y sus padres, sus tíos y sus más cercanos familiares; soltero y célibe tenía un conocimiento acumulado descomunal, pero intransmisible. Para cuando hablé con él la última vez, sólo recordaba con claridad algunas citas dispersas de páginas aleatorias del último tomo de la Macropaedia, así como algunas anécdotas y nombres de diversos artículos y entradas que habían capturado su morbo y su atención, pero que a estas alturas ya no tenían sentido para él; había miles de artículos que tenía años de haberlos leído. Y aunque en sus sueños quiso conservar el recuerdo íntegro de este compendio del saber humano, no fue capaz de lograrlo: éste terminó almacenándose en un lugar recóndito de su mente, inaccesible para él.

 

Junio 25 de 2007

No hay comentarios.:

Publicar un comentario